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Mar Villanueva Expresidenta del colectivo vecinal en defensa del hospital del Noroccidente

“Todos Somos Jarrio es un movimiento de los ciudadanos y debería seguir sin mí”

“He sacrificado un año entero de mi vida para ayudar a los demás y no he ganado nada con esto; al contrario, he perdido mucho”

Mar Villanueva, delante del hospital, en una imagen de archivo. | T. C.

Dice la valdesana Mar Villanueva que tomar la decisión de abandonar Todos Somos Jarrio, el movimiento vecinal que creó en enero de 2021 para defender el hospital cabecera del Noroccidente, fue muy dolorosa. Sin embargo, decidió poner punto y final a esta aventura y anteponer su propia salud (es paciente oncológica) y el bienestar de su familia. Hizo pública su decisión el pasado 11 de enero, emitiendo un escueto comunicado. Ahora, tras unos días de desconexión, se siente con fuerza para explicar a LA NUEVA ESPAÑA las razones de su marcha tras un año de lucha para exigir a los responsables políticos la cobertura de todos los servicios que presta el hospital coañés.

–¿Por qué dimitió?

–Por varios motivos. Fue un cúmulo de todo. El año pasado tuve tres operaciones, sufrí un rechazo de prótesis mamaria y creo que antepuse a mí misma el movimiento Todos Somos Jarrio. Ahora, vuelvo a estar pendiente de operarme y creo que ha llegado el momento de centrarme en mí y en mi familia. Con la asociación es evidente que se podían haber hecho muchas más cosas, pero llegamos a una situación complicada con muchas injerencias políticas. Yo tenía una idea muy clara, que era ayudar a proteger el hospital y, a la vez, hacer que lo pusieran como tenía que estar. Considero que las personas que vinieron a ayudarme no venían con la misma motivación que yo, muchas tenían intereses políticos detrás. Se sumó todo. La decisión más correcta ha sido dejarlo y alegrarme por lo que conseguimos por Jarrio, que era el principal objetivo.

–En sus redes sociales ha contado que fueron meses de mucho estrés.

–En pleno tratamiento del cáncer y cuando iba a empezar con las cirugías de mama tuve que quitarme un bulto de dentro de la boca, que era un tumor benigno. Y casualidades de la vida, o no, porque el estrés no nos beneficia a los pacientes de cáncer, me ha salido otro pequeño bulto dentro de la boca. Bueno, pues ha sido dejar la asociación y lo que parecía que volvería a convertirse en otro tumor ha desaparecido. Estaba en una situación de carga máxima de estrés, al límite, y creo que he tomado la mejor decisión.

–¿Lo deja triste?

–Lloré mucho, porque la asociación también fue un logro para mí a nivel personal y me dolió dejarlo. Empecé con un movimiento que tuvo mucha respuesta y di el paso a crear una asociación porque creía que era el camino para ayudar al hospital. Me dolió dejarlo, pero ha sido parar, centrarme y he cambiado del todo.

–Dimitió a los pocos días de que tres de las colaboradoras activas del movimiento hicieran público un escrito duro, acusándola de falta de democracia interna y criticando un opaco sistema de captación de fondos.

–La decisión de dimitir venía mascándola desde la última manifestación que hicimos en Oviedo, porque creo que dí mucho. Desde fuera todo parecía muy fácil, pero esta asociación desde el día que nació solamente ha recibido ataques de uno y otro lado. El escrito de las compañeras que estuvieron en la asociación también fue parte del motivo por el que lo dejé. Si te expones públicamente para ayudar a los demás y solo recibes palos pues… Que me hayan puesto en entredicho, insinuando que pudiera estar beneficiándome de una asociación que no llega ni a 1.500 euros en la cuenta, pues te afecta y te hace inclinarte por dejarlo. Me están acusando de algo grave, pero si tienen pruebas que lo lleven al Juzgado y no a los medios de comunicación. Esto lo hice por los demás, no he recibido nada a cambio. Con una enfermedad detrás, sin parar de entrar y salir de hospitales, he sacrificado un año entero de mi vida para ayudar a los demás. Yo no he ganado nada con esto, al contrario, he perdido mucho.

–¿Qué diría que logró la asociación en este año?

–Lo primero una manifestación histórica en el Occidente, la del 28 de febrero. Fue algo que no se había visto nunca, con una unión de diecisiete concejos que cambió muchas mentalidades. Luego, hicimos una gala benéfica en septiembre, que aportó cosas buenas, más la manifestación que realizamos en noviembre en Oviedo y que fue otro logro. Además, hay que estar muy orgullosos de lo que hemos conseguido, porque el hospital ha pasado de tener una deficiencia muy importante en materia de sanitarios a estar funcionando bien y también ha recibido una gran inversión en este tiempo.

–¿Le gustaría que el colectivo siguiera adelante aunque ya no lo dirija?

–Si es por el bien del Occidente, sí, porque el movimiento es de los ciudadanos, no de ningún partido. Se creó por nuestro hospital. Si alguien puede hacerlo mejor que yo, que siga con ello, porque Todos Somos Jarrio debería seguir.

–Está pendiente de realizar la asamblea de socios que decidirá el futuro de la entidad.

–En esa asamblea general se van a presentar las cuentas ante los treinta socios de la asociación y se formalizará el abandono de los tres integrantes de la directiva actual conformada en mayo. La asociación quedará a cargo de los socios y a ver lo que deciden. También debería hacernos recapacitar el hecho de que solo haya treinta socios. Se creó un movimiento muy potente que esperábamos que tuviera muchísimos socios y la gente se animó a la concentración, pero, a la hora de hacerse socios, quedó todo en palabras. Es muy fácil dejar a otra persona que haga todo y criticarla, pero a la hora de la verdad no nos ponemos a aportar.

–¿Qué se lleva de este periodo?

–Todo lo que hicimos, todas las personas que conocí gracias a la asociación y a las que quiero dar las gracias por su apoyo, por haber estado ahí. Lo que me hace sentir más orgullosa es que cada vez que salgo a la calle recibo cariño. Eso no hay dinero que lo pague. Voy a seguir ayudando a la gente a través de mi blog (Princesas guerreras con cáncer de mama), mostrando la vida de una mujer que tiene familia y trabajo y que, de pronto, se cruza en su camino una enfermedad que quiere superar. Allí doy consuelo a otras enfermas. También voy a seguir luchando, aunque a otro nivel, por la sanidad pública, porque soy una firme defensora de nuestro sistema de la Seguridad Social.

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