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El lince boreal cangués sale adelante

El ejemplar, a punto de cumplir los diez meses, es el único cachorro que sobrevivió de una camada de tres nacida en Vega de Pope

“Trasgu”, con su cuidador, Luis Freijanes. | D. Á.

El lince cangués “Trasgu” está a punto de cumplir 10 meses y evoluciona favorablemente en su desarrollo. Nació el 3 de mayo del año pasado fruto de la relación entre “Zar” y “Sasha”, los dos linces europeos que el amante de los animales Luis Freijanes trajo de Alemania en los últimos años y que cuida en sus instalaciones de la localidad de Vega de Pope, en Cangas del Narcea. Los tres animales se mantienen juntos en el recinto preparado para ellos por Freijanes y conviven como la familia que son, lo que ha permitido a su cuidador ir observando sus diferentes comportamientos.

“Al mantener a la familia unida vemos que el cachorro está más consentido y que eso hace que sea más agresivo que sus padres”, explica Freijanes, que va apuntando en un cuaderno todos los cambios físicos y de comportamiento que observa en sus felinos y más aún desde la llegada del cachorro a la familia.

El animal convive en armonía con sus padres, “Zar” y “Sasha”, explica Luis Freijanes

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Entre algunos de los datos recogidos tiene apuntado el momento del nacimiento de los colmillos, a los 12 días de vida. Son muy importantes para los ejemplares de esta especie porque ya empiezan a comer a los dos meses de vida aunque sigan mamando hasta los cuatro.

También se ha fijado en que desarrollan rápidamente las orejas y a los 7 días aparece lo que se conoce como pinceles, la punta negra de la oreja tan característica de la especie. “El motivo es que el sentido del oído es muy necesario para ellos desde pequeños”, explica su cuidador.

A pesar de que el cachorro ya es casi tan grande como su madre y pesa en torno a los catorce kilos, Freijanes observa que aún depende mucho de ella. “Todavía veo que hay muchas caricias entre ellos, incluso con el padre”, señala.

El único momento que puede generarse algo conflicto es el de la hora de comer, aunque observa que se respetan entre ellos y que el primero que se hace con la presa es el que se la queda.

La forma de relacionarse de Luis Freijanes con sus animales es a través del juego, pues es la única manera que tiene de entrar en su recinto y acercarse a ellos, aunque recalca para que quede claro que ni los acaricia ni son animales domesticados. “Jugar los espabila mental y físicamente, porque les hago correr para cazar un bicho, ahí veo que todos sus sentidos funcionan”, explica.

"Trasgu".

Junto a “Trasgu” habían nacido otros dos cachorros que no lograron sobrevivir. Freijanes tuvo que apartarlos de su madre a las pocas horas de nacer, puesto que el macho intentó atacarlos, y aunque probó a reintroducirlos una vez solucionada la crisis, “Sasha” los rechazó y tuvo que hacerse cargo de ellos sin que el resultado fuese exitoso por desgracia y algo que lamenta mucho su cuidador cuando recuerda lo sucedido.

“Me dio mucha pena perder a los hermanos, los cogí a las dos o tres horas de nacer y no habían tomado el calostro, por lo que no tenían inmunidad y era difícil que sobrevivieran”, reconoce todavía apenado mientras rememora aquellos primeros día de vida de los cachorros tras el alumbramiento.

El cuidador tiene el proyecto de crear un centro de investigación y recuperación de la fauna

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Ahora mismo “Sasha” vuelve a estar en época de celo, pero Freijanes la mantiene separada del macho para que no se quede de nuevo embarazada. La razón, explica, es que no dispone de medios para poder criar a más cachorros ni espacio suficiente para ello en las instalaciones con las que cuenta actualmente.

No obstante, explica que sigue teniendo en mente un proyecto que no está dispuesto a dejar atrás y por el que sigue apostando. Así cuenta que no ha renunciado a su objetivo de crear un centro de investigación sobre el lince y de recuperación de fauna, donde poder seguir criando nuevos cachorros de esta misma especie con la que está familiarizado.

Se trata de una idea, un proyecto por el que, explica, lleva luchando muchos años, más de una década, calcula. No obstante, señala que en la actualidad sí que ha desistido de la posibilidad de desarrollar esta iniciativa en Cangas del Narcea. Comenta que está presentando su propuesta en otros ayuntamientos cercanos para tratar de encontrar apoyo a lo que tiene en mente, ya que por el momento no lo ha encontrado en el municipio donde tiene sus instalaciones de Vega de Pope.

Busca respaldo en otras zonas “para que me ayuden a crear ese centro, porque en Cangas del Narcea veo que está estancado y no lo conseguiré”, afirma.

Muestra su malestar con esta situación, pues entiende que contar con este tipo de ejemplares no es algo habitual. Considera que su propuesta y contar con tres linces boreales “es un gran reclamo”.

Incide en que contando con estos ejemplares e impulsando un centro de investigación sobre el lince y de recuperación de fauna, en la comarca podría instalarse el que sería el primer equipamiento de investigación de la especie en España, que “atraería visitantes a la zona y serviría para dar a conocer a un animal que hace 130 años vivía en nuestros montes”.

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