El festival Inclusiones, que desde hace más de una década organiza la Fundación Edes, supone un chute de moral y autoestima para las personas con diversidad funcional que lo protagonizan y que se convierten por un día en actores y actrices protagonistas. “Para ellos es una inyección muy grande de ánimo, autoestima y motivación”, admite Patricia Rúa, docente del colegio Edes e integrante de la comisión que lleva meses dando forma a este espectáculo, donde el arte se usa como herramienta para la inclusión y la convivencia.

Los guías del itinerario por la finca El Cabillón, seguidos por los participantes. | T. Cascudo

“Inclusiones” nació para conmemorar el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, que se celebra cada 3 de diciembre, pero ha ido evolucionando y adaptándose a los tiempos. La pandemia obligó a apostar por un formato virtual, materializado por Eloy Couceiro y Mónica Cofiño en la película documental “Tiempo de verbena”. Ahora, recupera la presencialidad con un formato muy diferente celebrado en la finca ecológica El Cabillón, uno de los espacios más especiales de Fundación Edes. El enclave le venía como anillo al dedo al hilo conductor de esta edición de Inclusiones: los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.

Herminio, de espaldas, ante la escultura que realizó con residuos y restos orgánicos. | T. Cascudo

“Bienvenidos a un espacio de encuentro donde la diversidad nos hace iguales”, señaló el alumno Óscar Fernández para dar la bienvenida a las decenas de personas que asistieron a la cita. El público pudo asistir a un itinerario ambiental teatralizado con el que la organización quiso mostrar su respaldo a una forma de vida más sostenible, pero que también sirvió, añade Rúa, para “mostrar los esfuerzos y las capacidades del colectivo con diversidad funcional con el que trabajamos”.

“Inclusiones” movilizó ayer a más de setenta personas ya que, a los alumnos de Edes y los trabajadores de Finca El Cabillón, se sumaron usuarios del Centro de Apoyo a la Integración (CAI) de Canero (Valdés), integrantes de la Escuela de Música de Vegadeo, del grupo escolar “Voces Compartidas”, del instituto naviego Galileo Galilei y también de la asociación Fraternidad. Una de las colaboraciones más especiales fue la del escultor franquino Herminio, que realizó una escultura con restos orgánicos y materiales hallados en la costa. “Colaboro con toda la felicidad del mundo. Estoy emocionadísimo”, señaló el artista, quien disfrutó como uno más de las diferentes intervenciones artísticas.