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Limés, una explosión de vida

La cercanía con Cangas del Narcea y un clima agradable son las claves de la parroquia rural más poblada del concejo: “El sitio es inmejorable”

En la fila de atrás, de izquierda a derecha, Carlos López, Diego Rodríguez, Aida Fernández, Desirée Martínez, Ángela Martínez, Ángel Menéndez, Mauro Cespón, Martín Álvarez y Mateo Fondón. En la primer fila, María Rodríguez, Mario Amago, Laura Álvarez, Adriana Fernández, María Amago, Emma Cespón, Lucas García y Pablo Martínez. | S. Arias

La cercanía con la villa de Cangas del Narcea y una orientación al sur privilegiada, que le confiere un clima agradable, son las claves por las que Limés es la parroquia rural más poblada del concejo: cuenta con 433 habitantes, según el padrón municipal al cierre del pasado abril. En el diagnóstico coinciden sus vecinos, los de toda la vida y los que han llegado en los últimos años tras comprarse una finca y edificar una vivienda unifamiliar. La parroquia incluye los núcleos de Limés, Moral, Pixán, Ponticiella, Villarino, Castro, Las Barzaniellas y Fonceca. Cuenta con un amplio tejido empresarial diversificado y un aula del colegio rural agrupado “Río Cibea”, con 18 alumnos. Son estas dos de las mejores recetas contra la despoblación, que no da respiro al concejo desde el año 2000. Cangas del Narcea tenía al inicio de este siglo 17.161 vecinos; hoy son 11.816.

“Estar en Limés es mejor que estar en Cangas, metido en lo urbano, porque aquí tienes todos los servicios y el sitio es inmejorable, abierto y aún con mucho espacio para edificar”, señala la vecina Josefa Álvarez Menéndez. A su lado, América Álvarez Menéndez lo confirma con conocimiento de causa tras vivir muchos años en Suiza: “Los que nos fuimos, volvimos todos”. Pero, ¿cuál es el secreto de Limés?

El principal atractivo que destacan todos los habitantes de la parroquia canguesa es su buen emplazamiento, protegido del norte en un valle abierto al paso del río Luiña, con laderas aterrazadas por los viñedos. “Es muy soleado porque está muy bien orientado y luego ves esta amplitud, todo abierto”, destaca Toño Fernández Menéndez, presidente de la asociación de vecinos “Parroquia de Limés”.

Cándido Fuertes y su hija, Josefina, en el comercio mixto familiar.

Ese paisaje de foto para el turista está a solo dos kilómetros de distancia del centro urbano de Cangas. “No estás lejos para cualquier cosa que necesites y, aunque dependes del coche, vivir aquí es distinto. La tranquilidad, el descanso y el silencio, rodeado de naturaleza, hace que tengas calidad de vida y, también, es inmejorable para los niños a la hora de criarse”, comenta Teresa Pérez Flórez, vecina de la parroquia desde que se casó y donde regenta el obrador especializado en productos sin gluten “Isacel”.

Lleva cinco minutos en coche plantarse en Cangas del Narcea “y caminando puedes bajar y subir perfectamente por el Paseo del Vino”, defiende José Manuel García Pérez, uno de los nuevos habitantes de la parroquia y que reside en una vivienda rehabilitada. “Limés es muy guapo y hay mucha juventud, con muchos niños; es muy grande y está pegado a Cangas”, explica. Y también pone un pero: precisamente al ser tan atractivo el coste de las viviendas y parcelas es elevado.

Hay muchas casas a la venta para reformar y terrenos disponibles “para que venga gente nueva”. “Se hicieron muchas casas pero aún hay para más”, indica Edita Fernández Colado, muy contenta con la llegada de nuevos vecinos a la parroquia “porque suelen ser familias jóvenes con niños”. Y eso es lo que quieren en la parroquia: seguir acogiendo a nuevas personas “porque es lo que da vida a los pueblos”, agrega el presidente de la asociación vecinal.

Vecinos de Limés, en la plaza de la iglesia: Gloria Rodríguez Rubio, Edita Fernández Colado, América Álvarez Menéndez, Josefa Álvarez Menéndez, Manuel Martínez Menéndez, Benigno García Martínez, Placer Antón Rodríguez, Teresa Rodríguez Rodríguez, José Antonio Rodríguez, Fernando Rodríguez Fernández, Choni Álvarez Fuertes y Toño Fernández Menéndez.

Otro de los aspectos llamativos de la parroquia de Limés es el número de empresas que alberga. Cuenta con diez establecimientos turísticos, dos hoteles-restaurante, dos bares, un estanco, panadería, carpintería, taller mecánico, empresas de transporte, excavaciones y construcción, una frutería de reparto y tres bodegas de Vino de Cangas. “Somos gente muy emprendedora. Es más, muchos de los negocios que hay en Cangas son de gente del pueblo”, dice orgulloso Toño Fernández, propietario de una librería en la villa.

Hay negocios de toda la vida y otros más que son nuevos. Entre los de siempre, por ejemplo, está el bar-tienda “Casa Cándido”, abierto desde 1959 y que ahora regenta la hija del fundador, Josefina Fuertes Menéndez. “Aquí había días que no se cerraba a ninguna hora de ningún día, cuando la minería. Ahora se abandona todo y no queda nadie en los pueblos y estos comercios mixtos son el lugar de encuentro, donde ir a charlar, y mantienen los pueblos vivos”, asegura el primer propietario del bar-tienda, Cándido Fuertes Álvarez. No es el único establecimiento hostelero de la parroquia, con dos restaurantes que incluyen sala de ceremonias. “Decidimos abrir en 1998 porque somos de aquí”, afirma José Álvarez Rodríguez, gerente del hotel-restaurante “La Casilla”.

Javier Fernández Rodríguez, en su obrador de Ponticiella.

Esa es la misma razón que llevó a Teresa Pérez y su marido, Javier Fernández Rodríguez, a abrir el obrador “Isacel”, con dos despachos: en Cangas y en Ponticiella. “El obrador está en el bajo de casa, aunque luego abrimos en la capital Cangas, lo mantuvimos aquí por comodidad. Es un trabajo a horas distintas de las normales y estás al lado de casa. Además, instalar un obrador en el centro urbano es más complicado”, detalla Pérez. Tan bien se vive en Limés que hasta el director del colegio, Mariano Díaz Sánchez, ya planea su traslado a la parroquia desde Cangas del Narcea, donde reside: “Es una parroquia viva, da gusto estar aquí”.

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