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Los agricultores de Tapia denuncian el "brutal daño" del jabalí en las cosechas de maíz

"Medio Rural tiene que actuar ya, porque muchas ganaderías están en riesgo", claman los afectados, que piden cambios en la ley de Caza

Un grupo de ganaderos, ayer, mostrando los daños en una finca de Santa Gadea. | T. Cascudo

Los ganaderos y agricultores de la rasa costera de Tapia y Castropol se dicen "desesperados" por los "brutales daños" que la población de jabalí están causando en las plantaciones de maíz a falta de un mes para el inicio de la cosecha. "Nunca habíamos visto tantos daños como este año", subrayan los afectados, que reclaman al Principado cambios normativos que permitan controlar la especie. Precisamente a principios de mes, el Gobierno regional anunció la puesta en marcha de un plan para mejorar el control del jabalí, que ha experimentado un fuerte crecimiento en los últimos años en Asturias.

Una treintena de agricultores y ganaderos se dieron cita ayer en Santa Gadea (Tapia) para mostrar los estragos causados por el animal en una de las fincas costeras y exigir soluciones. Aseguran que de la carretera N-634 hacia el mar, los daños son muy cuantiosos, existiendo fincas con hasta el setenta por ciento de producción perdida ya a estas alturas de la temporada. Y no solo dan cuenta de daños en el maíz, sino también en herbáceas y en los silos. Con los afectados estuvieron dirigentes municipales de Tapia y Castropol.

El teniente alcalde de Tapia, Guzmán Fernández, cree que la clave es cambiar la ley "para poder cazar donde los animales están causando problemas". Y es que las fincas de maíz se ubican muy cerca de las zonas pobladas, urbanizadas y plagadas de caminos, donde "el permiso para cazar choca con la ley". En este sentido, explica que el coto de caza de Tapia ha reducido este año la extensión, pues los cazadores se cansan año tras año de asumir daños en zonas donde no pueden cazar.

"Antes el coto llegaba al mar, pero no podían cazar, así que ahora de la N-634 hacia el mar no se va a cazar y ahí es donde se siembra el 90% del maíz", apunta el edil tapiego, alertando de las posibles repercusiones de esta situación. Por su parte, el alcalde de Castropol, Francisco Javier Vinjoy, también reclama medidas para evitar los daños o, al menos, para que sean compensados de manera justa.

"Los responsables de la Consejería de Medio Rural tienen que tomar cartas en el asunto porque es evidente que estamos poniendo en riesgo el futuro a corto plazo de muchísimas ganaderías de leche", señala José Manuel Pérez, responsable de la firma agraria castropolense Agropres.

Forraje indispensable

Explica Pérez que para la ganadería de leche, el maíz es un forraje "indispensable". Y más si se tiene en cuenta el encarecimiento de las materias primas a nivel mundial. Pérez tiene claro que el año que viene el problema será aún más grave, porque muchos ganaderos desistirán de sembrar por las enormes pérdidas, sobre todo teniendo en cuenta que las indemnizaciones "son una limosna".

Pérez, que lleva dos décadas en el sector, nunca ha visto una situación tan grave como la actual. "Nunca he visto tantos daños, es brutal. Hay una enorme cantidad de fauna, tenemos vídeos donde se pueden ver hasta veinte animales en una finca, se cuentan por docenas", añade este profesional, quien subraya que el 90% de las fincas de la firma agraria que regenta tienen algún tipo de daño. "Cuando uno o varios animales entran en una finca arrasan grandes superficies de terreno que quedan totalmente inservibles", añade.

José Luis García regenta la ganadería tapiega "Porta", con 125 reses en ordeño, y también constata el aumento de los daños en la zona costera. "Lo que no puede ser es que los animales salvajes campen a sus anchas y que se pierdan las cosechas. Las pérdidas económicas son importantes porque el maíz es un insumo que hoy en día tiene bastante importancia en las ganaderías", explica este ganadero, que considera que la situación solo se puede frenar bajando la población de jabalí.

"Si no se cazan, cada año hay más y no sé a dónde vamos a llegar", lamenta el profesional, quien detalla que tiene "tocadas" por la entrada de animales la mayoría de sus fincas.

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