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La campaña en el castro de Alava da "una visión más amplia" del trabajo metalúrgico prerromano

La excavación llevada a cabo en el yacimiento de Salas persigue avanzar en la investigación del origen de los metales hallados en la zona

El arqueólogo José Antonio Fanjul, en una de las zonas donde el muro perimetral del yacimiento está a la vista. | S. A.

"Como una prueba de ADN para los metales". Es un ejemplo con el que se quiere explicar lo que hará la investigación arqueológica del castro de Alava, en Salas, tras cerrarse la excavación para saber de dónde procede el oro, la plata y el bronce de la actividad metalúrgica constatada, ya el año pasado, en el poblado castreño de la Edad de Hierro, antes de la llegada de Roma. El trabajo se ha centrado en una zona de conocida actividad extractiva, un área de las cercanas minas de Carlés y Boinás, en Belmonte de Miranda, por lo que los restos serán comparados con material de los actuales yacimientos en explotación para determinar si están relacionados y es ese su origen.

"Estamos en una zona mineralizada y, aunque no nos consta una explotación prerromana de manera intensiva, como sí hizo Roma, es posible que esa materia prima proceda de la zona, lo que nos da una dimensión del trabajo metalúrgico prerromano mucho más amplia de lo que sabíamos hasta ahora", explica Rubén Montes, cocoordinador de la excavación junto a Miguel Busto.

Los materiales localizados serán sometidos a un análisis que emplea isótopos del plomo con el que podrán concretar si los metales hallados tienen origen en la zona. De hecho, tal y como detalla Montes, tienen constancia, a través de los seguimientos arqueológicos en la mina de Boinás, de vestigios prerromanos. Un indicio que apuntala la tesis de los investigadores.

Los arqueólogos han datado el castro entre el siglo IV y I antes de Cristo, así como han confirmado con los trabajos de este año que el lugar no fue romanizado. "No parece que haya llegado a los tiempos de la conquista romana, lo que nos da una ventaja a la hora de conocer esa tecnología prerromana sin distorsiones porque el sitio no está ‘contaminado’", detalla.

A lo largo de la excavación de este verano también han confirmado que el muro descubierto en 2021 cierra perimetralmente el espacio, ubicado en un promontorio que domina la confluencia de los ríos Pigüeña y Narcea, así como de la vega fluvial. Según explica Montes, los pobladores realizaron el aterrazamiento del castro donde ubicaron el espacio habitacional cuyos restos, de momento, no han encontrado. Pero allí vivían, ya que sí han aparecido restos de actividad doméstica. Por ello, ese será uno de los objetivos de próximas campañas.

La investigación arqueológica se enmarca dentro del proyecto "Beriso" para el estudio y el fomento del patrimonio arqueominero de Salas y Belmonte de Miranda impulsado por la Fundación Valdés-Salas y cuya dirección científica está liderada por el catedrático emérito de Prehistoria de la Universidad de Oviedo, Miguel Ángel de Blas, y el especialista en arqueología castreña del Real Instituto de Estudios Asturianos (Ridea), Ángel Villa.

Acceder al material

Además, cuenta con el patrocinio de la Fundación Banco Sabadell y la empresa Orovalle Minerals, "por lo que pensamos que será posible acceder al material", apunta Montes.

Los trabajos también cuentan con la colaboración del Ayuntamiento de Salas, las Universidad de Oviedo, la de Granada y la de León, además del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

La campaña de excavaciones realizada este año en el castro salense de Alava, confirma las tesis de los hallazgos ya hechos hasta el momento por el equipo arqueológico responsable, corroborando que en la cuenca fluvial del Narcea, inciden, había una metarlugia avanzada antes de la llegada de Roma a Asturias.

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