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Por la izquierda, Matilde Gayol, Julio Martínez, Mery García y Karina Chicas, en una de las estancias del ropero de Piñera. | T. Cascudo

Una década de ropero solidario en Castropol

"No hace falta ser pobre para venir, se trata de dar una segunda oportunidad a las cosas", subraya el equipo de voluntarios

El Ayuntamiento de Castropol impulsó en la primavera de 2013 la apertura de un ropero solidario en las antiguas escuelas de Piñera. La idea surgió para dar salida a los muchos artículos reunidos en una campaña de recogida de productos para las personas desfavorecidas con motivo de la Navidad, pero se consolidó como un recurso más del municipio. El ropero sopla este año las velas de su décimo cumpleaños con buena salud y la invitación a que más gente colabore.

Mery García muestra una de las prendas.

Matilde Gayol y Mery García son las voluntarias que se ocupan de la gestión del servicio, que abre martes y jueves de seis a ocho de la tarde. El concejal de Bienestar social de Castropol, Julio Martínez, también ejerce de voluntario y tienen apoyos esporádicos como el de la hondureña Karina Chicas. Cuando llegó al concejo, hace unos cuatro meses, encontró de gran ayuda un recurso donde se pueden encontrar todo tipo de prendas, desde ropa a mantas, menaje del hogar, calzado o bolsos. Aceptan todo tipo de objetos en buen estado y también más ayuda para colocar y seleccionar las muchas donaciones que reciben.

Explican que, en estos momentos, lo que más escasea son prendas para niños de entre cinco y diez años, por lo que agradecen cualquier donativo. Por contra, hay artículos, como prendas de vestir para adultos, que ocupan mucho espacio y no tienen salida. Para acudir al ropero no es necesaria la inscripción previa, solo hay que acudir al centro en el horario de apertura. También se puede contactar por teléfono, pues acaban de estrenar una línea directa (985 635 472). Y, añaden las voluntarias, si no tienen el artículo buscado también anotan la información y se ponen en contacto con el interesado una vez se localiza. "Intentamos dar un buen servicio, la gente se sorprende cuando llega porque no es lo que imaginaba", comentan las voluntarias.

Matilde Gayol colocando las prendas de bebé.

"La gente debería animarse a venir de voluntaria porque se recibe más que lo que se da, ayudar es una satisfacción", señala Gayol. Tanto ella como Mery animan a perder el miedo a acudir a este tipo de recursos y a concienciarse de la importancia de reutilizar: "No hace falta que seas pobre para venir. Se trata de dar una segunda oportunidad a las cosas". El ropero de Castropol atiende a todo tipo de personas, en un radio de acción entre Valdés y Mondoñedo (Lugo). "Es un servicio muy importante", señala el edil, quien trabaja para buscar un local más céntrico para el ropero.

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