Manuel Bedia, el alcalde "moderno" que nadie esperaba

El regidor en Navia entre 1979 y 2007, recientemente fallecido, fue un gran defensor del municipalismo, impulsor de la modernización del concejo y batalló por un reparto más justo de los fondos europeos

Bedia, en el centro de la imagen, con Antonio Trevín a la izquierda, y Salvador Méndez e Ignacio García a la derecha, en una imagen tomada en 2010 durante una visita a la obra de variante de Navia.

Bedia, en el centro de la imagen, con Antonio Trevín a la izquierda, y Salvador Méndez e Ignacio García a la derecha, en una imagen tomada en 2010 durante una visita a la obra de variante de Navia. / LNE

Ana M. Serrano

Quienes conocieron de cerca al que fue Alcalde de Navia durante 28 años, Manuel Bedia, fallecido el pasado lunes, saben que era persona tenaz y comprometida con el municipalismo y la visión de comarca. Le valió esa defensa territorial e institucional alguna trifulca con sus compañeros de partido, algún distanciamiento que, pese a sentirlo en lo más hondo, no logró acabar con esas ideas que según Bedia redundarían en el interés general. Fue distante para algunos. Irónico para otros. Valedor del bien común para muchos, pensador del municipalismo y una persona dialogante que intentó siempre el acuerdo. Cometió fallos, pero las voces que le recuerdan aseguran que fueron menos que los aciertos. Para conocer lo que fue, hizo y promovió Manuel Bedia en su faceta política hay que volver a la década de los años setenta del siglo pasado.

Corrían aquellos años finales de la dictadura franquista cuando un joven treintañero afincado en Puerto de Vega, natural de Lóngara (El Franco), entonces ayudante de farmacia, empezó a interesarse en la vida pública. «Él contaba que quería hacer algo más por Navia, algo más de lo que veía», matiza quien fue su mano derecha durante sus últimos mandatos políticos municipales, Roberto Santiago. 

Manuel Bedia fue concejal en la última etapa de la dictadura. Compartió entonces andanzas con Raúl Fernández, vecino de Cabanella, quien ofrece su testimonio. La primera impresión de «Manolo», como llamaba al exalcalde naviego su círculo íntimo, «no fue buena, me pareció un presumido». El tiempo no le dio la razón y ahora Raúl recuerda a un hombre» llano, cariñoso y comunicativo», interesado en hacer prosperar a Navia en su conjunto «pese a que mucho se habló de que solo miraba para Puerto de Vega porque vivía allí». «Andábamos pueblos y pueblos, veíamos necesidades y, sobre todo, preguntábamos a los vecinos qué necesitaban y qué les interesaba», rememora Raúl Fernández.  

Bedia, en el centro, con José Sierra (IU) a la izquierda y Pablo Fernández (PSOE), tres de los primeros alcaldes de la democracia, en una foto de 2009

Bedia, en el centro, con José Sierra (IU) a la izquierda y Pablo Fernández (PSOE), tres de los primeros alcaldes de la democracia, en una foto de 2009 / Luisma Murias

Pocos años más tarde, en 1979, fiel a la independencia que siempre le caracterizó, intentó sin éxito liderar una candidatura «nueva» a la alcaldía de Navia. Convencido por Emilio García Pumarino y Luis Vega Escandón, de la UCD en Asturias, encabezó la lista de este partido. Fue entonces cuando se convirtió en el político que fue durante casi tres décadas. Su lista resultó la más votada, pero no pudo gobernar por el pacto de gobierno firmado por AP, PCE y PSOE, quienes nombraron alcalde al candidato del PCE, Orlando Iglesias. 

Pocos meses después, el último dimitió y entonces Manuel Bedia llegó al despacho de la Alcaldía naviega, el mismo en el que estaría, sumando mayorías absolutas, hasta 2007. En 1983 y 1987 encabezó la candidatura de AP como independiente. En 1991 fue el candidato del PP manteniendo su independencia en cuanto a afiliación. En 1995 el PP pensó en otro candidato y Manuel Bedia confeccionó una lista independiente para liderarla: logró mayoría absoluta. Más tarde, volvió el PP como afiliado y continuó sumando victorias electorales para este partido hasta 2007. Abandonó la primera línea de la política aquel año con la ventaja del PSOE en Navia, «convencido de que ya había acabo su etapa y que tras tantos años poco podía aportar en la oposición», opina Roberto Santiago. Y en casi tres décadas, ¿qué hizo el popular y conocido alcalde? Algo de ello cuenta el actual alcalde de Boal, el socialista José Antonio Barrientos, a quien le impresionó su decidida apuesta por las mancomunidades y la comarca. «Llegamos los dos cuando la mancomunidad era muy grande por el número de concejos que aglutinaba; además tenía una deuda de 60 millones de pesetas y no solo la reflotó, también logró que se hiciera más operativa». No olvidará Barrientos el talante de Manuel Bedia y tampoco su fortaleza para estar en la silla, en mesa de negociación, hasta llegar al esperado acuerdo. «Ahora se echa mucho de menos a estas personas», dice quien se confiesa no solo un compañero «institucional», también un amigo. 

Pero si algo fue Manuel Bedia para personas de su entera confianza como Roberto Santiago es el alcalde «moderno» que nadie esperaba. Puso en marcha distintas iniciativas y servicios cruciales: inauguró piscina cubierta, viviendas sociales y, por poner ejemplos, su tesón fue determinante para que el tramo de la Autovía del Cantábrico a su paso por Navia se inaugurara antes del verano, evitando los generosos atascos que tenía que sufrir la villa con la llegada de la época estival. Logró además una salida en Salcedo para la industria y el sector servicios de Navia y otra salida en Polavieja para la industria de Anleo y el sector servicios de Puerto de Vega. 

Por la izquierda, Salvador Méndez, Manuel Bedia, Antonio Trevín, Magdalena Álvarez, Vicente Álvarez Areces y Álvaro Cuesta, en lanauguración del tramo de Autovía del Cantábrico a su paso por Navia

Por la izquierda, Salvador Méndez, Manuel Bedia, Antonio Trevín, Magdalena Álvarez, Vicente Álvarez Areces y Álvaro Cuesta, en lanauguración del tramo de Autovía del Cantábrico a su paso por Navia / LUIS LORENZO

Pero hay más. Manuel Bedia defendió por encima de todo a los ayuntamientos, las entidades más cercanas al ciudadano que fueron asumiendo más competencias sin lograr más financiación pública: "un error", solía decir, convencido de que tenían que disponer de más recursos para afrontar los servicios. El exalcalde naviego siempre estuvo «muy preocupado», subraya Roberto Santiago, para que las inversiones fuesen equilibradas entre zona urbana y zona rural. «Los Fondos de Cooperación anuales que le correspondían a Navia se invertían íntegramente en la zona rural del concejo: sabía bien que invertir sin hacer mantenimiento generaba un gasto público cíclico importante». También aplicó, añade Santiago, equilibrio al crecimiento urbanístico: «Los barrios de Las Veigas, La Olga o el Ribazo en Navia y Armón en Puerto de Vegas son un ejemplo de cómo planificó una estructura moderna de pocas alturas y espacios abiertos». 

Además, instauró una gestión urbanística «solidaria» para los intereses municipales, donde, añade Santiago, los propietarios de parcelas resultantes asumían una parte de los costes de urbanización. Creer en la comarca para que los servicios funcionaran mejor fue otra de sus batallas. Capitaneó la denunciá que visibilizó la precariedad del hospital comarcal de Jarrio y también lideró un cambio en los baremos de los fondos europeos que iban llegando por entonces: «Al criterio de población que beneficiaba solo a los municipios costeros se le añadió el de superficie y distancia, otorgando a los proyectos de la zona alta un mayor porcentaje de ayuda». 

Muchos recuerdan una de sus primeras decisiones como Alcalde de Navia: remodelar la Plaza de los Caídos, pasando a llamarla Plaza de la Constitución. En el mandato comprendido entre 1999 y 2003 también cambió los nombres a algunas calles de Navia que recordaban al vencedor en la Guerra Civil. Aquello le valió algunas críticas. Lo tildaron de "oportunista", dice dolido Roberto Santiago. Y si algo dijo a su partido cuando se afilió fue que su libertad tendría que estar asegurada: «Siempre iba a decir lo que pensara y los intereses del municipio estarían siempre por delante de los intereses del partido». Lo cumplió.