Navia espera la "Universidad del Occidente": "Si Manuel Suárez lo viera estaría satisfecho"

El futuro polo de innovación que acogerá las instalaciones naviegas ilusiona en el concejo y cumple con el propósito del mecenas y fundador del antiguo centro educativo

Ana M. Serrano

Si por un instante el empresario y mecenas Manuel Suárez y Suárez (Teifáros, 1896 - México, 1987) volviera a Navia, tal vez estaría satisfecho. Con estas palabras el exalumno Fermín Álvarez, natural de Dorias y uno de los primeros internos del extinto Instituto Laboral Manuel Suárez de modalidad agrícola y ganadera (1958-1993), da su opinión sobre el futuro polo de innovación en el que se convertirá el antiguo centro educativo si se atiende a los planes del Principado. 

Se sabe en Navia y en los concejos limítrofes que el instituto financiado en origen por este mecenas emigrado a México que logró hacer una sobresaliente fortuna «hizo una gran labor» para la época. A él acudieron miles de alumnos que, como Fermín Álvarez, «no teníamos más posibilidades que esta». El centro lo fue gracias a la antes creación de una Fundación, hoy todavía activa, que Manuel Suárez puso en marcha con la venta de un millón de kilos de azúcar a un estado español entonces sometido a Dictadura y racionamiento. Con aquel capital se puso en marcha una aventura que tenía un fin muy concreto. Como rezan los estatutos de la fundación que lideraba la gestión del centro: «Fomentar, con arreglo a los adelantos modernos, las riquezas agrícola, forestal, ganadera e industrial del municipio de Navia, como medio de mejorar las condiciones de vida del labrador y del obrero naviego». 

El instituto abrió sus puertas en 1958 tras una inversión de 1.280.760,22 pesetas. Hoy, las instalaciones están cerradas pero han sobrevivido al paso del tiempo con dignidad. «Era un gran edificio, tenía de todo y estaba hecho con todas las comodidades», recuerda Fermín Álvarez. El antiguo instituto tiene tres plantas y si se pasea por ella se sabe que la estructura ha resistido relativamente bien al paso del tiempo y de las calamidades. Pasto de vandalismo en alguna época, la fundación decidió instalar cámaras de seguridad para evitar el deterioro por acciones humanas. Con lo que hace la meteorología y el prolongado desuso, «baste», mantiene otro exalumno, Salvador Méndez, también patrono de la entidad. 

El edificio guarda recuerdos para muchos estudiantes «y muchos buenos pese a la férrea disciplina», dice Fermín Álvarez. Pero sin entrar en anécdotas más o menos divertidas, lo que de verdad tiene este antiguo instituto es espacio para poder continuar con el fin con el que se proyectó: «Estar al servicio de la comarca desde un punto de vista educativo». Con el futuro polo de innovación, es decir, un centro donde las empresas punteras de la comarcas y el gobierno puedan desarrollar proyectos empresariales de interés común para enriquecer la comarca, «parece que se consigue que el antiguo instituto vuelva a estar en servicio y a tener un beneficio cultural no solo para la comarca, también para Navia», añade Méndez.

Se estima que en su conjunto hay disponibles, incluyendo las amplias zonas verdes, 15.000 metros cuadrados. En el recorrido por el antiguo instituto se pueden observar amplias aulas y una estudiada organización para poder cumplir con los requisitos de talleres formativos relacionados con los sectores entonces pujantes de la comarca, todos vinculados al campo. «Si se hace algo, es positivo, desde luego», mantiene Fermín Álvarez mientras relata parte de su «suerte»: como estar interno le evitó los trabajos «forzados», dice con una sonrisa, en una casa con pocos recursos de la zona rural. Y si algo hizo el instituto fue ampliar las miras de muchos vecinos del occidente que, de no existir esta formación reglada, verían quizás con más claridad su futuro, pero a costa de no poder elegir ni progresar. «Ahora por eso nos alegramos, porque puede significar algo determinante para alguna personas que deseen quedarse o apostar por esta comarca», opina Salvador Méndez. Fermín Álvarez añade que espera que se convierta en lo que fue para él: «La Universidad del Occidente».

De momento, el Principado ha anunciado una tímida aportación inicial de 100.000 euros y que es favorable a una cesión de las instalaciones por parte de la fundación. También se anunció un convenio para crear la asociación en la que tendrían presencia, de momento, el Instituto de Desarrollo Económico del Principado de Asturias (Idepa), la Universidad de Oviedo, el Ayuntamiento de Navia, Caja Rural de Asturias, Industrias Lácteas Asturianas y la propia Fundación Manuel Suárez.