Le describieron como un hombre "bueno", "generoso", "especial", "valiente" y "fuerte", siempre ocupado en sus mil oficios y siempre dispuesto a ayudar a los demás sin reclamar nada a cambio. Pero si en algo coincidieron los asistentes al emotivo homenaje que la comunidad surfera de Tapia dedicó a Antonio Alonso (Toño "del Moderno") fue en subrayar su singular conexión con el mar y con su querida Tapia. "Estaría orgulloso de veros a todos aquí, le encantaría que cogierais olas por él y que le recordéis en cada una porque siempre estará con vosotros. Mi padre siempre va a estar en Tapia", señaló Coral Alonso, la hija del pionero del surf e histórico jefe del salvamento tapiego, fallecido el pasado enero a los 70 años de edad.

Coral agradeció, en nombre de la familia, los numerosos gestos de cariño que han recibido en estos meses. "Mi padre era puro salitre y no sabía vivir sin sus corrientes. Se dedicó a muchas cosas, pero jamás dejaba de lado su mar", subrayó la joven, acompañada por su hermano Román. Explicó cómo su padre le enseñó, como a muchos otros en Tapia, a leer el Cantábrico, a respetarlo y a apreciar su belleza natural.

Teresa Alonso (una de las hermanas de Toño) con los hijos del fallecido, Román y Coral, que posan junto a la placa instalada en la playa de Los Campos. T. Cascudo

Ella, junto a su tía Teresa, fue la encargada de entregar un clavel blanco a cada uno de los surfistas que participaron en el emotivo reconocimiento al pionero del surf. El acto comenzó con la instalación de una placa a la memoria de Alonso y remató con una ofrenda floral en su querida playa del Anguileiro seguida por decenas de personas. Los surfistas en círculo recordaron a su viejo amigo, al que reconocen el mérito, junto a los de su generación, de que la semilla del surf arraigara en Tapia.

La placa a la memoria de Toño Alonso se instaló en el monumento que recuerda a Peter Gulley, el australiano que junto a su hermano Robert introdujo el surf en la villa. Ellos enseñaron a surfear a Toño y a otros muchos que "aguantaron los inviernos" y trasladaron el gusto por el deporte de cabalgar las olas a generaciones de tapiegos. La placa que distingue al fallecido como pionero del surf fue instalada por su hermano Pepe, por Moncho Fraga y por la joven surfista Kenia López.

Pepe Alonso, hermano de Toño, muestra uno de los claveles del homenaje en el descenso de los surfistas hasta el agua. T. Cascudo

"Era un hombre bueno, entregado y sin esperar nada a cambio. Era un superhéroe que tenía poderes para influir en mucha gente. No sabía lo que era el miedo, era valiente, tenía poderes y generaba ilusiones", recordó María José Gómez, a la que Toño Alonso contrató para gestionar la tienda de surf que en los noventa del siglo pasado abrió en Foz. En la localidad lucense, Alonso también es muy apreciado porque, además de abrir la primera tienda de surf, organizó un campeonato surfista y trabajó por el fomento del deporte.

Por su parte, Teresa Alonso recordó que ayer se cumplieron 104 días de la muerte de su hermano Toño, que aún "sigue presente". Contó que se fue en la mañana de Reyes, después de que los niños abriesen sus regalos y, por eso, para Tere es su cuarto Rey Mago, una persona "valiente" y "bondadosa". "Sigue presente aquí y ahora gracias a vosotros y a cualquier persona que lo recuerde o haga un comentario sobre su peculiar forma de ser", añadió.

Público asistente al homenaje. T. Cascudo

En el acto, moderado por el surfista Rubén López, también participó la Alcaldesa de Tapia, Ana Vigón, que se mostró convencida de que Toño Alonso "permanecerá por siempre en nuestra retina y nuestros corazones". López, muy emocionado, contó anécdotas del socorrista como cuando les llevaba a hacer cientos de kilómetros en busca de las mejores olas o cuando le acompañó a probar su primer neopreno. "No quería que la ilusión de nadie se muriera nunca. Perdía su tiempo por los demás. Ojalá que nos esté escuchando", añadió.

Tras el turno de palabras, en un precioso escenario decorado con las tablas del fallecido, comenzó el reparto de claveles para la ofrenda floral. Uno a uno, los surfistas recogieron las flores y descendieron en un emotivo desfile hasta la playa del Murallón acompañados por la banda de gaitas Marino Tapiega. Pepe Alonso y su hijo Borja (hermano y sobrino del fallecido) se encargaron de usar las tablas más queridas de Toño. La que portó Pepe, cuentan los surfistas, llegó a Tapia en 1968 y en ella aprendieron a surfear muchos jóvenes de la villa. La que usó Borja es aún más simbólica porque Toño se la cambió a Peter Gulley por un vespino. Por cierto, que la organización también emitió un mensaje de voz de Robert Gulley quien, desde Australia, dijo no olvidar a su amigo: "Mi corazón está en Tapia. Todavía estoy pensando en Toño, estoy con él".

Coral Alonso durante su intervención. T. Cascudo

Ya en el agua los surferos, jóvenes y veteranos, hicieron un imponente círculo y arrojaron al mar los claveles en recuerdo de Toño del Moderno, que siempre estará presente en su "eterno" mar. En lo alto de Los Campos la banda de gaitas Marino Tapiego entonó el "Asturias, Patria Querida" para poner el broche a una jornada inolvidable en la villa.