El guardia civil que mató a su expareja en Galicia trabajó 17 años en Castropol: "Ella solo quería que él la dejara en paz"

Víctor González residió con su víctima, Ana Vanessa Serén, en el concejo asturiano, donde llegó a ser detenido por maltrato en 2021

El camping O Muiño, cercano a Baiona, fue escenario ayer de un multitudinario minuto de silencio que solo se rompió por los emocionados aplausos de los asistentes. Amigas, trabajadores y familias hospedadas en el establecimiento y vecinos de Oia se unieron ayer para condenar la violencia machista. La alcaldesa de la localidad, Cristina Correa, leyó un comunicado. También acudió hasta allí la subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Maika Larriba. En la imagen, la regidora de Oia, entre dos amigas de Ana Vanessa y la directora del camping.

El camping O Muiño, cercano a Baiona, fue escenario ayer de un multitudinario minuto de silencio que solo se rompió por los emocionados aplausos de los asistentes. Amigas, trabajadores y familias hospedadas en el establecimiento y vecinos de Oia se unieron ayer para condenar la violencia machista. La alcaldesa de la localidad, Cristina Correa, leyó un comunicado. También acudió hasta allí la subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Maika Larriba. En la imagen, la regidora de Oia, entre dos amigas de Ana Vanessa y la directora del camping. / Marta Fontán / L. Á. V.Marta Fontán,

Marta Fontán / L. Á. V.

Víctor González Domínguez, el guardia civil que el sábado mató a su expareja, Ana Vanessa Serén, en Oia (Pontevedra) y que luego se suicidó, estuvo destinado durante 17 años en Castropol, donde además fue detenido por sus propios compañeros a raíz de una denuncia de maltrato cuando estaba mudándose a su nuevo destino gallego, en septiembre de 2021.

Ana Vanessa Serén, de 44 años y natural de Lugo, fue asesinada a tiros a la salida del camping de Oia (Pontevedra) donde trabajaba. La mujer estaba bajo protección policial desde mediados de abril. El Equipo de Mujer-Menor de la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra se encargaba de este cometido a raíz de que en dicha fecha la víctima denunciase a Víctor González tras sufrir una agresión por la que tuvo que ser hospitalizada en Vigo. Esos hechos dieron lugar a un juicio rápido y a una sentencia que impuso al agresor una orden de alejamiento y de prohibición de comunicación.

Desde entonces y hasta que este fin de semana ocurrió el crimen los agentes habían realizado hasta 56 intervenciones de protección con la víctima, a la que se clasificó como de riesgo medio, consistentes en seguimientos y otro tipo de medidas que, lamentablemente, no pudieron evitar el trágico desenlace.

Vanessa tuvo una relación de varios años con Víctor, compartiendo vida primero en Asturias, donde él estaba destinado, y después en A Guarda, de donde era originario el guardia civil y donde ambos se asentaron tras ser trasladado al cuartel de Baiona. Desde hacía unos dos meses vivía en Oia, con una vecina de la localidad que la había acogido en su casa tras romperse la relación. Amigas íntimas cuentan que la mujer les había confiado que ya había habido anteriores rupturas y que hubo una primera denuncia –no trascendió dónde ni cuándo– de la que ella desistió porque no se sintió apoyada como víctima. En la provincia de Pontevedra, según confirmó la subdelegada del Gobierno, Maika González, la denuncia que consta es la que presentó este pasado abril, la que dio lugar al juicio rápido en la que se impuso al hombre la orden de alejamiento.

"Ya no estaban juntos pero él la estaba llevando al médico en el coche por una lesión en una mano y, durante el viaje, le empezó a pedir explicaciones de dónde se iba a ir a vivir y acabó golpeándola en una mano y en un ojo", concreta una amiga sobre el episodio que dio lugar a dicha reciente actuación policial y judicial. "Ella al final logró bajar del coche, vio una roca, se sentó, no sabía ni donde estaba... Una patrulla policial la llevó al hospital, ahí sí se sintió muy apoyada, y se activaron todos los protocolos de violencia de género", refiere.

"Ella solo quería que él la dejara en paz, quería vivir tranquila; ella no lo exteriorizaba, pero creo que a raíz de ese último episodio quizá sí empezó a ser consciente del peligro que corría", coinciden sus amigas, a las que Vanessa contó que recientemente Víctor se acercó a ella en al menos dos ocasiones, quebrantando la orden de alejamiento.

El pasado sábado, el guardia civil, al que le habían retirado las armas, condujo una furgoneta en el Camping O Muiño de Oia donde su expareja trabajaba desde el pasado verano y esperó fuera a que acabase su turno laboral. Cuando salió, le disparó letalmente con una escopeta de caza y a continuación se dio a la fuga. Un amplio operativo por tierra y aire de la Guardia Civil logró acorralarlo horas después a unos veinte kilómetros del escenario del crimen, en un monte de la misma localidad. Tras acordonar la zona, los agentes intentaron convencerlo de que depusiese su actitud y se entregase, pero el hombre, que ya había amenazado con suicidarse, acabó quitándose la vida con la misma escopeta.

"La investigación está ya muy avanzada, casi todo está escrito", resumió la subdelegada del Gobierno sobre las pesquisas de un crimen que ya no tendrá recorrido judicial debido a que, con la muerte del autor, se extingue la responsabilidad criminal, lo que irremediablemente derivará en el archivo de la causa. Maika González condenó y lamentó esta muerte e hizo especial hincapié en el seguimiento que la Guardia Civil hacía de la víctima tras la denuncia de abril recalcando esas 56 intervenciones de protección policial realizadas con ella. "Nunca estuvo desamparada", afirmó. "Pero por muchos medios y recursos que pongamos esto lamentablemente sucede", dijo, haciendo un fuerte llamamiento a la "conciencia" y el "compromiso" de toda la sociedad para luchar contra la violencia de género.

En Castropol, la noticia de los hechos ha causado una gran consternación. Víctor González residió mucho tiempo en la localidad de Tol. Era un gran nadador y muy aficionado al surf –dicen que se quedó tanto tiempo en Castropol por este motivo– y al ciclismo. No tenía al parecer muchos amigos en el concejo, ni arraigo. "Llevaba una vida solitaria", aseguran los testimonios recabados. Y añaden: "Era un poco raro, pero nadie imaginaba que pudiese hacer algo así".

El camping O Muiño, cercano a Baiona, fue escenario ayer de un multitudinario minuto de silencio que solo se rompió por los emocionados aplausos de los asistentes. Amigas, trabajadores y familias hospedadas en el establecimiento y vecinos de Oia se unieron ayer para condenar la violencia machista. La alcaldesa de la localidad, Cristina Correa, leyó un comunicado. También acudió hasta allí la subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Maika Larriba. En la imagen, la regidora de Oia, entre dos amigas de Ana Vanessa y la directora del camping.

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"Era demasiado noble", describía este domingo entre lágrimas una de las mejores amigas de Vanessa. De 44 años de edad, la víctima de este crimen machista pasó su infancia y juventud en Lugo, donde viven sus padres. Con dos hermanos, en la actualidad trabajaba en el camping O Muiño de Oia en labores de limpieza. Ya había estado el pasado verano y repetía esta temporada. "Era muy trabajadora, una mujer positiva", dice Beatriz González, directora del establecimiento. "Era agradable, hablaba con todos, conocía a los niños por su nombre...", agrega una familia que se hospeda con frecuencia en el camping. Además de la limpieza, también atendía en el súper de las instalaciones. Sus conocidas cuentan que tuvo varios empleos: "Llegó a estar en otro camping en Barcelona; iba allí donde encontraba trabajo". Sin hijos, se presentó también a las pruebas para celadora del Servicio de Salud de Galicia (Sergas) en el distrito sanitario de La Coruña y para un puesto de atención sociosanitaria a personas dependientes en Lugo. Y sobre las cosas que le gustaban, quienes la conocían afirman que "adoraba" el mar y la playa: "Tanto en verano como en invierno, le encantaba ir a las calitas...". Ana Vanessa Serén, ahora, solo quería dejar atrás la relación que la había unido durante a Víctor González: "Vivir tranquila", que la "dejara en paz". Lamentablemente, él no se lo permitió y el sábado, de un disparo, le segó la vida. "Le dio igual, la mató a plena luz del día delante de niños pequeños. Pedimos a la Justicia que ponga los medios para que esto cambie y que haya siempre la máxima empatía con las víctimas", ruegan sus amigas. Quizá con ella se hubiese salvado.

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