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Alberto Álvarez, presidente de Central Lechera Asturiana: «La trashumancia se anticipó a la Agenda 2030»

El pregonero de la romería que recuerda el aprovechamiento de pastos en los lagos de Saliencia (Somiedo) reinvidica el papel fundamental de la ganadería y la agricultura en Asturias

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En imágenes: el éxito de la Trashumancia en los lagos de Saliencia Ana M. Serrano

«La trashumancia y Somiedo son un claro ejemplo de gestión responsable y se anticiparon en muchos años a las directivas europeas de la Agenda 2030 en materia de sostenibilidad, biodiversidad y bienestar animal». Lo dijo este sábado en los lagos de Saliencia el presidente de Central Lechera Asturiana (CLAS), Alberto Álvarez, quien pregonó con entusiasmo la decimotercera romería de la Trashumancia. El encuentro recuerda a los pastores y su ganado, a esas personas que hacían aprovechar a los animales los pastos naturales en su mejor momento y forjaban una identidad difícil de olvidar.

Bueyes en el entorno de los lagos de Saliencia, durante la romería de ayer. | A. M. Serrano

Fue una mañana tranquila en lo alto de una montaña a la que no le resulta ajena al trasiego del ganado. Un lugar que, como dijo Álvarez, hoy es un «referente», un ejemplo de la convivencia entre el ser humano y la fauna silvestre. «Todos debemos rendir homenaje a la trashumancia porque forma parte indisoluble de nuestra historia, pero, además, fue fundamental para el desarrollo económico y social», profundizó el pregonero.

Asistentes a la fiesta celebrada en los lagos de Somiedo. | A. M. S

Álvarez dijo sentirse «feliz» en un entorno como la «machada las Corderas», paraje que eligieron centenares de personas para pasar la mañana, disfrutar del paisaje, del paisanaje y del grato recuerdo a una práctica ganadera que, para muchos vecinos del entorno, «nos hizo ser como somos».

El pregonero no dudó en recordar sus cercanos orígenes (es de Tineo) y su inquebrantable compromiso con esa zona rural que es posible, en parte, gracias a los ganaderos y agricultores. «Todo esto no es fruto de la casualidad, sino del duro trabajo que realizamos día a día para modelar, cuidar y mantener este patrimonio natural a lo largo del tiempo, con el objetivo de que también puedan disfrutarlo las generaciones futuras», señaló. El presidente de CLAS se acordó, además, de los orígenes de la hoy pujante cooperativa asturiana y del impulso de los ganaderos de Somiedo desde el más tierno nacimiento de la compañía. «Este concejo formó parte, con Salas y Belmonte, del grupo comarcal creado en 1967. Con la integración de otros 16 grupos comarcales fueron el germen de la creación de Central Lechera», afirmó, para terminar dando las gracias a todos, porque «sin ellos no hubiese sido posible llegar donde hemos llegado hoy». El alcalde de Somiedo, Belarmino Fernández, agradeció al presidente de CLAS y a los romeros su fiel asistencia. En la jornada destacó la presencia de los recién nombrados «pastores mayores». Los nonagenarios Enrique García, Paulino Álvarez y José Alonso siguieron atentos el acto oficial. Sentados y contemplando el incomparable paisaje se mostraron calmados y dispuestos a recordar. «Antes había mucho que trabajar; todo era muy esclavo», señaló Alonso. «La trashumancia era bonita, la vivimos desde niños; veías al ganado pasar y siempre que podías ayudabas al pastor», contó Paulino Álvarez. Para Enrique García, casi todo era nuevo, porque ayer fue la primera vez que vivió de cerca la romería. Problemas de movilidad le impidieron acudir en ediciones pasadas. Los tres nuevos «pastores mayores» viven en Saliencia. Y de Saliencia es la familia paterna del «zagal» de la Trashumancia de este año, el niño de cinco años Carlos Álvarez. El pequeño vive en Oviedo con sus padres, pero todos los fines de semana se desplaza a casa del abuelo. «Me gustan las vacas y los tractores», acertó a decir ayer a los curiosos.

En la jornada se pudieron ver bueyes y caballos. No faltó comida a base de carne, en un intento más de rememorar tiempos pretéritos, y los participantes disfrutaron, sobre todo, de la montaña. «En la montaña, todo es mejor y casi todo se pasa», opinó Conchita Granda, vecina de Candamo y una de las personas que disfrutaron de la romería de la Trashumancia. «Hay que saber y recordar lo que hacíamos antes por estos lugares», añadió.

A la cita tampoco faltaron los turistas que pretendían conocer los lagos de Saliencia y se encontraron con una ruta con sorpresa. El Ayuntamiento instaló una carpa para evitar que la lluvia impidiera el encuentro. «Nosotros, de repente, nos encontramos esta sorpresa», declaró el madrileño Arturo Rodríguez, quien disfrutaba de las sendas de Somiedo junto a unos amigos.

«Merece la pena venir», advirtió María Arias, vecina de Buenos Aires y con familia en Arbeyales. Todos los años acude a la Trashumancia. «Somiedo es mi Machu Picchu particular, ese lugar que me da energía. El que viene aquí lo entiende», destacó.

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