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Los productores de faba piden ayuda por el grave impacto de un hongo en los cultivos del Occidente

El presidente de la IGP se muestra prudente, admite problemas, pero dice que es pronto para evaluar los daños

Las plantas dañadas en Villayón y detalle de las fabas manchadas

Las plantas dañadas en Villayón y detalle de las fabas manchadas / R. T. C.

Villayón

Varios productores de faba de Villayón, donde están algunos de los mayores de la región, alertan de la mala cosecha que se avecina. El hongo antracnosis, unido al ácaro blanco y al exceso de humedad de los últimos meses están arrasando buena parte de las plantas. "Venimos de un año malo y este será peor. Está todo manchado", advierten los agricultores, que piden más ayuda de la Administración, especialmente para darles herramientas y productos que les ayuden a combatir las plagas. "La Consejería tiene que involucrarse más, hace falta más investigación porque cada vez hay menos productos eficaces", lamentan los afectados.

Uno de los agricultores relata a este periódico que es alarmante la afección por el hongo de la antracnosis, hasta el punto de creer que no sacará ganancias para cubrir los gastos de este año. "Es desesperante porque echas horas y al final los productos no hacen efecto. El año que viene no pienso sembrar ni una cuarta parte de la que sembré este año", añade.

Detalle de plantas dañadas en Villayón.

Detalle de plantas dañadas en Villayón. / R. T. C.

Por su parte, el presidente de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Faba de Asturias, el coañés Sergio Suárez, lanza un mensaje de prudencia. Explica que falta un mes para la cosecha con lo que es pronto para evaluar el problema y expone que frente a los casos expuestos en Villayón, también hay agricultores que tienen sus parcelas sin ningún daño, "mejor que nunca". Con todo, reconoce que la problemática es real, pero que se deben buscar las soluciones de la mano de la Administración. "Hay un problema, estamos de acuerdo, pero ¿se va a dejar de plantar faba en Asturias? pues no", señala.

"El año pasado la cosecha fue mala por el exceso de sequía, pero aún así se certificaron 100 toneladas frente a las 159 del año anterior", precisa Suárez. Admite que "es difícil aguantar en el sector con dos años malos seguidos" y también reconoce que "hay que pelear por recuperar tratamientos que se perdieron y que funcionaban". "Recuerdo que los primeros años aplicaba tres o cuatro tratamientos y sacaba adelante el cultivo y ahora hacen falta ocho o diez. Esto hace que los cultivos dejen de ser rentables porque tienes más gastos en fitosanitarios y mano de obra y menos producción, pero creo que ni todo es blanco, ni todo es negro", concluye el presidente de Faba de Asturias.

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