Vegadeo homenajea a Margarita Salas, "ejemplo" a seguir para los jóvenes del medio rural
"Tus orígenes en absoluto están reñidos con lo lejos que puedas llegar", subrayó Lucía Viñuela, hija de la científica valdesana

En imágenes: El homenaje a la científica Margarita Salas en el instituto Elisa y Luis Villamil / T. Cascudo
Para la bioquímica Margarita Salas (Valdés,1938-Madrid, 2019) no fue un obstáculo haber nacido en el pequeño pueblo de Canero y logró desarrollar una exitosa carrera, convirtiéndose en una de las científicas más prestigiosas del país. Por eso, el instituto Elisa y Luis Villamil de Vegadeo, a través del Foro Comunicación y Escuela, quiere que su figura sirva de espejo a los jóvenes del Occidente. Fue el objetivo del emotivo acto celebrado ayer en el que la hija de la científica, Lucía Viñuela, junto a los científicos Margarita del Val, Ana María Abril, Luis Blanco, José Miguel Hermoso y Enrique J. de la Rosa recordaron el valor de la valdesana y la importancia de perseguir los sueños, sin importar el lugar de origen o de residencia.
"Margarita es un ejemplo porque, naciendo a pocos kilómetros de aquí, llegó hasta lo más alto. Independientemente de donde se nazca o viva es posible alcanzar las metas que os propongáis", dijo a los estudiantes el coordinador del Foro, el docente Luis Felipe Fernández, acompañado por los cinco científicos. Los investigadores dieron previamente sendas conferencias simultáneas en los institutos del Noroccidente (Luarca, Navia, Boal, Tapia y Vegadeo) antes de participar en el acto central del instituto veigueño, donde se descubrió un retrato de la valdesana, donado por el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas, de Madrid y réplica de otro que cuelga en sus paredes. También se descubrió un panel con imágenes de las cinco ediciones del Foro en las que la científica valdesana colaboró. "Nos comprometemos a que curso tras curso, todos los estudiantes conozcan los valores de Margarita", defendió la directora del centro, Mercedes Martínez.
"Tus orígenes en absoluto están reñidos con cómo desarrollar tu profesión y lo lejos que puedas llegar", defendió Lucía Viñuela, que preside la fundación que lleva el nombre de su madre y la misión de preservar su legado. Y añadió: "Cualquier niño puede llegar lo lejos que se proponga en cualquier profesión que les apasione, hay que luchar por aquello que nos haga felices". Viñuela se mostró convencida de que en los pueblos «hay mucho talento que no podemos desperdiciar» y recogió el guante tendido por Luis Felipe Fernández para que la Fundación Margarita Salas se implique en las iniciativas del Foro veigueño. «Es un lujo y un honor acompañaros en este reto de seguir despertando vocaciones», dijo antes de animar a los jóvenes a engrosar la nómina de los discípulos de su madre, apodados cariñosamente «margaritos».
El ex director del Centro de Investigaciones Biológicas, Enrique J. de la Rosa, hizo hincapié en el papel que tienen los discípulos de la valdesana, para trasladar su legado a las generaciones venideras. "Margarita ya no está aquí, por desgracia, pero hemos intentado traeros parte de su legado", dijo. En esta idea redundó Luis Blanco, profesor en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa: "Hay que animar a los jóvenes a seguir el ejemplo de margarita, tienen que salir de su entorno de confort y ser valientes". Este científico gallego, que consideraba a Salas su madre científica, mostró una «tremenda ilusión» por participar en actos como los del Foro que buscan orientar a los estudiantes. "Yo ya tengo 66 años y desde pequeño sabía que me gustaba la ciencia, pero hay gente que no lo tiene tan claro", apuntó, sabedor de la importancia de que los jóvenes tengan espejos en los que mirarse.
Desde el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa también participó la popular científica Margarita del Val, que recordó que Salas fue para ella una "referencia". También aplaudió la iniciativa del Foro de acercar a los jóvenes trayectorias vitales de lo más variado: "Es importante que los chicos conozcan profesiones distintas y vean que somos gente normal y que si les gusta, se dediquen a ello".
La discípula de Salas, Ana María Abril, profesora en la Universidad de Jaén, se refirió a Margarita Salas como "gran maestra" como también lo hizo uno de sus primeros alumnos, el catedrático jubilado del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa José Miguel Hermoso: "Era una mujer increíblemente trabajadora, con una memoria prodigiosa y una educación total. Siempre estaba pendiente de los alumnos, que tenían su despacho siempre abierto para ellos".
Tras el emotivo acto en el instituto, los científicos junto a Lucía Viñuela firmaron varios libros en la biblioteca y, a continuación, participaron en un coloquio sobre «El desafío de despertar vocaciones en el medio rural».
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