El club tapiego que es la caña: Así es "El Cantil", con una veintena de apasionados a la pesca deportiva

“Esto va de tener técnica y rapidez y esa habilidad se gana a base de ir a pescar", dicen los integrantes de la entidad, que cierra el año con importantes títulos

Rodrigo y Darío Villabrille, Manuel Jesús González, José Manuel y Lorenzo Fernández posando en el puerto de Tapia.

Rodrigo y Darío Villabrille, Manuel Jesús González, José Manuel y Lorenzo Fernández posando en el puerto de Tapia. / T. Cascudo

Tapia de Casariego

El equipo formado por los franquinos Darío y Rodrigo Villabrille y los tapiegos Lorenzo y José Manuel Fernández, junto a Manuel Jesús González “Cuco”, se proclamó hace unas semanas campeón de Asturias de Pesca-Mar-Costa-Ría en una prueba celebrada en el paseo de la ría de Avilés. Es el último, pero no el único, de los títulos alcanzados este año por el club deportivo El Cantil, de Tapia, que cierra el año como uno de los clubes de pesca más laureados de Asturias.

“Lo más guapo de los campeonatos es el ambiente y conocer otros sitios”, señala José Manuel Fernández, presidente de un club constituido en 2019 y que cuenta con una veintena de socios del concejo tapiego, pero también de El Franco, Castropol y Navia. Es el único del Occidente dedicado íntegramente a la pesca deportiva. Además de lograr destacados puestos en los campeonatos de Asturias, tanto desde embarcación fondeada como desde roca, se han llevado títulos a nivel nacional. Los hermanos Darío y Rodrigo Villabrille quedaron segundos en la categoría de dúos, del campeonato de España de embarcación fondeada y, en la prueba nacional de pesca desde roca, tanto estos hermanos como Lorenzo Fernández lograron estar entre los diecisiete primeros de los sesenta deportistas que competían, “manteniendo la categoría de deportistas de alto nivel conseguida en 2023”.

“Esto va de tener técnica y rapidez y esa habilidad se gana a base de ir a pescar. Esa pericia te permite leer el mar y saber, por ejemplo, si el pescado está alto o bajo, es cuestión de ensayo y error”, cuenta el franquino Rodrigo Villabrille, que se inició de niño en este mundo, pescando en Viavélez con su padre y su hermano Darío.

Rodrigo Villabrille pescando desde embarcación.

Rodrigo Villabrille pescando desde embarcación. / R. T. C.

“Donde no hay pescado se demuestra el pescador. Ahí tienes que probar de todo, cambias aparejos y plomos hasta que pica algo. Para un campeonato puedes llevar entre 50 y 100 aparejos montados de casa, con distintos grosores, y vas probando el que mejor funciona”, señalan, mientras dejan claro que varían mucho las circunstancias de pescar en casa donde conoces el mar y el pescado, a hacerlo en territorios muy alejados como Canarias o el Levante. Además, en los campeonatos entra en juego la estrategia de los equipos. Una estrategia, añaden, que es diferente según se pesque en embarcación (cuatro personas por lancha) o a pie desde la costa.

Los de El Cantil dejan claro que sus buenos resultados este año tienen especial mérito si se tiene en cuenta que en el Cantábrico los días de entrenamiento son inferiores a otras zonas como el Levante. “Los catalanes o los valencianos suelen ir por delante, pero ellos pueden salir al mar todo el año. Siempre les decimos que los días que no pescan ellos son los que podemos salir nosotros. Y esto va de práctica”, bromean.

Otra cosa que marca la diferencia, y mucho, es el material. “Los campeonatos también sirven para aprender y ver lo que hacen los demás. La caña debe ser ligera y rápida porque en una manga de embarcación fondeada pasas cuatro horas de pie agarrado a ella. Es un deporte duro físicamente”, explican, al tiempo que reconocen que también es un hobby caro. “Las cañas marcan la diferencia y, las buenas, cuestan de 250 euros para arriba. Además, un buen carrete te puede costar 600 euros. Es un mundo”, señala Lorenzo Fernández.

Apuntan los de El Cantil que desde que comenzaron a competir, las cosas han cambiado mucho: ya no se decide al campeón por el peso de la captura, sino que se apuesta por un modelo más sostenible de captura y suelta. Cada competidor dispone de un cubo de 20 litros de agua y un oxigenador en el que deposita el pescado y cada 45 minutos se para el tiempo, se toma nota de los peces capturados (cada uno puntúa diferente) y se devuelven al mar. “Es mucho mejor así, mucho más cómodo y más respetuoso porque antes terminabas la prueba con un montón de pescado que muchas veces la gente ni quería”, explican los pescadores.

Por su experiencia en campeonatos, defienden que el Noroccidente es uno de los mejores lugares para la pesca. “Es una zona muy brava y más rocosa, la gente está deseando que organicemos algo aquí porque hay mucha pesca”, señala “Cuco”, que recuerda que cuando organizaron el campeonato estatal de clubes hace unos años la cifra global de pescado alcanzó la tonelada. Los de El Cantil cierran un año redondo con la vista puesta ya en las pruebas de 2025.

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