La historia real que relata el último premio "Nadal" de novela
Tras la pista de Marcial Fernández en Barcia, cuya historia real relata el último premio "Nadal" de novela
En la localidad valdesana aún quedan vecinos que recuerdan a la familia de la que procede el escritor y periodista argentino Jorge Fernández
Apoyada en el quicio de la puerta de su casa de Barcia, en Valdés, Marifé Menéndez se emociona cuando se le pregunta por Marcial Fernández. A sus 87 años, conserva vivos recuerdos de los años de su niñez, una época de mucha miseria, y no se olvida de las penurias que pasaron Marcial y sus seis hermanos. Por eso, la alegró saber que la historia del que fue su vecino de infancia se ha convertido en novela y que, con ella, el hijo de Marcial, el periodista y escritor argentino Jorge Fernández, haya logrado ganar el prestigioso premio "Nadal" de novela.
"¿Cómo no me voy a acordar de Marcial? De él y de todos sus hermanos. Íbamos juntos a la fuente, que está aquí al lado de casa y jugábamos por estos campos. La verdad es que no está tan diferente de como estaba entonces", relata. De hecho, a unos metros de la conocida como Fonte Baxo, ya no tan frecuentada como antaño, se aprecia la ruina de lo que hace ya muchas décadas fue el hórreo que dio cobijo a esta familia. Este hogar, hoy devorado por la maleza, se conocía, y así siguen recordándolo los más mayores del pueblo, como el hórreo de Valentina. Así se llamaba la mujer que se casó con Nicasio y alumbró a siete hijos: Ramón, Balbino, Ángel, Luisa, Marcial, Félix y Manolín. Por este orden los cita Ramón García, de Casa del Joto y 90 lúcidos años, que también convivió con la familia hasta su marcha a Argentina. Todos eran vecinos del barrio de La Reguera, muy cerca de la iglesia de Barcia.
Ambos, Ramón y Marifé, son de los pocos vecinos que aún recuerdan a esta familia, que emigró en los cincuenta del pasado siglo en busca de un futuro mejor al otro lado del Atlántico. De hecho, la historia de la novela "El secreto de Marcial" está pasando desapercibida en esta localidad costera, muy cerca de Luarca, y muy pocos de los vecinos consultados por este periódico sabían que el flamante premio "Nadal" cuenta las peripecias de uno de sus vecinos. No obstante, para poder leer la novela "El secreto de Marcial" aún hay que esperar a su publicación el próximo febrero.
"Me dio mucha alegría saber lo del premio porque los conocí tan pobres... En esa casa por no haber no había ni mesa para comer", relata Marifé. Cuenta que, en la parte de abajo del hórreo, había una especie de cocina, poco más que un fuego, en la que Valentina se las apañaba para dar de comer a la prole. También había una fragua donde su marido, ayudado por alguno de sus hijos, trabajaba como herrero. "Dormían todos juntos en la parte de arriba del hórreo. Lo pasaron muy mal. Eran buena gente, pero eran muchos hijos que alimentar", recuerda la valdesana, que tuvo la suerte de reencontrarse, años después, con Marcial, pues regresó en varias ocasiones a Barcia. "Venía muy contento de Argentina y, en una de las últimas visitas, ya nos dijera que su hijo escribía. Estuvo comiendo con nosotros una de las veces que vino al pueblo", apunta, al tiempo que precisa que todos los hermanos eran "muy trabajadores". "Mejor gente, imposible, eran todos muy honrados", añade Ramón García, que mantuvo el contacto con la familia tras su marcha al país austral.
"Fíjate si teníamos confianza con ellos que les pedimos por carta que nos echaran una mano con unos papeles de mi madre, que había nacido en Argentina", relata Ramón. "Yo jugaba al fútbol y, cuando estaba en la mili, Manolín y Félix me mandaban revistas de fútbol desde allí", rememora el nonagenario, que cuenta infinidad de anécdotas de sus años de infancia. Por aquel entonces acostumbraba a ir con los más pequeños de los Fernández en busca de piñas a los montes de los alrededores. Luego bajaban a venderlas a Luarca para sacar unos cuartos.
"Marcharon con aquel carro de ruedas de madera en el que íbamos a por piñas y llevaban lo poco de ropa que tenían", precisa este valdesano, que calcula que la familia debió emigrar entre 1952 y 1953. Señala que, tal era la pobreza en la que vivían, que se marcharon contentos. "La verdad es que en aquella época había mucha hambre y miseria y de casi todas las casas se marchó gente", añade.
Orgulloso del éxito de Jorge Fernández se muestra también Mario Rodríguez, que, aunque vive en Oviedo, conserva la casa familiar en Barcia. En ella se alojó Marcial en alguna de sus visitas al Occidente. El protagonista de la novela premiada era primo de su madre Justina y mantuvieron trato con él hasta poco antes de su muerte, en 2005.
"Nos parece perfecto que se cuente su historia y que se premie la labor de su hijo", añade. Precisamente tuvieron ocasión de conocer a Jorge Fernández en LA NUEVA ESPAÑA, con motivo de la presentación de su libro "Mamá". En este exitoso trabajo, el autor argentino cuenta la historia de su madre, Carmina Díaz, que también era natural del Occidente. La mujer había nacido en la localidad belmontina de Almurfe y tuvo que emigrar sola, con la promesa incumplida de que la seguiría el resto de la familia.
Carmina y Marcial, que trabajó de camarero, se conocieron y enamoraron en Argentina, en concreto en el Club Cangas del Narcea y, en boca de su hijo, compartían "la vacuna para hacerse fuertes, sobrevivir y salir adelante".
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