La singular esquela de una asturiana que no quiere flores... pero sí que "tomen algo a su salud": así era Maruchi

"Más allá de la tristeza que sentimos, era una persona optimista, que sabía reirse, que no veía dificultades porque sabía que se podían superar", afirma su familia

La singular esquela de una asturiana que no quiere flores... pero sí que "tomen algo a su salud": así era Maruchi

A. M. Serrano / A. Domínguez

Ana M. Serrano

Ana M. Serrano

Covadonga Colubi recuerda a su madre y piensa en esa persona que siempre "tira hacia adelante", que "busca soluciones". Maruchi Cervero Vázquez, ovetense que pasó su vida en San Antolín de Ibias, falleció en Guadalajara a los 84 años. Su esquela es diferente. "Maruchi agradece que no llevéis flores y que os toméis algo a su salud", se detalla en el aviso que informa de su fallecimiento y de cómo la gente que lo desee puede despedirse de ella.

Su hija quiso darle esta último adiós escrito porque "más allá de la tristeza que sentimos, era una persona optimista, que sabía reirse, que no veía dificultades porque sabía que se podían superar". Además, con esta esquela aspira a decir de otra forma adiós a los seres queridos porque "la muerte forma parte de la vida".

En la peculiar esquela también hay una referencia a sus vecinos de San Antolín de Ibias. "Según sus últimos deseos, su último adiós será en esta tierra (San Antolín de Ibias) y con sus gentes que la acogieron con los brazos abiertos y que siempre quiso tanto".

Maruchi Cervero trabajó toda su vida en la asesoría de su marido. Sus problemas de salud, tras la muerte de su pareja, la obligaron a dejar San Antolín de Ibias para residir con uno de cinco hijos en Guadalajara. Sus cenizas llegarán a Ibias y hoy, sábado, a las 17.00 horas se celebrará una misa funeral en la iglesia de San Antolín.

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