José Antonio Lebredo innova en el campo de Coaña con un proyecto singular que apuesta por el agroturismo
Empezó plantando manzanos para sidra y la suya se convirtió en la primera pomarada adscrita a la Denominación de Origen Protegida "Sidra de Asturias", pero, con el tiempo, José Antonio Lebredo fue variando un negocio que ahora se enfoca al turismo: recibe visitas y vende productos elaborados con materias primas de la finca

Lebredo en su finca de Villacondide. / T. Cascudo
José Antonio Lebredo nació en Casa Zancao, en la parroquia de Villacondide, en lo alto del concejo de Coaña. Sus padres regentaron una pequeña ganadería en Chao de Cova, pero a él la vida le llevó por otro camino y no se planteó hacerse cargo del negocio familiar. Sin embargo, no perdió el apego al terruño y fue dando forma, casi sin querer, a lo que hoy es Agroturismo Lebredo, un proyecto que espera despegar este verano con visitas muy singulares a una explotación que conjuga la plantación de manzana, castaños y aguacates con la crianza de gochu asturcelta.
"Mis padres dejaron las vacas y yo acabé trabajando en una tienda de informática", cuenta con una sonrisa. Al final cogió el testigo de la tienda con un socio y durante veinte años se dedicó a este negocio, con un ojo puesto en el terreno familiar. En 1999 plantó su primera hectárea de manzano de sidra y fue poco a poco ampliándolo, al tiempo que buscaba asesoramiento para lograr la mejor producción de la pomarada.
Pomarada "exclusiva"
"Por aquí no había tradición, así que planté muchas variedades, hasta diecinueve, para ver cuál funcionaba mejor y amplié hasta las 3,5 hectáreas", relata, al tiempo que ofrece un dato curioso en una tierra poco sidrera como es el Occidente: la suya fue la primera pomarada que se inscribió en la Denominación de Origen Protegida (DOP) "Sidra de Asturias". "Tengo el número cuatro y los tres primeros eran lagares que tenían pomarada, la mía fue la primera pomarada exclusiva", relata. El proyecto resultó bien y llegó a tener un pico de producción de 75 toneladas de manzana.
Lebredo, inquieto y curioso por naturaleza, empezó a formarse y a buscar alternativas al uso de herbicidas y así acabó por adherirse al Consejo de Producción Agraria Ecológica del Principado (COPAE). Tras veinte años de experiencia empezaron los problemas, ya que detectó rata topo en la finca y ahí apostó por los cerdos. Los primeros cuatro (un macho y tres hembras) llegaron a su finca de Villacondide en 2004. "De aquella vendías un gocho y te pagaban 3,60 euros kilo en canal y el pienso estaba a 150 euros la tonelada", expone. Sin embargo, la carne se estancó, mientras que el precio del pienso se disparó hasta los 545 euros la tonelada.
La combinación entre el ganado y la pomarada (durante años vendió su producción a Sidra Menéndez) funcionó medianamente bien hasta que la pandemia y la Guerra de Ucrania lo trastocaron todo. "Dejó de ser rentable", añade. Y tocó volver a adaptarse. Lebredo decidió criar cochinillos para la venta directa a restaurantes y, ahora, cría para cebar.

Lebredo observa los animales. / T. Cascudo
En 2022 se enroló en el proyecto "Life Silfore: El silvopastoralismo en la zona atlántica-subatlántica de la península ibérica" cuyo objetivo es buscar fórmulas para reducir el riesgo de incendios. Su explotación es una de las dos demostrativas de Asturias, junto a otra que el Serida tiene en Illano. El Life Silfore llevó a Villacondide 25 machos de gocho que campan a sus anchas por una finca con espectaculares vistas de la costa. Además, en 2024 fueron los encargados de comer toda la manzana de la finca, ya que a la baja producción, se sumó el bajo precio de la manzana. "Sale más rentable que la coman los cerdos", opina.
Apuesta por los aguacates
Pero como Lebredo no es de los que saben parar, en 2022 puso en marcha otro proyecto en una finca próxima, en Porto. Allí innovó y apostó por los aguacates. Recibió una ayuda del Ceder Navia-Porcía y plantó dos hectáreas. Contaba con que la finca diese su primera producción a los cinco años, pero se adelantaron y en 2024 recogió 1,900 kilos, que vendió en la comarca a siete euros el kilo.
Y mientras recogía aguacates lanzó su proyecto de agroturismo, que espera potenciar este año. Por diez euros realiza un recorrido a su finca, explica su amplio proyecto, ya que también cuenta con castaños y setas entre otras variedades de frutales, y remata dando un pincho de embutido de gocho asturcelta de su explotación, sidra y zumo de manzana. "Lo hice de prueba y tuvo mucho éxito, así que, a la vista de la buena acogida, también espero poder vender directamente el embutido y el zumo de manzana a los visitantes", añade Lebredo esperanzado con un filón turístico que aprovecha también su cercanía al espectacular castro de Coaña. " A mí me gusta la vida rural y tranquila y estoy contento con este proyecto", señala.

Los animales de la finca de Lebredo. / T. Cascudo
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