Entrevista | Sergio Ramírez Escritor, premio Cervantes en 2017

“El país que uno deja atrás siempre hace falta, pero los exilios también son oportunidades”

“Nunca se habían editado tantos libros como ahora y España es un ejemplo; además, el siglo XXI es el momento de las mujeres en la literatura”

Sergio Ramírez en Vilavedelle (Castropol).

Sergio Ramírez en Vilavedelle (Castropol). / T. Cascudo

El escritor nicaragüense Sergio Ramírez está estos días en Castropol para impartir un curso sobre creación literaria. El premio Cervantes de 2017 visitó por primera vez la comarca del Eo invitado por la Casa de la Maestra, un centro de formación especialmente dirigido a docentes que abrió el año pasado en la pequeña localidad de Vilavedelle. Exiliado de Nicaragua por su oposición al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, Ramírez habla con LA NUEVA ESPAÑA de literatura, lengua y política.

-Imparte un curso de creación bajo el título “Mentira Verdadera”. ¿Se puede aprender a ser escritor?

-Un escritor no se hace en un taller, un escritor que tiene vocación, que tiene talento, se puede formar en un taller. La idea no es solo formar escritores, sino lectores. Es decir, provocar una sensibilidad por la literatura, sin la pretensión de ser un escritor profesional, sino de entenderse con el lenguaje. Me parece que un ser humano nunca está completo si no tiene un entendimiento familiar, si no se familiariza con la literatura, con la creación, con la invención.

-A la Casa de la Maestra vienen docentes a aprender a enseñar de otra manera. ¿Cómo se inculca el amor por la lectura en un mundo tan tecnológico?

-Creo que el libro se defiende muy bien. Nunca como ahora se están editando tantos libros. España es un ejemplo por la cantidad de títulos que aparecen todos los días impresos, no digitales. Hoy en día el mercado del libro digital se ha reducido mucho. En España es el 6% de todos los libros que se publican.

-Como creador ¿teme a la Inteligencia Artificial?

-No, yo creo que la inteligencia artificial es una herramienta, como cualquier otra tecnología y hay que saber usarla. Es como las redes sociales. Mucha gente le tiene miedo a las redes sociales porque sirven para difundir mentiras, pero también sirven para otras cosas. Es impresionante la cantidad de sitios culturales que hay en las redes sociales, que se usen es otra cosa. Nunca ha habido una oportunidad como esta para que la gente se forme. Hoy en día, en un lugar pequeño, es posible, con una par de ordenadores, tener una biblioteca infinita y sin necesidad de una inversión. Son las ventajas que tiene la civilización digital.

-Con 82 años ¿Se le pasa por la cabeza dejar de escribir?

-Sigo escribiendo a diario. Yo creo que mientras a uno le acompañe la memoria y la imaginación puede seguir escribiendo.

-¿Qué supuso en su carrera el premio Cervantes?

-Es una gran experiencia porque le abre a uno un mundo diferente, de conocimiento, de relaciones con la gente, con la cultura. Creo que la gran enseñanza del premio Cervantes, sobre todo, es que es un reto. No es un alto en el camino, o para decir, bueno, qué maravilla he ganado este premio, hasta aquí llego. Al contrario, yo creo que es un reto para seguir adelante.

-Decía antes que España vive un buen momento en creación literaria.

-Hay una multiplicación del número de escritores y de escritoras, sobre todo. Yo creo que el siglo XXI es el momento de las mujeres en la literatura, quizá porque hubo un muro de contención, pues en el siglo XX había pocas mujeres en los escaparates. Hoy en día abundan las mujeres en la literatura y me parece que este es un gran aporte porque llevan una experiencia literaria de un ángulo muy propio, muy distinto, con verdadero valor. No quiero decir que haya una literatura femenina y una literatura masculina porque la literatura, cuando tiene calidad, es una sola. El otro aporte que tiene la literatura española hoy en día es que es una literatura cada vez más híbrida, más comunicada con el mundo latinoamericano por la cantidad de escritores latinoamericanos que vivimos ahora en España. Creo que también este es otro fenómeno sin precedentes.

-¿Por qué es positivo?

-Esta lengua híbrida que se va nutriendo, la circulación de los libros que se multiplica en los dos lados del Atlántico… Y esto contribuye a que tengamos una cultura de la lengua mucho más vigorosa. Creo que es un gran momento y lo vimos con la presencia de España en la Feria del Libro de Guadalajara (México) con más de 300 escritores.

-Me decía antes que cada vez hay más escritores iberoamericanos en España. ¿Cómo vive en España? ¿Echa de menos su tierra?

-Claro, por supuesto. El país que uno deja atrás siempre hace falta, pero yo creo que los exilios también son oportunidades. Para un escritor vivir en un país como España tiene muchas ventajas. Es un gran mercado cultural. Uno puede aprovechar los espacios culturales para seguir aprendiendo.

-¿Cómo ve la situación de Nicaragua?

-Por el momento, desgraciadamente, no se prevé ningún cambio. Cuando una dictadura tan feroz enraíza en un país con instrumentos represivos de miedo, de silencio, no es fácil un cambio. Eso no quiere decir que no se vaya a dar.

-¿Tiene esperanza de poder volver?

-La esperanza nunca se pierde, decía mi abuela, es lo último que se pierde.

-¿En España se da demasiado por sentado la democracia y la libertad?

-El autoritarismo está desafiando a la democracia, golpeando duro y no en la oscuridad, sino a la luz pública. Es grave, es la gran crisis de este siglo y hay que enfrentarla con valentía, no se puede ceder terreno al autoritarismo dándose por vencido, hay que dar una batalla muy intensa por defender la democracia.

-¿Se hace lo suficiente?

- Creo que sí, hay mucha gente que está dando la batalla, una batalla que parece desigual, pero que se da tanto en Rusia como en Hungría o en otros países que tienden a ser modelos autoritarios. Creo que lo más peligroso de todo es que estos modelos autoritarios, en el pasado, se imponían por medio de golpes militares, pero, hoy en día, son modelos autoritarios electos por la gente.

-¿Qué le parece la vuelta de Trump?

-Desde el lugar que es la capital de la democracia mundial se está dando la legitimidad a un proyecto autoritario que crea miedo y crea sumisión.

-Fue vicepresidente de Nicaragua entre 1985 y 1990 ¿Echa algo de menos la política?

-No, la política como tal no la echo de menos, lo que me gustaría es que Nicaragua fuera un país democrático y poder vivir donde yo quisiera.

-De vuelta a la literatura ¿veremos pronto una nueva novela?

- Ojalá yo pudiera escribir una novela en tres meses, pero me lleva por lo menos año y medio de trabajo diario.

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