Armando Arredondas, el veigueño que lucha (y busca votos) para llevarse el prestigioso premio de Le Cordon Bleu

Estudiante del ciclo de cocina del instituto de Tapia, el joven plantea un plato con guiños a los productos asturianos: del chosco a la sidra

Armando Arredondas con su tutora, Patricia Suárez, con la Escuela de Hostelería, al fondo.

Armando Arredondas con su tutora, Patricia Suárez, con la Escuela de Hostelería, al fondo. / T. Cascudo

Tapia de Casariego

Armando Arredondas se recuerda de niño ayudando a su abuela María, natural de As Tingas (Taramundi), a cocinar. Hacían recetas sencillas, pero aquellos conocimientos quedaron en la memoria del joven veigueño que, años más tarde, se apuntó, sin mucho convencimiento, al ciclo de cocina del instituto Marqués de Casariego, de Tapia. Casi por casualidad, descubrió una profesión que le apasiona y ahora opta al prestigioso premio "Promesas de la Alta Cocina", que promueve la escuela Le Cordon Bleu Madrid.

"Tres amigos de Vegadeo decidimos matricularnos en el ciclo. Ellos me animaron, pero, al final, solo seguí yo. Me enganchó ver cómo puedes perfeccionar la técnica y desarrollar habilidades. Me motivó ver que tenía margen de mejora y veo la cocina como una manera de conectar con la gente, transmitir tu cariño, es bonito eso de cocinar para alguien", reflexiona el aún estudiante, que ya se ve dedicado a la cocina de manera profesional.

En medio de su formación, surgió la oportunidad de optar al premio "Promesas de la Alta Cocina", que busca "potenciar el talento de los futuros cocineros que están formándose en las escuelas de toda España". Para presentar la candidatura, el concurso exige ser menor de 25 años y estar en el último año de formación. Los aspirantes envían cartas de recomendación, su expediente y una carta de motivación con la que convencer al jurado. Arredondas lo hizo y se convirtió en uno de los cincuenta aspirantes.

Plato elaborado por el veigueño.

Plato elaborado por el veigueño. / R. T. C.

El jurado planteó a los jóvenes la realización de una receta "Conejo, râble relleno y zanahorias glaseadas". El modo de realización quedó al criterio de los seleccionados, que también debían realizar una salsa y otra guarnición de libre elección. Arredondas, con la ayuda de su tutora, Patricia Suárez, comenzó a darle vueltas a su proyecto. "Los concursos suponen mucho trabajo, horas extra, tanto para el alumno como para el profesor", apunta la docente, que da cuenta del esfuerzo que hay detrás de esta aventura.

El plato de Arredondas lleva por título "Râble esencia astur", ya que el râble está relleno al aroma de chosco de Tineo y espinacas y la salsa que acompaña al concejo está elaborada con queso Afuega'l Pitu blanco y sidra. La guarnición principal está elaborada con minizanahorias glaseadas y su gel y la segunda es un canelón de calabacín relleno de paté de conejo y patata duquesa. Por último, lleva una pata crujiente en costra de almendra. "Quería diferenciarme usando ingredientes regionales para darle valor a mi tierra", confiesa el estudiante, que pide apoyos para lograr un pase a la final.

Las votaciones para pasar a la siguiente fase están abiertas hasta el próximo 25 de febrero. Ese día se sabrá el nombre de los diez finalistas que pasan a la final de Madrid. Se juegan ser uno de los dos estudiantes becados para estudiar en Le Cordon Bleu Madrid.

Arredondas tiene claro que le haría ilusión llegar a Madrid, pero también está disfrutando del camino. "Este trabajo me sirve para evolucionar, es conocimiento que gano", cuenta el joven, de 18 años, convencido de que aunque no logre el premio se lleva mucho aprendizaje en la mochila.

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