Entrevista | EVA GONZÁLEZ Directora del instituto de enseñanza secundaria Galileo Galilei de Navia
Eva González, directora del instituto de Navia: "Tenemos reconocimiento y prestigio por el trabajo que venimos desarrollando desde hace años"
"Sería necesario que la oferta de los ciclos de formación profesional de la zona sea complementaria y que se centren en perfiles que satisfagan las demandas de nuestra industria"

Eva González en una de las estructuras, el tetraedro de Sierpinski, hecha con 2.187 latas por alumnos del instituto entre 2019 y 2020. / A. M. Serrano

Eva González es la directora del instituto de enseñanza secundaria Galileo Galilei de Navia desde el uno de julio de 2010. Aprobó las oposiciones en el año 2000 y cuenta por qué se interesó por la Educación con mayúsculas. Pocos saben que al finalizar sus estudios de Ciencias Empresariales y Económicas abrió en Luarca una academia junto a una compañera de Universidad. Descubrió un mundo nuevo: "Me gustaba mucho la enseñanza". Animada por su amiga, "preparé las oposiciones y aquí estoy, dedicándome a lo que me apasiona".
-El instituto de Navia crece en matrícula. Cuéntenos el secreto
-Yo creo que se debe en gran parte a la situación estratégica de Navia como motor industrial y económico del Occidente de Asturias. Contamos con empresas que atraen a gente de otros lugares. Y, por otro lado, a mi modo de ver y desde la humildad, el centro goza de un cierto reconocimiento y prestigio fruto del trabajo que venimos desarrollando desde hace años.
-¿Qué acciones llevan a cabo para atraer al alumnado?
-Acciones directas prácticamente ninguna. Lo que sí hacemos es exportar los proyectos que desarrollamos en el centro, todas las actuaciones encaminadas a la formación de nuestro alumnado. Sí es cierto que tenemos unos iconos que nos representan no solo en la comarca, sino a nivel regional y más allá. Es algo que nos hemos ido ganando. Digamos que estamos recogiendo el fruto de lo que hemos sembrado hace mucho tiempo.
-Se hace obligatorio preguntar por las necesidades.
-Imagino que esta es una de las preguntas más repetidas entre los directores de los centros. Opino que lo que más necesitamos son dos cosas. Parto de la base de que las ganas de trabajar ya las tenemos, obviamente. Pero lo que sí necesitaríamos es que la ratio fuese menor, ya que tenemos unidades muy numerosas, y eso yo creo que pasaría por la concesión de más unidades o más plantilla. Somos el centro con más matrícula de todo el Occidente y, sin embargo, en comparación con el resto de centros, la diferencia en cuanto a número de profesores no es relevante. Por otro lado, y también en relación con lo anterior, el otro punto débil es el espacio. Tenemos ya una ocupación de más del 90 por ciento. A veces nos cuesta sacar adelante los proyectos por este motivo.
-También es gustoso saber sus puntos fuertes.
-Respecto a los puntos fuertes, no los míos porque eso yo creo que los tendrían que valorar otras personas, pero sí que quiero hacer incidencia en las personas que me acompañan en esta aventura. Lo más importante es el equipo que me rodea, los que apostaron por mí desde el principio y lo hacen desde la generosidad. Son muy leales y me cuidan mucho, algo que desde luego es de agradecer porque este es un cargo que desgasta mucho tanto física como mentalmente. Son Julio, el jefe de estudios, que está en mi equipo casi desde el inicio de mi mandato, muy conocido en Navia porque también es el presidente del club de atletismo. También están las jefas de estudio adjuntas, Ana, profesora de Matemáticas, persona con la que comparto despacho, y Bea, profesora de Biología y que fue la última en incorporarse al equipo. Y en secretaría tenemos a Rosa, de Matemáticas, un genio de las cuentas. Ese es mi equipo directo, pero también tengo personas de confianza dentro del personal no docente. Por supuesto, otro de los puntos fuertes es la plantilla de profesorado. Es cierto que son más de setenta, cada uno con su forma de pensar, pero yo creo que la mayoría compartimos la idea de proyecto que comenzamos hace ya muchos años y todos trabajamos en el mismo sentido.
-¿Cree que los institutos de la comarca deberían trabajar más unidos?
-Todos los institutos de la comarca tenemos una excelente relación. Cuando nos necesitamos sabemos que podemos contar los unos con los otros. Tenemos un grupo de WhatsApp para cuestiones urgentes y son los primeros a quienes recurrimos para intercambiar opiniones o consultar dudas, quizá por aquello de que somos del Occidente. Intentamos hacer actuaciones conjuntas, evidentemente respetando la autonomía de los centros, ya que cada uno tiene su línea de trabajo y, hasta ahora, con un resultado muy positivo para el alumnado.
-En los últimos años, ha habido cambios en la Ley de educación. ¿Cuál es su punto de vista?
-Llevo tantos años aquí y hemos pasado por tantas leyes de educación que a veces pienso que es un proceso cíclico. Supongo que es parejo a los tiempos. Lo que sí creo es que supone una carga de trabajo extra para los centros y que se pierde un tiempo precioso adaptándonos a las nuevas normativas.
-La zona rural se queda casi sin estudiantes cuando cumplen 18 años. ¿Es casi una obligación tener más Formación Profesional en la comarca?
-Sí, es cierto. Yo misma lo experimenté en primera persona. Me crie en Brieves, un pueblo del concejo de Valdés. Probablemente, sería necesaria una reestructuración para que la oferta de los ciclos de formación profesional de la zona sea complementaria y sería positivo contar con ciclos formativos con perfiles que satisfagan las demandas de la industria de la comarca. De esa manera, evitaríamos que el alumnado que quiera cursar Formación Profesional tenga que desplazarse a la zona centro con el coste económico que ello supone para determinadas familias, llegando a ser en algunos casos inasumible.

Eva González en la entrada del instituto de Navia. / A. M. Serrano
-¿Qué cree que falla en la educación y qué cree que va bien?
-En la educación, al igual que en otros aspectos de la vida, a veces noto que hay una cierta distancia entre las personas que legislan y quienes tenemos que aplicar las leyes. Sería necesario que quienes redactan estas normas conociesen de primera mano la vida en los centros. El papel puede con todo, pero la realidad que nos encontramos es otra. Algo falla en ese sentido. Por otro lado, también creo que la autonomía de los centros, ese poder de gestión que en teoría tenemos, no es real. En ocasiones no se nos permite tomar decisiones que serían buenas para el colegio o instituto y sin coste para la administración. Entiendo que limitar esa gestión es un error. ¿Qué creo que va bien? En cierto modo creo que la institución en sí misma. Llegado el caso de situaciones como la pandemia no debemos olvidar cómo se adaptó el sistema en poco tiempo para poder continuar con la formación del alumnado. Creo que fue una actuación muy acertada y que pese a la percepción en ocasiones de que las cosas podrían hacerse de otra manera, la educación se va adaptando a las circunstancias y al ritmo de los tiempos en que vivimos.
-El instituto de Navia es "joven". Nació en 1992. ¿Cómo ha evolucionado?
-Prácticamente llevo toda mi vida laboral en este lugar y puedo decir que el instituto ha evolucionado a la par que los tiempos y a la población. Sabido es que hoy en día las familias tienen menos hijos. El centro en su momento pasó de los 1.000 alumnos y alumnas distribuidos en dos turnos, por la mañana la ESO y por la tarde Bachillerato y Formación Profesional. Es lo que yo viví a mi llegada. Ahora contamos con una matrícula de unos 650 alumnos y alumnas en un único turno de mañana. Quizá los mayores cambios son de tipo tecnológico. En los primeros años, la dotación de equipos era mínima. Existía una única aula de informática que era la joya de la corona. Hoy en día nos sobrepasan los equipos, contamos con varias aulas de informática, pizarras digitales y ordenadores en cada aula e incluso disponemos de ordenadores de préstamo para familias. En este sentido, sí que se ha hecho un gran esfuerzo desde la administración para que al alumnado no le falte nada. En definitiva, el instituto se ha ido adaptando a los tiempos que vivimos.
-Son pioneros en la organización de una Semana de la Ciencia con impacto regional. También de acciones teatrales novedosas. ¿Cómo se hace?
-Pues es muy sencillo. Diciendo que sí. Cuando tus compañeros te hacen una propuesta que sabes que va a salir de su tiempo libre, restando tiempo a sus propias familias, pues requiere de mucha dedicación, hay que implicarse sí o sí. Tenemos la suerte de que nuestros proyectos tienen un perfil muy diferente, pero, a pesar de ello, conseguimos la colaboración de casi la totalidad de la plantilla. Yo creo que ese es el atractivo porque incluso el profesorado interino, los que no son definitivos, que no conocen la dinámica del centro, se comprometen con alguno de los proyectos, incluso en varios, porque los proyectos son nuestra esencia. Por un lado, como bien dices, tenemos la Feria de la Ciencia, que cuenta además con un aula especial que se inauguró el curso pasado, y le estamos dando vida intentando “decorar” el centro exponiendo algunos de los trabajos en el exterior del mismo que llaman la atención de los viandantes que pasean por los alrededores. Tiene gran repercusión, no solo autonómica sino también en la comunidad vecina, y recibe más de 1.000 visitantes en cada edición y numerosos centros exponen aquí sus proyectos. Y, por otro lado, está el proyecto “Voces Compartidas”, que surge dentro de Bibliogalilei, otro proyecto conocido por todos, se trata de darle vida a la palabra. Surgió hace años y fue evolucionando. No tienen por qué estar los mejores, pero al final se convierten en los mejores. Es un proyecto muy trabajado con mucha dedicación del profesorado para sacarlo adelante. Se trabajan las competencias lingüísticas, algo poco habitual. Al igual que con la Feria de la Ciencia vienen todos los centros educativos de la zona a disfrutar de los recitales e incluso se exporta a algún instituto del centro de Asturias. Además de los dos proyectos estrella tenemos otros más que se van abriendo camino como por ejemplo Galiradio, la radio escolar, que también cuenta con un espacio específico y que tiene un proyecto interesante para los próximos cursos.
-¿Qué tiene Navia de especial y de qué carece?
-Lo que hace a Navia especial, y que a mí personalmente me cautivó, desde un punto de vista del paisaje es su entorno privilegiado, dar un paseo por la playa, por la ría… Desde el punto de vista industrial, como ya comenté anteriormente, tiene un atractivo tremendo. Y hay algo más especial si cabe, desde el punto de vista humano, y que yo valoro mucho, el respeto por los valores. Somos como una pequeña comunidad, nos conocemos todos y nos sentimos en un entorno seguro. Hay una familiaridad que hace de Navia una población especial, y cuando digo Navia me refiero a toda la caída del entorno, tanto la villa como los concejos limítrofes, Coaña y Villayón.
-¿Cómo observa a los alumnos y a las familias?
-Pienso que los alumnos cada vez son más inquietos. Las nuevas tecnologías y las redes sociales juegan en su contra. Merman su capacidad de concentración y les proporcionan informaciones sin filtro, lo cual me preocupa muchísimo. Desde la pandemia estamos observando que la salud psicológica del alumnado les está jugando malas pasadas en ocasiones. Hay mucha presión, mucha pérdida de control, dificultad para gestionar las emociones, y eso es un tema que a este equipo directivo y al claustro de profesorado nos preocupa mucho porque, a veces, no sabemos cómo gestionarlo por carecer de los conocimientos necesarios. Respecto a la implicación de las familias, hay de todo. En general son colaboradoras y la mayoría responden bien, aunque puntualmente encontramos conflictos y situaciones desagradables, como en todos los ámbitos de la vida, supongo.
-Imagine el instituto naviego del futuro. ¿Qué ve?
-Siendo un poco egoísta, me gustaría que el centro siguiese creciendo en la misma línea, pese a que entiendo que cada maestrillo tiene su librillo y que hay que respetar la forma de trabajo de quien esté al frente en cada momento. Pero sí me gustaría que se mantuviese la línea de actuación que se viene desarrollando desde hace años. Que se siga trabajando mucho, que la gente del entorno conozca lo que se hace aquí porque merece mucho la pena, que el profesorado y el alumnado venga con ilusión y que la comunidad educativa en su conjunto se sienta identificada con el centro, que sea para ellos una señal de identidad.
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