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La emotiva carta de despedida de la gerente de Fraternidad a su predecesora en el puesto: "Inés puso en marcha un proyecto que parecía imposible"

Mayca González Collado escribe unas líneas para despedir a la que fue impulsora y responsable durante cuarenta años de la asociación que trabaja desde Tapia para las personas con discapacidad de la comarca

Inés Fernández con una usuaria en una imagen tomada para el calendario de Fraternidad.

Inés Fernández con una usuaria en una imagen tomada para el calendario de Fraternidad. / Jaime F. Pola

Mayca G. Collado tomó en 2021 el relevo de Inés Fernández al frente de la asociación Fraternidad, entidad que gestiona el Centro de Apoyo a la Integración Villamil, en Serantes, y la residencia para personas con discapacidad de la capital tapiega. La gerente de la entidad ha escrito unas palabras de despedida y agradecimiento a Inés Fernández, que falleció este sábado, dejando un hondo pesar en toda la comarca.

En el Occidente asturiano de principios de los años ochenta, los recursos para las personas con discapacidad intelectual eran sencillamente inexistentes. Las familias apenas contaban con una pequeña ayuda económica y ningún apoyo especializado. Fue en ese escenario, en 1982, cuando Inés Fernández decidió emprender un camino que cambiaría para siempre la vida de decenas de personas.

Con un compañero maestro en paro, un pequeño grupo de personas con discapacidad y un modesto Seat 600, Inés puso en marcha un proyecto que parecía imposible: dar respuesta, con dignidad y derechos, a quienes hasta entonces habían sido invisibles. Así nació la Asociación Fraternidad.

Durante cuarenta años, Inés fue la gerente, pero sobre todo fue el alma de una entidad que creció paso a paso, abriendo sendas en un terreno árido. Donde no había nada, levantó un CAI (Centro de Apoyo a la Integración) en Villamil (Serantes) que hoy atiende a 60 personas. Donde solo había soledad y abandono, impulsó una residencia en Tapia de Casariego que acoge ya a 38 usuarios. Y donde había silencio, logró que se escuchara la voz de las familias y de las propias personas con discapacidad.

Su trayectoria no puede entenderse sin hablar de su carácter. Fuerte, valiente, adelantada a su tiempo, Inés se enfrentó a las dificultades con una mezcla de tenacidad y alegría. Peleó en un entorno en el que las palabras inclusión, derechos o participación ni siquiera estaban en el vocabulario cotidiano. Lo hizo convencida de que la dignidad no se negocia y de que cada persona merece oportunidades reales para vivir con plenitud. Gracias a ella, el Occidente asturiano comenzó a recorrer un camino que hoy nos parece irrenunciable. Los avances en discapacidad intelectual en las últimas cuatro décadas —el reconocimiento de derechos, la mejora en apoyos, la apuesta por la vida en comunidad— tienen también la huella de Inés. Su empeño local se sumó a una corriente más amplia que transformó servicios y mentalidades.

Hoy, Fraternidad es mucho más que un proyecto: es una casa, una comunidad y una familia. Y en cada paso que damos sigue estando ella. Su legado no es solo institucional, es profundamente humano. Nos enseñó que la vida se defiende con positividad, que los retos se afrontan con valentía y que lo verdaderamente importante es caminar juntos con determinación.

Como actual gerente de la Asociación Fraternidad, no puedo más que expresar mi gratitud. Inés confió en mí, me abrió las puertas de esta (su) casa, y me transmitió con pasión todo el gran potencial que esta entidad tiene. Su recuerdo permanecerá en cada persona a la que apoyamos, en cada familia que confía en nosotros y en cada profesional que continúa su tarea con responsabilidad y amor por el trabajo.

Fraternidad afronta hoy nuevos retos: seguir avanzando en la atención centrada en la persona, reforzar los apoyos en la comunidad, responder al envejecimiento de las personas con discapacidad intelectual y a las personas que presentan TEA, crecer en servicios y continuar siendo un motor de inclusión en nuestro territorio, entre muchos otros. En todos esos desafíos, estará siempre presente la inspiración de nuestra querida Inés, porque ella nos enseñó a no rendirnos, a encontrar soluciones y a soñar en grande.

Inés Fernández fue y será un referente. Una mujer que cambió la historia de nuestro territorio, que luchó por lo que entonces parecía imposible y que nos deja un legado inmenso. Su huella está en nuestra memoria, en nuestro corazón y en cada paso que damos hacia un futuro más justo e inclusivo.

Gracias y hasta siempre.

Mayca G. Collado

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