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El criadero de caniches con el que soñó Montse Prado está en Tapia: "No vendo un perro de la noche a la mañana, necesito saber dónde van a vivir y con quién"

"Este es un trabajo duro, pero muy gratificante. Dar un cachorro sano, juguetón y feliz es sentir que el trabajo está bien hecho", señala la empresaria, natural de Lugones

Montse Prado con dos de sus caniches.

Montse Prado con dos de sus caniches. / T. Cascudo

Tapia de Casariego

Montserrat Prado, natural de Lugones y vecina de Tapia, es una apasionada de los perros. Durante años soñó con crear un refugio para animales con problemas y acabó abriendo su propio criadero de caniches, el único del Occidente. Primero en La Rioja y ahora en Tapia, derrocha entrega por esta raza de perros y por un trabajo sacrificado, pero también muy agradecido. "Para ser criador se necesitan conocimientos y pasión por los perros. No contemplo la cría de otra manera, mi fórmula es la dedicación exclusiva, el amor y la pasión", señala desde su rincón tapiego, bautizado "Sueño Astur".

También utiliza el nombre de "Sueño Astur Caniches" en sus redes sociales, donde sus vídeos sobre la crianza gozan de mucho éxito. "Mi sueño era tener esto y llevo a Asturias en la sangre, por eso el nombre, y el logo es amarillo y azul como la bandera", relata desde su criadero. Prado cuenta con casi treinta años de experiencia en el cuidado y la atención de los perros, ya que todo comenzó en 1998 en Oviedo, donde abrió una tienda de animales. Después trabajó en varias clínicas como técnico auxiliar y también se formó en peluquería canina, por lo que te tiene una visión integral de lo que necesitan los perros.

Prado jugando con dos de sus caniches.

Prado jugando con dos de sus caniches. / T. Cascudo

Criadora atípica

Tras criar cocker un tiempo, decidió comprarse un caniche gigante, el "sueño de toda peluquera canina". Después de la hembra, su marido le regaló un macho y ahí empezó su relación con los caniches. Si bien el criadero está centrado en caniche enano y Toy. "Se podría decir que el caniche es el perro comodín porque se adapta a todo. Son totalmente terapéuticos, muy listos, dinámicos y perfectos para tener en pisos, por ejemplo, porque no sueltan pelo", señala Prado, que se define como una "criadora atípica".

"Criar es un trabajo duro, pero muy gratificante por tener la suerte de ver de cerca todo el proceso de crianza y también la cara de satisfacción de la persona que se lleva al animal. Dar un cachorro sano, juguetón y feliz es sentir que el trabajo está bien hecho", señala Prado, que advierte de las muchas estafas que rodean a la venta de cachorros. Asegura que su método está basado en "la crianza natural porque mis perros no se inseminan, ni se encierran, las hembras están en contacto con el macho y eligen y lo hacen muy bien, son selectivas". Su otro pilar es la transparencia: "Yo no voy a decir lo que el cliente quiere escuchar, es lo primero que les digo, yo no miento y creo en lo que hago, por eso, genero confianza".

La criadora mostrando uno de los bebés.

La criadora mostrando uno de los bebés. / T. Cascudo

Lista de espera de más de medio año

Sus reglas son estrictas. No da datos de tamaño del animal porque "no tengo una bolita de cristal" de cómo van a salir los perros, el primer contacto entre el cliente y el cachorro es por videollamada, no permite visitas al criadero y tampoco envía a los cachorros por transporte porque prefiere el contacto físico con la familia receptora. "No vendo un perro de la noche a la mañana, necesito saber dónde van a vivir y con quién. Me tomo tiempo para elegir a la familia ideal para el perro y no es la primera vez que devuelvo una reserva", señala. Aún así, su fórmula triunfa y tiene lista de espera de más de medio año. También ha creado una comunidad para seguir los pasos de cada uno de sus cachorros, dispersos por diferentes puntos de España y hasta en el extranjero. Muchos de ellos participaron el año pasado en su primera "Canichada", un singular encuentro con los dueños de sus animales.

Actualmente, Prado tiene quince perros, cuatro caniches gigantes castrados, un galgo afgano y diez caniches pequeños, que son los que crían. A ellos dedica su vida, "veinticuatro horas, siete días de la semana". Fomenta la crianza en manada, ya que no le gusta aislar a los animales y así, añade, los pequeños aprenden por imitación. "A partir de dos meses y medio están preparados para ir con una familia porque con este método están muy espabilados y a partir de esa edad demandan una atención individualizada que ya no puedo darles", señala.

Estimulación

Los cachorros nacen en casa y están sus primeros diez días de vida en una habitación paridera, con su madre y permanentente vigilados. Cuando tienen fuerza para salir pasan a un box intermedio con su mamá y, cuando empieza el destete, pasan al box de cachorros, manteniendo el contacto con su madre en las tomas y en el patio. Sus días pasan entre salidas al patio y a la zona verde de la casa, juegos y atenciones de todo tipo. "Estoy permanentemente con ellos, hago juegos de estimulación y no escatimo en recursos, ni atenciones", señala Prado, que defiende a capa y espada el trabajo del criador. Y añade: "La gente se cree que criar es tener un macho y una hembra, pero hay mucho conocimiento y entrega detrás". Montse lo demuestra día a día.

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