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María del Carmen Suárez, la premiada mujer de Navia a la que le gusta "ayudar a los demás"

María del Carmen Suárez, en Los Jardinillos de Navia.

María del Carmen Suárez, en Los Jardinillos de Navia. / Ana M. Serrano

Ana M. Serrano

Ana M. Serrano

Navia

La coañesa afincada en Navia desde hace 52 años, María del Carmen Suárez, es la Mujer Rural del año en Navia por su labor social. Extrovertida, alegre, nerviosa. Cuenta con 75 años, pero nadie lo diría. Este viernes recibirá de manos de la alcaldesa de Navia, Ana Isabel Fernández, un premio "que no esperaba, la verdad".

María del Carmen Suárez duda si conceder o no la entrevista. "Es que soy muy nerviosa", se justifica Pero pasados los días llega el sí. "Hablé con la familia y me animó". Natural de Ortiguera (Coaña), tiene esa vitalidad que pocas personas mantienen según pasan las primaveras. ¿El secreto? No lo hay. Y si lo hay "tiene que ver más conmigo que con los demás".

La premiada "Mujer del Año", en Navia, con la ría y Ortiguera al fondo.

La premiada "Mujer del Año", en Navia, con la ría y Ortiguera al fondo. / Ana M. Serrano

Porque María del Carmen Suárez está en simbiosisi con la sociedad. "Doy y ma dan", resume. Se dedicó a cuidar de sus hijos, hoy con 51 y 49 años, hasta que el último cumplió los 10 años. Entonces, empezó a estudiar eso que le gustaba. En resumen: ayuda a domicilio y auxiliar de enfermería. Con su alegría llenaba las aulas primero y, más tarde, las casas de las numerosas familias para las que trabajó.

Dar cariño y poner límites

Cuenta con detalle cómo ayudó a tanta gente: "Es importante saber estar, dar cariño y tener límites". Y con esa sonrisa que traspasó la frontera de Navia fue ganando amistades y también manteniendo cerca a personas que un día la llamarían para buscar ayuda a domicilio. "Yo no sabía lo que eran sábados o domingos libres porque el cuidado a las personas no para nunca", dice. Su marido, extrabajador de la antigua Ceasa, se acostumbró a aquel "ajetreo" de 'Maricarmen'. "Siempre estoy metida en algo", dice. Porque con la jubilación no llegó el parón. Todo lo contrario. Colabora con Cáritas, da catequesis ("soy muy creyente", advierte) y ayuda a mujeres, principalmente extranjeras, que buscan trabajo relacionado con los cuidados.

"Yo, cuando me llamó la alcaldesa, me llevé una gran sorpresa; estoy muy agradecida, a ella, y todo el Consejo de la Mujer", dice. Su trabajo con estas mujeres que desean ser contratadas para ofrecer los cuidados no está remunerado. "Lo hago porque me gusta ayudar", dice y repite un mantra varias veces durante la entrevista: "¿No te parece que deberíamos tratar a la gente como nos gustaría que nos trataran?".

"Maricarmen ayuda, si puede"

Ella ha dejado huella en muchos hogares del Occidente y por ello las familias la llaman. "Maricarmen, ya saben que ayuda si puede", apunta con su sempieterna sonrisa. Su teléfono no deja de sonar porque ella pone en contacto a personas y lo hace de forma altruista.

María del Carmen en la Dársena de Navia.

María del Carmen en la Dársena de Navia. / Ana M. Serrano

No sabe de dónde le llega esa vena. "Mira, yo creo que viví mi infancia en un pueblo donde todos nos ayudábamos", informa. Habla de Ortiguera. "Igual llevo eso dentro y no sé hacer otra cosa", apunta y se detiene a hablar de su familia. "Creo que soy alegre porque así era mi familia materna; de hecho, a mi abuelo, le llamaban 'El Alegre'". Tiene muchas amigas y es una persona "familiar y cariñosa". Le gusta cocinar y aspira a ayudar mientras pueda.

"Labor ingente" y vertebradora

Navia premia ahora su entrega por su  "labor ingente de ayuda desinteresada a todas las personas, destacando su profunda solidaridad y acción social". Por "buscar empleo y derivar a estas personas a las instituciones que pueden brindarles ayuda" y por ser, quizás sin saberlo, vertebradora del mundo rural, como señala la regidora naviega.

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