Confieso mi desconcierto ante las respuestas del Ministerio de Fomento a las preguntas planteadas sobre la autovía A-63 entre Oviedo y La Espina -aunque más pasmo causa que casi veinte años después de la inauguración del primer tramo estemos aun así-. La segunda calzada entre Salas y La Espina se da por amortizada, y se asume su continuidad (término un tanto frívolo) hacia Canero. Es el momento de que el Gobierno regional demuestre con un contundente puñetazo sobre la mesa, que el cacareado plan de desarrollo del suroccidente no es sólo de boquilla. Dejar este territorio aislado tras el desaguisado medioambiental generado es estulticia o muestra intereses inconfesables. Pero temo que con el guirigay del fracasado pacto regional en defensa de infraestructuras -el PP ni se molestó en acudir-, y con Javier Fernández dudando de la "garantía de receptividad" del Gobierno central (él sabrá mejor que nadie) acabaremos llegando en vehículo de tracción animal a Cangas del Narcea y Tineo.
