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Meditaciones desde Paraxes

Celsa Díaz

Un país para viejos

En 2007, el entonces presidente de nuestro maltrecho Paraíso Natural, Vicente Álvarez Areces, calificó la masiva emigración juvenil asturiana de "leyenda urbana". Una década después la cosa está más que apurada, y hasta los más recalcitrantes admiten que Asturias se despuebla y envejece sin remisión, siguiendo la estela de unas políticas viejunas que progresan al rebufo de lo inmediato y -como se evidencia en este caso- sin visión alguna de futuro, ni cercano ni lejano. Algunos de los que esta semana comparecían para anunciar el chiripitifláutico plan que frenará este erial demográfico ocupaban escaño cuando el señor Areces pronunció aquella desafortunada sentencia, pero no aprecié público sonrojo avergonzado en ninguno de ellos. Puede que ya sea tarde, al igual que para el suroccidente astur -también con su novedoso plan de desarrollo -donde, gracias en gran medida a las políticas hasta ahora adoptadas, "la leyenda" es encontrar un habitante o un metro cuadrado de tierra sin chamuscar.

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