Agradezco a LA NUEVA ESPAÑA, periódico que camina hacia su centenario con casi medio millón de lectores y es orgullo de los asturianos, que acoja esas líneas que hablan de una pequeña aldea asturiana del concejo de Valdés, habitada en la actualidad por cuarenta y nueve personas. Tuvo en tiempos casi doscientas, cuando se dedicaba a la agricultura y la ganadería de manera plena, siendo la base de su alimentación la muy sana harina de maíz, la patatas, unas fabas y algún "gochín".

Pequeña aldea valdesana, cortina, bañada por los río Esva y Mállene, muy truchero y salmonero en otro tiempo el primero de ellos cuando llenaba cestos y cambeiros y daba sustento a mucha gente. Bien lo recuerda el poético Esva, receptor del Mállene, antes de irse a la mar.

Junto al Mállene jugó de niño el cineasta Gil Parrondo. Nació aquí el periodista Eduardo G. Rico y aquí dejó sus versos más entrañables, Adela Rico.

Tuvo Cortina pista de baile (¡Ay!, Susana...). Tuvo chigres y comercios donde igual te vendían una escoba que unas madreñes. Y aquéllos caramelos... y el suministro.

Por Cortina pasó en primer lugar Federico Martín Bahamontes (dorsal 70) en su primera Vuelta a Asturias. Había llegado en bicicleta desde Toledo para disputarla y creo que ganó el premio de la Montaña.

Después de lo dicho, quiero referirme, de manera especial, al Parque de Cortina. Pedir, a quien corresponda, la finalización del mismo. Desde hace años se encuentra sin terminar por dos de sus lados, obra necesaria con la que ganaría en superficie y seguridad.

Realmente, no es mucho lo que falta por hacer en este recinto que alberga también las fiestas de Santiago Apóstol. Siempre se dice que no hay dinero y aquí se queda Cortina un tanto descolgada en comparación con otros pueblos cercanos. Y no lo decimos por envidia sino tratando de vender la desidia y el ahí te quedas. Algo parecido sucede con el estado de los caminos.

Insistimos. Es verdad que Cortina (Valdés) alberga en la actualidad cuarenta y nueve vecinos fijos, pro en los meses de verano puede superar el centenar, siendo alentador y casi milagroso ver jugar en este parque, alrededor de cuarenta niños. Sueñan ellos con reunirse aquí, donde el viento y la paz se dan cita, en este pequeño paraíso de bullicio y silencio, rincón de ensueño y verde como Cortina lo es y seguirá siendo en el futuro. Futuro de una infancia que juega, ríe y sueña. Cortina recibe a todos, ilusionada, sabedora de que tiene pocos habitantes pero muchos enamorados de su ser más íntimo y entrañable.

Con el paso de los años -la mar seguirá escuchándose, desde aquí, algunas veces-, también los niños tendrían que irse lejos a vivir, estudiar, trabajar y crear una familia.

Hoy por hoy, niñas y niños comparten aquí juegos, risas y palabras. Juegos inolvidables y palabras de honor.