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LA VENTANA

Reinventar el turismo

La insistencia en la salvación de la hostelería y sus consecuencias

La joven había hecho sus propios planes para este verano. Tendría su primer trabajo dentro de la amplia oferta que el sector de la hostelería dispone en la zona. Sucedió que su cántaro de ilusiones se rompió por la dichosa pandemia. Huelga decir que no es un caso único y que no afecta solo a uno o dos sectores de producción. Cierto es que el pinchazo sufrido por el turismo es global y solo unos pocos lograrán salvar la temporada.

Los sucesos de este accidentado año han puesto al descubierto que el turismo se muestra frágil ante las adversidades y que en territorios como el occidente de Asturias es fundamental no olvidar actividades tradicionales como la agricultura, la ganadería o la pesca. El turismo solo puede considerarse un complemento importante, pero nada más. A nuestra joven protagonista más le valdría apostar por otra opción.

No estará mal recordar que el turismo eclosiona en España hacia los años cincuenta. Los europeos descubren nuestro país y las divisas entran a raudales. Se inventó Benidorm, se inventó el turismo rural, el religioso, el cultural y hasta el de borrachera. No es que Asturias haya sido nunca puntera en este terreno, pero ha conseguido vender bien su singularidad.

Ahora hemos caído en un hoyo. Los extranjeros no viajan, los españoles poco y se nos pide que consumamos, que abarrotemos los bares y restaurantes, que hay que salvar el sector. Los alcaldes de nuestro entorno han actuado raudos en condonar tasas, en permitir terrazas aquí y allá. Se promociona un museo no para destacar el valor etnográfico de su contenido. Se exhibe un jardín no para aumentar los conocimientos en botánica. Se crea una feria no para fomentar productos autóctonos. Todo se hace para que repercuta en la hostelería. Parece como si existiese una presión insalvable por parte de los hosteleros y como si los políticos sintiesen pavor al púlpito de las barras.

Empecemos por admitir que contamos con una hostelería de dudosa calidad. Se ha comprobado en estos tiempos de adaptación al nuevo escenario a más de uno saltarse las normas sistemáticamente y hemos escuchado manifestaciones donde se daba a entender que lo único que importaba era hacer caja aun a riesgo de la salud de unos pocos.

Todos los intérpretes han de preguntarse por las consecuencias que tendrá en el mañana sus actos de hoy.

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