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El triste silencio

La reacción del PSOE a la agresión a un concejal del PP en Puerto de Vega

Ha pasado más de una semana desde la agresión que sufrió el concejal del PP de Navia Adolfo García "Curri", en la noche del día de Santiago, y la Federación Socialista Asturiana aún no se ha solidarizado con el agredido o con su familia, ni ha condenado los hechos ni, mucho menos, ha tomado decisión política alguna sobre lo ocurrido. Nada, solo silencio.

Tras el desafortunado encuentro con una concejala del PSOE de Coaña y su pareja, a Adolfo, que ahora lleva collarín, le han diagnosticado (se lo han diagnosticado los médicos, no el PP) contusiones en cabeza y rodilla izquierda, que con dolor espera una resonancia, e inflamación en el tendón de Aquiles. Todo apunta a que los daños que ha sufrido lo mantendrán de baja todo el mes de agosto, lo que supone la incapacidad para salir a faenar a la mar, con el consiguiente perjuicio económico.

La noche del 25 de julio, una noche de paseo por Puerto de Vega en familia, tuvo un fin totalmente inesperado. Adolfo y su mujer, embarazada, terminaron la velada en el hospital comarcal de Jarrio: él curando las heridas, ella con un ataque de ansiedad. Su hijo, de dos años, pasando la noche con sus abuelos.

La historia es más triste cuando uno analiza las razones por la que Adolfo y su familia fueron agredidos. Fue por una pancarta. Una pancarta que llevaba semanas colgada en la fachada de la Casa del Mar de Puerto de Vega y que fue colocada tras una concentración de los vecinos para reclamar la reapertura del centro de salud. "¡Reapertura del consultorio ya!", se puede leer en ella y, junto a la misma, se mantiene cerrada la puerta del consultorio. Nada del otro mundo, todo sea dicho, en Figueras cuelga otra similar también desde hace semanas y no andan mis vecinos a palos.

Es de suponer que el cabreo de los agresores no fue por el blanco de la pancarta o por el tipo de letra que se escogió para la misma. Todo parece indicar que el motivo por el que fue colocada y el hecho de que allí se quedase, manteniendo viva la reivindicación de los vecinos de Puerto de Vega en contra de la decisión del Gobierno autonómico de cerrar el consultorio, fue lo que calentaba y seguirá calentando, supongo, los ánimos de los protagonistas de este despropósito, impropio de los tiempos en los que vivimos. Hago esta suposición basándome en lo que cuenta el agredido, que entre golpe y golpe pudo escuchar en no pocas ocasiones que los palos venían por ser del PP.

Desde el PSOE solo se ha podido saber su opinión por boca de un poco acertado edil que ejerció de portavoz del socialismo coañés. Niega este la mayor en cuanto a la versión de Adolfo y descarta que haya habido violencia por parte de la concejala o su pareja. Incluso va más allá con esta versión, pretendiendo reducir a una mera trifulca de carácter personal lo ocurrido, y atribuye a Adolfo todo el comportamiento violento que allí tuvo lugar, añadiendo que "respondió de forma grosera a la solicitud educada" que le hizo la concejala socialista. Un ejercicio de descaro político como pocas veces estamos acostumbrados a ver en el occidente asturiano.

Sobre la violencia en política, precisamente, dijo este portavoz del PSOE de Coaña que "dicho sea de paso", la condena... Pues oiga, dicho sea de paso, también, yo animo a que, además de condenarla, no se practique, y así nos evitamos estos episodios.

Para el PSOE de Coaña lo ocurrido en la noche del 25 de julio parece que fue un misterio. Adolfo caminaba por la calle y llegó a casa con un cuadro médico de contusiones múltiples sin que hubiese ninguna violencia de por medio y, tal fue el asombro que produjo esto en su mujer, que terminó ingresada en el hospital con un ataque de ansiedad? En fin, ironías aparte, da vergüenza ajena tener que estar hablando de actitudes como estas en pleno 2020.

Pero más vergüenza da el silencio. El silencio impropio de un partido como es el PSOE, mayoritario en el mapa municipal de Asturias y que ostenta el Gobierno autonómico. Un silencio que es tan agudo que da grima y que encaja tan mal con el carácter que tenemos las gentes del Occidente que, a todos, indistintamente de nuestras preferencias políticas, nos chirría. Ni Adrián Barbón, secretario general de la FSA, ni ninguno de los diputados del Occidente, ni ningún otro cargo destacado del socialismo ha tenido la elegancia, la gallardía y el civismo de salir dando ánimo a Adolfo, aunque con la otra mano quisieran seguir manteniendo cautela sobre la autoría de la agresión...

Qué triste silencio, de los que no se olvidan.

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