Nos ha dejado (pues al filial cuidado no se le concede otorgar el don de la inmortalidad) un cangués de pura cepa, bueno entre los buenos, hijo y nieto de arrieros y comerciantes, trabajador incansable, gran conversador, con olfato innato para los negocios.
Con el orden por bandera y siempre con la recompensa que le otorgaba la sensación del deber cumplido, Paco, como le llamamos sus amigos, deja un importante legado empresarial, y sobre todo, un capital humano que heredarán a partes iguales, familiares, empleados y amigos.
Inicia el último de sus viajes alguien al que le gustaba preparar la ruta de forma minuciosa. A buen seguro no estarás solo, te acompañarán, entre susurro de habaneras, tu fe y el cariño de los que te conocimos.
Amante de la lectura y la poesía, recordabas tu estancia de internado en el Colegio Loyola, el servicio militar en Archivos, las vicisitudes de otros tiempos. Todos recordaremos tu paso por nuestras vidas con generosidad, altura de miras, siempre sin estridencias.
Un hombre familiar, con devoción por los tuyos. Único varón de tres hermanos, nacido en el seno de una familia de comerciantes, pronto tuviste que hacerte cargo del negocio dada la temprana ausencia de tu padre, el que fuera alcalde del Consilstorio cangués, José Flórez Sierra.
¡Cuántas veces miraste al cielo buscando su consejo! En memoria de él fundaste, junto a tu inseparable hermana Adela y tu cuñado Pepe, la empresa que hoy lleva por nombre los apellidos de tu padre. Tienda de ultramarinos, estación de servicio, talleres de neumáticos, fábrica de recauchutados, distribución de gasóleos, viñedos, inmobiliaria, alquileres turísticos ….Poco a poco fuiste creando empresa, adaptándola a los nuevos tiempos, con vocación occidental, "multiconcejal", (como irónicamente comentabas), aunque en honor a la verdad hayas conseguido presencia nacional. Cangas del Narcea, Salas, Sotrondio, Luarca y Siero son lugares en los que la firma tiene destacada presencia.
La vida en los negocios se escribe día a día y años más tarde fuiste tú el homenajeado por aquellos que bien te quieren y que decidieron bautizar con un rotundo Flórez Cosmen la empresa surgida de la escisión del original negocio familiar.
Llegó la merecida jubilación, te sentías bien representado y, sin descuidar tus obligaciones, te entregaste a disfrutar de la compañía de tu inseparable esposa Merce (Mercedes Álvarez Blanco), a ejercer de tesorero en la Peña la Forca, a deleitarnos con tus consejos y visión preclara de cuanto acontecía y a sorprendernos a todos por tu incansable voluntad de aprender.
Todo empieza y todo acaba, eras muy consciente de ello. Sirva esta carta que hoy todos suscribimos, para dejar constancia, no de nuestro adiós, sino de nuestro reconocimiento más sincero a lo vivido y aprendido a tu lado.
Después de tanto tiempo, me concedo tutearte: Que Dios te guarde, Paco.
