Opinión

graciano garcía

Tapia, gracias de corazón

Mi primer recuerdo de Tapia es la sonrisa de un niño. Esperaba a su madre en una silla de ruedas a la puerta de una tienda de comestibles. Todo lo que vino después fue tan bello y esperanzador como aquel encuentro.

Primero, el hallazgo de un terreno en venta lleno de zarzas al borde del acantilado; después, la construcción de una casa y las primeras conversaciones con la gente del pueblo; luego llegaron los primeros amigos, que lo siguen siendo, pero más hondos. En esa casa junto al mar recibo en verano a quienes no veo durante el año y presumo al enseñarles el paisaje y hablarles del alma del pueblo, donde fui acogido con tanto afecto y amistad.

Tapia me inspira y me anima a hacer cosas, a emprender. Allí, porque creo que no se puede vivir sin sueños y sin el ruido de las olas desvaneciéndose en el acantilado, escribí mis tres libros de poemas; allí se gestaron ideas para fortalecer a la Fundación Princesa de Asturias y sus Premios; allí nació otro gran proyecto, Asturias, Capital Mundial de la Poesía, porque estoy convencido de que nuestro primer deber es dejar un mundo mejor que el que nos hemos encontrado al llegar a él, y la Poesía es un medio fundamental para conseguirlo. Porque donde hay poesía no triunfa el mal. Y allí creé un personaje entrañable, inteligente y generador de sueños: la sirenina, que vive en el fondo de El Hórreo, donde cultiva rosas azules. La felicidad es para mí la alegría que siento cuando uno de mis nietos me dice: "Abuelo, ¿cuándo me llevas a Tapia?".

Me siento profundamente unido a este pueblo. Me gusta mucho cómo es, cómo son los tapiegos: solidarios, porque es cierto que allí nadie está solo en la adversidad. Su generosidad para con los demás me recuerda este precioso verso de José Hierro:

Mas de qué sirven nuestras vidas si no ayudan a otras vidas.

Me emociona su sencilla y auténtica devoción por la Virgen del Carmen; su unión en la dificultad, su histórico compromiso con el deporte, como el surf, una seña relevante de su identidad; el ejemplo de generaciones solidarias y entrañables de tapiegos que se ganaron la vida lejos, muy lejos, donde las olas son montañas, el viento ruge y el horizonte es infinito; sus bellísimas puestas de sol en verano; cómo conservan sus tradiciones; el secreto con el que guardan a la sirenina de El Hórreo; su compromiso con la educación y la cultura, que es donde está la verdadera dignidad.

Y agradezco a Tapia, y también a sus gentes, que sea el pueblo de nuestra región más comprometido con el gran sueño de hacer de Asturias, Capital Mundial de la Poesía, un proyecto histórico único en el mundo. Será una seña de identidad cultural de esta tierra, guiado por estos versos:

No renuncies a los sueños

por ser sueños.

Ese compromiso de Tapia con este proyecto quedará reflejado en lo que el alcalde ha decidido que se haga: el Rincón de la Poesía. Será un gran atractivo para los visitantes.

Al final de la tarde, ¿qué nos queda?, dice un bello poema.

Al final de la tarde

las rosas siguen lentas

abriéndose y cerrándose

sin caer aún en tierra.

Yo digo: quedan palabras de agradecimiento. Gracias al alcalde y a toda la corporación municipal que, por unanimidad, me han nombrado Hijo Adoptivo del concejo. Saben muy bien, como dice la Biblia, que todo tiene su momento y su tiempo bajo el cielo. Y que, como en la antigua Roma, no hay ningún viento favorable para quien no sabe a dónde va.

Gracias a la concejala de Cultura por su apoyo y, sobre todo, gracias desde el corazón a mis amigos del alma: Emilio Reiriz y Germanín Muiña, que hacen una generosa siembra de versos que permanecen todo el año donde han sido expuestos.

Habrá un tiempo en que toda Asturias siembre de poemas tierra y corazones. Entonces estaremos en la cumbre mundial de la cultura.

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