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Opinión

Tapia de Casariego

Todo para Tapia, pero sin Tapia

Sobre las nuevas inversiones portuarias en la villa

El Gobierno del Principado de Asturias acaba de anunciar una pequeña partida destinada a mejoras en el Puerto de Tapia de Casariego (también en el de Puerto Vega). Estamos muy cerca de las Elecciones Autonómicas y Generales, y ya se sabe que toca aparentar y recuperar votos. Es decir, lo normal en estos casos de parte de cualesquiera gobiernos de cualquier tendencia.

Lo que no tiene explicación alguna, y reconfirma el desprecio de nuestro Presidente Barbón hacia Tapia de Casariego (por más visitinas que nos haga de tapadillo cada 16 de julio); lo más inadmisible, reitero, es que hasta el propio alcalde tapiego después de haberse reunido con los responsables portuarios, desconozca de primera mano las obras que el Principado se propone. Todo parece evidenciar a primera vista, sin necesidad alguna de ser experto en puertos marineros, que el de Tapia precisa con urgencia las reparaciones que llevan demasiadas décadas pendientes.

Pero hay más. Nadie, ni siquiera el mejor de los ingenieros de caminos, canales y puertos, sabe más de muelles, vientos, marejadas, olas, corrientes, mares, y mareas, que los viejos marineros, en este caso los propios tapiegos. Es verdad que las obras que al parecer, solo al parecer, se propone el Gobierno del Principado de Asturias, no irán mucho más allá de la colocación de unos bloques de hormigón en defensa de los diques exteriores. Pero no menos cierto es que la casi desaparición del uso propiamente marinero del puerto de Tapia, sigue aconsejando su orientación hacia usos turísticos y de recreo. Es decir, los pantalanes en el muelle del Rocín, y la pendiente mejoría de su calado, continúan siendo una “fuga de divisas” en beneficio, otra vez, de Ribadeo.

Con todo, insisto, el “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, que fue el argumento del Despotismo (des)Ilustrado de hace más de dos siglos, no puede volver a ser el de una sociedad democrática y que tiene derecho a estar al día y reivindicar equipamientos con el mantenimiento consiguiente. Así pues, despreciar una vez más la sabiduría de los viejos lobos de mar de Tapia, sería otra vez (no la primera), volver a despilfarrar el erario y tirarlo por la borda. No estamos para ello.

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