Pedro Carreño, el que fuera editor y presentador de los Telediarios del fin de semana hasta la llegada a la dirección de Informativos de Begoña Alegría, ha pasado al Canal 24 Horas. Del mismo modo que su compañera Raquel Martínez. El pasado domingo, haciendo tiempo para el inicio de la Gala de los Óscar, encontré a Carreño presentado los boletines de noticias que cada media hora se emiten en el canal de información continua. Y en los titulares, al hablar de los actos protocolarios del Congreso Mobile que se celebra en Barcelona, se refirió al presidente de la Generalitat pronunciando la «g» igual que habría hecho si se refiriera a una «jeringuilla», a un «jerarquía» o a un «jerifalte». Hagan la prueba. Pronuncien en voz alta «jeneralitat'». Suena raro. «jeneralitat», «jeneralitat», «jeneralitat'».

De verdad que es extraño. Tan extraño como me sonaría «Jirona» por «Girona». Desconozco qué dirá el libro de estilo de la casa a propósito de este tipo de pronunciación de los términos escritos en las distintas lenguas del Estado. Pero lo cierto es que chirría a los oídos. Sobre todo, porque en el resto de medios, en informativos de todas las cadenas, en los debates, en los programas, en las tertulias, se ha normalizado la escucha del término en catalán. Mi conclusión es que ni tanto ni tan calvo. Las manifestaciones extemporáneas pueden ser igual de malas si se cometen por exceso como si se llega a ellas por defecto.

En mi ingenuidad, creí que Carreño había pronunciado «jeneralitat» por error o por simple desliz que cualquiera puede cometer ante un telepronter. Pero no. Constaté que en el desarrollo de la noticia insistió una y otra vez en su terminología. No sé hasta qué punto la anécdota que señalo puede tener importancia. Pero toda piedra hace pared. Y creo que a estas alturas el muro es demasiado grande como para ir añadiendo piedrecitas. Aunque Carreño lo hiciera sin intención.