Desde el primer contacto con la tiorba, Daniel Zapico supe que sería su instrumento para siempre. La profundidad en sus bajos y su sonido envolvente crean una atmósfera que le resulta mágica. El repertorio para tiorba no es demasiado amplio si se compara con sus contemporáneos como la guitarra o el laúd, sin embargo es muy interesante observar cómo se desarrolló y exploró en todas sus capacidades a lo largo de su breve existencia.