Con cinco nominaciones a los Oscars, 'Django desencadenado', de Quentin Tarantino, es una de las grandes favoritas de la gran gala del cine norteamericano. La cinta está inspirada en el 'spaghetti western' 'Django' (1966), dirigido por Sergio Corbucci y protagonizado por Franco Nero y, entre otros, por los actores españoles José Bódalo y Eduardo Fajardo.

Bódalo falleció en 1985, pero Fajardo vive, jubilado, en Almería. Él fue uno de los villanos de lujo del cine español. Tras una fructífera estancia en México, el actor gallego regresó a España en 1965 e inició una nueva etapa en su carrera profesional de la mano de los 'spaghetti western', subgénero cinematográfico que empezaba a ponerse de moda en aquellos años y en los que solía encarnar al malo de la película.

En 'Django', cinta de gran violencia que marcó un antes y un después en este tipo de película del Oeste, Fajardo interpreta al mayor Jackson, un fanático racista cercano al Ku Klux Klan. Como se ve, el racismo aparecía ya en la película que ha inspirado a Tarantino. "A veces te encasillan en un papel -señala el veterano actor - y después es difícil salir de ese registro. Pero también la configuración física te marca para un determinado personaje. Curiosamente, a mí lo que siempre me gustó fue hacer de galán cómico, pero me quedé en villano ¡qué le vamos a hacer!".

En la época de esplendor de los 'spaghetti western', Fajardo llegó a participar en 15 películas al año, en ocasiones en dos rodajes simultáneos. De ahí la cifra de 183 películas que le convierten en uno de los actores españoles más prolíficos junto con Fernando Sancho; en su caso, además, como coprotagonista en la mayor parte de las ocasiones.

El 'spaghetti western' triunfó en Europa en los años sesenta y setenta del pasado siglo, sobre todo gracias a las coproducciones hispano-italianas. "El número de 'spaghetti western' que se realizaba era tal -recuerda Fajardo- , que en unos años estaban rodando al mismo tiempo hasta once películas. Toda Almería era un plató. La mayoría de los actores vivían en el centro de la capital y no era difícil coger un autobús que no era el tuyo e ir al rodaje como todos los días. Tras el maquillaje y la espera te dabas cuenta: ¡Pero si este no es mi plató!".

La película que ha inspirado a Tarantino comienza con la presencia de un extraño personaje que arrastra un ataúd y dice llamarse Django (Franco Nero). En un desértico paraje de la frontera mexicana, Django rescata a una joven (Loredana Nusciak) que está siendo azotada por un grupo de hombres y descubre entonces que en la zona se enfrentan dos bandas rivales: la del mayor Jackson (Eduardo Fajardo) y la del general Hugo Rodríguez (José Bódalo), mexicano y revolucionario. Django combate contra los esbirros del mayor Jackson y se alía con el general mexicano para un golpe que les reportará mucho oro a ambos. Sin embargo, Django trata de quedarse con todo el oro, por lo que es perseguido, capturado y torturado por el general Rodríguez: las manos de Django quedan aplastadas por los cascos de los caballos que le pasan por encima. Posteriormente, Django tendrá que enfrentarse al mayor Jackson en un dramático duelo en un cementerio, con su pistola adaptada a sus manos aplastadas.

En 2007 se estrenó una versión japonesa de la película original, dirigida por Takashi Miike y titulada 'Sukiyaki Western Django'. Contaba con la colaboración de Quentin Tarantino, que siempre se ha declarado un amante del spaghetti western. En una reciente entrevista, negaba que sean películas de baja calidad: "Creo que su legitimidad está fuera de toda duda, a la misma altura que los grandes westerns americanos. De hecho, hasta me gustan más.", afirma.

Tarantino tenía en mente hacer un 'spaghetti western' desde hacía años, o, simplemente, una película del Oeste que tratara de esclavos y cazarrecompensas. "Pero no tenía historia, sólo un título del que estaba enamorado: 'Django desencadenado'", explicaba a Magazine el propio Tarantino, que se confiesa impresionado por 'Django', el viejo filme de Sergio Corbucci. "Pero no quería hacer un remake de aquella película protagonizada por Franco Nero, que realiza un cameo en mi filme. Sólo el título, ya digo. Hasta que en un día, en Japón, en la fase final de la promoción de 'Malditos bastardos' (su anterior filme), me compré un montón de bandas sonoras de 'spaghetti western' porque allí todavía son muy populares. Allí, en el hotel, disfrutando de esa música, se me ocurrió la primera escena, y luego la segunda, y así empezó".