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Tom Hollad: Entrevista al hombre que está detrás de "Noche de miedo" y "Muñeco diabólico"

"Hace 20 años, el cine de terror no era tan popular como es ahora. Es un género que ha explotado en popularidad y se ha atado fuertemente a la cultura popular"

Tom Holland.

“¿Qué hay en un nombre?”, se preguntaba William Shakespeare. A veces, para responder al bardo de Avon, lo que hay es la evidencia de una injusticia. De no haberse producido la misma, el joven actor que interpreta al superhéroe arácnido de Marvel en cierta lucrativa e interminable saga de películas multimillonarias probablemente tendría que haber usado un seudónimo por resultar su nombre real demasiado reconocible e identificado con otra persona.

Es lo que hubiese sucedido si se llamase Steven Spielberg o Quentin Tarantino. Pero llamarse Tom Holland, lamentablemente, no hace pensar de inmediato al público en la última persona célebre en compartir su nombre, que es quien nos ocupa. El Tom Holland con el que hemos tenido la oportunidad de hablar para este periódico no lanza redes, pero durante los años 80 y 90 firmó un puñado de títulos memorables dentro del género de terror. Aunque solo fuese por dos de ellas, Noche de miedo (Fright Night, 1985) y la inaugural Muñeco diabólico (Child’s Play, 1988), a la que siguió una larga serie de secuelas realizadas por otros directores, merecería un puesto de honor entre los maestros del género de la década de los 80.

Con motivo del 35 aniversario de la mencionada Noche de miedo, conversamos con el director sobre su terrorífica carrera.

Los comienzos de Holland en el género no tuvieron lugar en la silla de director sino en la mesa de guionista, creando los libretos de títulos tan apreciables como "Con la bestia dentro" (The Beast Within, Philippe Mora, 1982), y en especial Psicosis II: El regreso de Norman (Psycho II, Richard Franklin, 1983), que constituye toda una lección sobre cómo hacer una secuela fresca y original de un clásico sin limitarse a repetir lo ya hecho y logrando sorprender.

Los comienzos de Holland en el género no tuvieron lugar en la silla de director sino en la mesa de guionista, creando los libretos de títulos tan apreciables como Con la bestia dentro, y en especial Psicosis II: El regreso de Norman

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El cineasta no oculta lo orgulloso que se siente de este título mientras nos cuenta su historia: “Creo que en cierta manera Psicosis II: El regreso de Norman es mi mejor película aunque solo la escribí y no la dirigí. Con la bestia dentro salió y era de United artists, y salió mas o menos hacia el mismo momento que United Artists entro en bancarrota debido a la película de Michael Cimino que se pasó de presupuesto. Así que estuve un año sin trabajo, y finalmente me ofrecieron Psicosis II: El regreso de Norman, básicamente porque casi todo el resto de la gente en la ciudad lo había rechazado porque las secuelas no eran comunes entonces. Estamos hablando de 1982, y la idea de intentar hacer una secuela de lo que entonces ya se veía como un clásico del cine, se veía como suicidio creativo. Sabias que los críticos iban a estar mirando cada detalle, y que no iban a ser precisamente amistosos. Sabias que iban a decir cosas como ‘¡Cómo te atreves a hacer una secuela de un clásico como Psicosis!’".

"Así que yo estaba mortalmente asustado, pero al mismo tiempo era una oportunidad. Y cuando empezamos el director era Richard Franklin, que era un australiano, que ya no está con nosotros desafortunadamente, pero que era un estudioso de Alfred Hitchcock y que había atendido una conferencia en USC que había realizado Hitchcock sobre cómo dirigir películas, si te puedes imaginar eso, Hitchcock sentado en una clase delante de multitud de estudiantes de cine de USC. En aquel tiempo este tipo de cosas todavía no se hacían, en cierta manera fue el momento de crecimiento de la situación donde nos encontramos ahora", relata.

"Me gusta pensar que Psicosis II: El regreso de Norman funciona de las dos maneras, como una película de miedo pero también como una pieza dramática. Y funcionó"

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"En 1982, la comunicación aún era muy limitada y era también el comienzo de la televisión por cable. Casi hasta el principio de los años 80 solo teníamos 3 grandes cadenas de televisión, estoy seguro que en España era de la misma forma. Las opciones eran muy limitadas, así que Psicosis II: El regreso de Norman estaba pensada para ser una película que se estrenara directamente en cable, pero Richard y yo pensamos que la única manera que teníamos de que la película apareciera en cines era conseguir que Anthony Perkins dijera que sí y volviera a hacer el papel de Norman Bates. Así que tuve que escribir un guion que atrajera a los actores, un guion que supusiese un desafío y que supusiera un trabajo de actor tan interesante que Perkins lo viera y dijera que sí, que volvería a hacer el personaje. Así que probablemente trabajé más duro en el guion de Psicosis II: El regreso de Norman de lo que lo que hice en cualquiera de mis otros guiones. Porque el objetivo, junto con satisfacer los miedos y sustos del género de las películas, era ese. Y tienes que recordar que en aquel momento eran muy comunes los slashers, ya sabes, películas muy gráficas en el estilo de Viernes 13 o La noche de Halloween, ese era el tipo de películas que todo el mundo iba a ver. Así que tuve que pensar cómo asustar, pero también cómo tener un rol que supusiera un desafío para Tony Perkins", rememora.

"A mí me gusta pensar que Psicosis II: El regreso de Norman funciona de las dos maneras, como una película de miedo pero también como una pieza dramática. Y funcionó, y yo creo que los actores hicieron un trabajo increíble con el guion, Richard Franklin también hizo un gran trabajo con sus direcciones y la película resulto ser un gran éxito. Creo que la película fue nº1 en los rankings en América en el verano de 1982. Así que Psicosis II: El regreso de Norman realmente lanzo mi carrera y me dio las oportunidades que vinieron después. Como por ejemplo escribí una propuesta de Noche de miedo, y al estar el éxito de Psicosis II: El regreso de Norman tan reciente, tuve la oportunidad de insistir en dirigir la película además de escribirla”.

Tom Holland

Y con ese debut en la dirección, se estaba creando un clásico de culto, aunque seguramente por aquel entonces nadie lo sabía. Noche de miedo fue una cinta pionera que se adelantó en once años a Scream. Vigila quién llama (Scream, Wes Craven, 1996) en constituir una deconstrucción de los lugares comunes del género de terror bajo un prisma cargado de humor y autorreferencia, si bien en este caso no aplicada a los slashers sino el subgénero de vampiros. Holland nos habla del equilibrio que existe en la película entre los rasgos vampíricos tradicionales y la innovación. “Mantuve muchas características de los vampiros clásicos sin las que no serían vampiros sabes. Necesitan sangre humana, no pueden salir durante el día, todas esas cosas las normas del mundo. Pero en aquel momento Chris Sarandon tenía mucho estilo, atraía a las mujeres y por sus habilidades como vampiro sino porque vestía bien y tenía encanto y era sexy. Y pareció real, y en aquel momento los niños podían ver la película y decir que ese era el mundo real y del instituto. Y de repente conoces a este hombre mayor. Todo hombre joven ha estado preocupado en un momento de su vida que un hombre mayor que él va a aparecer y robarle su chica y en este caso el hombre mayor es realmente un vampiro. En su raíz, Noche de miedo es una idea graciosa. La idea de que un vampiro se mueva a la puerta de al lado y lo digas y nadie te crea es gracioso, te saca una sonrisa. Esos fueron todos los elementos que formaron parte de la película. Quien no quiere ver una historia como esta, quiere ver algo feliz. Sé que los finales oscuros se ponen y pasan de moda. Pero las películas son en cierta manera la forma de querer que se te cumpla un deseo, deseas que algo pase al menos en una película aunque eso no te pase nunca en la vida real y eso es Noche de miedo.

El cineasta se muestra emocionado con que la película haya alcanzado categoría de culto y sea recordada con cariño por tantos fans: “Hace 20 años, el cine de terror no era tan popular como es ahora. Es un género que ha explotado en popularidad y se ha atado fuertemente a la cultura popular. Así que estoy muy agradecido de que la gente aun recuerde la película tras 35 años, es algo que nunca se nos ocurrió que pasaría”.

Tom Holland y Chucky en Muñeco Diabólico

Tom Holland y Chucky en Muñeco Diabólico

De un clásico de auténtico culto al inicio de una franquicia que alcanzaría toda ella tal categoría, y que sigue produciendo secuelas y remakes: Chucky, el muñeco poseído por el espíritu de un asesino en serie, que se convirtió en tal vez el slasher mayoritario más insólito de los 80.

Tom Holland se retrotrae a los orígenes del título inaugural de 1988: “Nadie quería hacer Muñeco diabólico. En ese momento se la conocía como Blood Buddy, y todo el mundo la había rechazado. Yo intenté hacer que funcionara una vez y lo dejé, y luego me fui a hacer una película con Whoopi Goldberg. El guion no funcionaba, no me gusta hablar de esto mucho porque no me gusta hablar mal del trabajo de otros compañeros. Lo que hice fue.. Yo había visto Trilogía del terror, que era una serie en la televisión, eran cuatro historias cortas. En una de ellas, que creo que se llamaba Presa, había un pequeño muñeco de madera que cobraba vida y perseguía a la actriz Karen Black. Para hacer eso se puso la cámara en una tabla de skate y ese era el punto de vista del muñeco. Así que lo que vi en eso era que si podía crear secuencias en las que el muñeco estuviese persiguiendo personas, podía hacer que el guion funcionara. Lo que hice también fue crear a Charles Lee Ray, el ‘Estrangulador de Lakeshore’”.

Llama la atención que, a pesar de lo poco usual de su premisa, narrativamente Muñeco diabólico se desarrolla como un thriller policíaco. Holland nos ofrece su razonamiento tras esto: “Necesitaba una razón para que el asesino pusiera su alma en el muñeco y también necesitaba una razón para que fuera tras el niño en el tercer acto, y no había manera de que se me pudiera ocurrir una manera realista para eso. Era demasiado loco, así que use vudú y eso es ridículo también. Pero al mismo tiempo si tienes esto en tu película, y estas haciendo algo sobrenatural y tienes a uno de los personajes reconociendo ese hecho que es sobrenatural aunque sea ridículo, el público se ve representado, y una vez que eso está establecido el público lo va a aceptar, porque están dispuestos a creerlo más, ya que alguien se lo ha planteado realísticamente en la película. Me gusta cuando nadie te cree, cuando el personaje principal dice algo y nadie le cree porque están quitando espacios seguros de la trama, y eso te involucra como audiencia incluso más”.

Brad Dourif (Intérprete de Chucky) y Tom Holland en Muñeco Diabólico

Una vez entrada la década de los 90, la carrera de Holland entra en el terreno de las adaptaciones del muy rentable maestro del terror literario Stephen King. Lo hace con la televisiva Langoliers (The Langoliers, 1995), proyecto que distaba de ser desdeñable a pesar de que los nada logrados primitivos efectos CGI de su parte final ensombreciesen lo conseguido hasta ese momento. Holland insistiría en el universo de King un año después con Thinner (1996), que adaptaba la novela publicada originalmente en España como Maleficio, y firmada como Richard Bachman.

En esta ocasión, nuestro entrevistado tuvo que lidiar con la interferencia de los estudios, como tantas veces en Hollywood: “Bueno, yo tenia mucho mas humor incluido en esa película, y no fueron los productores, fue la compañía de producción, que creo que era Spelling International, pero Aaron Spelling ya no estaba en aquella época. Ellos tomaron la película y no la recortaron realmente, pero sacaron todas las bromas que pudieron de la película así que le quitaron toda la diversión y no sabían realmente lo que estaban haciendo”.

El final de Thinner presentaba una variación con respecto a su equivalente literario que lo hacía parcialmente menos oscuro, pero el público hubiese preferido un desenlace todavía más convencional, como recuerda Holland: “No sé por qué, esa película funcionó en los pases de prueba mejor que cualquiera otra de mis películas, la audiencia la siguió en todo momento, pero luego en los últimos tres o cuatro minutos se confundieron y no sabían realmente qué estaba pasando. No les gustó que Billy perdiera, no les gustó todo ese proceso de Billy perdiendo peso para que luego acabara mal. No les gustaba el final oscuro. Pero todo estaba en la novela que Stephen había escrito, pero creo que puedes tener a tu protagonista perder en un libro y no es tan peligroso como que pierda en una película. La audiencia estuvo con Billy en todo momento y querían que rompiera la maldición. Y cuando tras descubrir que su mujer le ponía los cuernos y pasarle a ella la maldición y pasársela también sin darse cuenta a su hija, la única persona que quería en el mundo, decide volver a ponérsela a sí mismo para salvar a su hija y eso es realmente un final oscuro. Y creo que la audiencia hubiese preferido que todo acabara bien”.

Como curiosidad, me permití preguntarle al director sobre una noticia que cierta revista de cine española publicó en los 90 presentándolo como verídico: según este medio, inicialmente el protagonista de Thinner iba a ser el cómico John Candy, protagonista de Solos con nuestro tío (Uncle Buck, John Hughes, 1989), el cual perdería peso de forma real a lo largo de la película. La respuesta de Holland dice mucho sobre el modo en el que se informa para sus publicaciones algún que otro medio: “Creo que eso fue un rumor, porque nunca lo he oído antes”.

Tom Holland y Roddy McDowall en Noche de Miedo

El cineasta no escatima palabras de admiración dedicadas al tan frecuentemente adaptado autor de Maine: “Stephen King fue actor tanto en Thinner como en Langoliers. Es un hombre increíble. Se mantuvo real, se mantuvo como un hombre regular de Bangor, Maine. No compro una mansión enorme y se mudó a Nueva York, se mantuvo en contacto con las experiencias que le hicieron creativo en el primer momento. Stephen es el vecino de al lado, sé que suena extraño pero él es un profesor de literatura de instituto y esa es la impresión que siempre me dio. Con la excepción, claro, de que es brillante, y tiene muchísimo talento. Sigo a día de hoy impresionado de todo lo que ha producido, cuántos libros e historias cortas ha escrito. Está felizmente casado y tiene unos valores familiares muy fuertes. Nunca te imaginarías que sea un escritor de novelas de terror, al menos no hasta que empezara a hablar y notaras su oscuro sentido de humor. Pero conociéndolo, es simplemente un profesor de instituto de Bangor, Maine. Nunca te imaginarias que él ha sido el embajador del género de terror por todo el mundo, y sinceramente no creo que este género fuese lo que es hoy en día sin el trabajo de Stephen King”.

Tom Holland y William Ragsdale en Noche de Miedo

Nuestra conversación con Tom Holland se cierra al manifestarnos cuáles son los títulos de su nunca justamente valorada carrera por los que le gustaría ser recordado, en lo cual parece coincidir con el sentimiento de los fans: “Psicosis II: El regreso de Norman, Noche de miedo y Muñeco diabólico. Creo, o tengo la sensación por la respuesta que he recibido, que Noche de miedo es la que va seguir creciendo y siendo popular. Y realmente esa película es un amor para mí”.

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