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Relaciones familiares

'100 días con la Tata': la súperabuela de Miguel Ángel Muñoz

Tras hacer de ella un fenómeno viral durante el confinamiento, el actor Miguel Ángel Muñoz convierte a la mujer que lo cuidó de niño en protagonista del documental que dirige

Una imagen de de la película 100 días con la Tata, de Miguel Ángel Muñoz.

Hace diez años, Miguel Ángel Muñoz decidió que quería hacer una película sobre su tata, Luisa Cantero. Se dio cuenta de que llegaría el día en el que no estarían juntos y quería homenajearla. Escribió un guion y comenzó a filmarla. Ese fue el germen de un proyecto que mutó hasta convertirse en algo completamente diferente. Llegó la pandemia, y el confinamiento y la relación entre ambos se hizo todavía más fuerte porque lo pasaron juntos. El actor fue realmente consciente de la fragilidad de una mujer de casi 95 años, hermana de su bisabuela, que necesitaba muchos cuidados, y él se esforzó al máximo por dárselos. Para entretenerla, creó un perfil en Instagram y comenzaron a hacer directos, primero invitando a la gente a que se quedara en casa, hasta que poco a poco la tata fue soltándose y trasmitiendo su vitalidad y su sentido del humor. Comenzó a acumular seguidores y se convirtió en un fenómeno viral. En un momento como el que se estaba viviendo, en el que los ancianos habían sido el sector de la sociedad más afectado, que una mujer de avanzada edad se convirtiera en el centro de la conversación de una manera tan positiva, constituyó un valioso mensaje. 

 “Habíamos pasado mucho tiempo escribiendo una historia para la tata, pero me di cuenta de que lo que estábamos pasando juntos era tan fuerte, que había que cambiar todo por completo y centrarla en esa experiencia durante el confinamiento”, cuenta Miguel Ángel Muñoz.

Así nació el documental '100 días con la Tata', en el que el actor, ahora también convertido en director, intenta plasmar su relación con esa mujer tan especial que lo ha acompañado y cuidado durante toda su vida y a la que él ahora se encarga de devolverle todo ese amor asistiéndola en todo momento. 

A lo largo de la película aparecen plasmados algunos aspectos que han tomado otra dimensión después de la pandemia, como el cuidado a los ancianos y la necesidad de atenderlos de la manera adecuada. “Me di cuenta de lo difícil que estaba siendo para las personas como mi tata ese momento tan terrible. Tenía auténtico pavor a que se contagiara. La pandemia nos ha puesto a todos en una situación muy límite, pero lo que ha pasado con las personas mayores ha sido tremendo”. 

Mensaje de esperanza

Muñoz reconoce que pasar esos 100 días con su tata le hicieron ser más consciente de las necesidades que puede tener un anciano y también de sus carencias. “No es que quisiera hacer una película para hablar de unos valores concretos, pero sí que ocurrió que, por el camino, se colaron temas fundamentales y muy profundos”. Para él, lo fundamental siempre fue situar a su tata en el centro del relato, porque ha sido uno de los pilares de su vida. También demostrar que no importa la edad a la hora de vivir momentos especiales. “Quería trasmitir un mensaje de esperanza, demostrar lo importantes que son las personas mayores, el bien que nos pueden hacer a los jóvenes y, por qué no, darles un reconocimiento. Mi tata nació en los años veinte, vivió la guerra, el hambre y las penurias, se pasó su juventud

Miguel Ángel Muñoz reconoce que no podría quedarse con nada concreto de todo lo que le ha enseñado su tata a lo largo de todos estos años. Pero sí que hay algo que le impresiona especialmente, y es la tranquilidad con la que acepta la muerte. “Ella está en paz con eso y también tiene una paciencia infinita, algo que me parece muy importante en estos tiempos de inmediatez”. 

Otro de los temas que aborda '100 días con la Tata' es el de la salud mental. Precisamente el documental empieza con una sesión de terapia en la que el propio Miguel Ángel expone sus miedos y el conflicto que planteará a continuación. “Siempre he intentado ser honesto en estas cuestiones y pienso que cuidarse a nivel psicológico es muy importante y necesario. Para mí la terapia es el gimnasio del alma”. 

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