La segunda teleserie creada por Nicolas Winding Refn, ‘Cowboy de Copenhague’, puede considerarse un conector entre las crudas intrigas criminales que dirigió al principio de su carrera, que componen la trilogía ‘Pusher’, y los hiperestilizados ‘neo-noirs’ -’Drive’ (2011), ‘Solo Dios perdona’ (2013), ‘The neon demon’ (2016)- que lo han confirmado como uno de los estetas más inconfundibles del cine actual. “Yo más bien diría que, si no hubiera hecho ‘Pusher’ hace 20 años y quisiera hacerla hoy, se parecería mucho a ‘Cowboy de Copenhague’”, comenta el director danés.

Mientras contemplan a un equipo de mujeres inicialmente atrapadas en una red de explotación sexual que emprenden un excitante viaje en busca de la liberación y la venganza, los seis episodios que componen la primera temporada de la serie -Refn asegura que habrá dos temporadas más, todas producidas por Netflix- ofrecen una estimulante mezcla de géneros como el ‘western’, el ‘thriller’, el cuento de hadas, el cine negro y las aventuras de superhéroes. “Creo que mis ficciones recrean los estados de ánimo que atravieso a lo largo de cada día”, explica el director. “Normalmente empieza como una película de terror, y luego puede convertirse en un relato de ciencia ficción; después, en cuanto una de mis hijas me echa una bronca, pasa a adquirir los contornos de un drama familiar, y por la tarde puede transformarse en puro suspense. El tono dramático de mi vida cambia de forma espontánea e imprevisible, y eso determina las historias que cuento”.