La reinvención de Pamela Anderson: "Me convertí en un personaje caricaturesco y sentí que no tenía salida"

La actriz canadiense se nutre de su turbulenta experiencia personal para interpretar en 'The last showgirl' a una bailarina de cabaret que se ve despreciada por la industria a causa de su edad

Pamela Anderson, en la última edición del Festival de San Sebastián, donde presentó 'The last showgirl'.

Pamela Anderson, en la última edición del Festival de San Sebastián, donde presentó 'The last showgirl'. / EFE

Nando Salvà

Durante mucho tiempo pareció que Pamela Anderson iba a permanecer de por vida atrapada entre los prejuicios que el imaginario colectivo había construido a su alrededor en base al desnudo que protagonizó para la revista 'Playboy' a los 22 años, su éxito posterior gracias a su participación en 110 episodios de la serie 'Los vigilantes de la playa' entre 1992 y 1997, su turbulento matrimonio con el rockero Tommy Lee y el vídeo sexual que ambos protagonizaron -y que les fue robado para su comercialización- y sus varios matrimonios y divorcios posteriores; en otras palabras, que iba a seguir siendo denigrada por la industria y por los medios, y obligada a aceptar las reglas de aquel juego para poder continuar trabajando. "Hace algunos años, al pensar en mi situación, me di cuenta de que me había convertido en un personaje caricaturesco y sentí que no tenía salida", recuerda la actriz ahora. "Era consciente de que había hecho muchas cosas mal y de que no había sido una buena persona, pero me había convertido en otra muy distinta y por eso me parecía injusto que el pasado siguiera persiguiéndome. Decidí que llevaría una vida hermosa a pesar de todo, aunque fuera dedicándome a hacer mermelada en mi casa".

De repente, de forma inesperada, Anderson logró dar un giro radical a su trayectoria profesional a una edad en la que ese tipo de reinvenciones suelen darse por imposibles. En abril de 2022, a punto de cumplir los 55, generó el entusiasmo de la crítica gracias a su participación en el montaje musical de 'Chicago' en Broadway. En enero de 2023 publicó un libro de memorias, 'Love, Pamela', que rápidamente se convirtió en superventas, y ese mismo mes estrenó en Netflix el documental 'Pamela Anderson: una historia de amor' -producido por su hijo Brandon Thomas Lee-, que posteriormente sería nominado a dos premios Emmy. Y después, mientras la prensa estadounidense se llenaba de artículos en los que se lamentaba que en su día hubiera sido tratada como un mero símbolo sexual y posteriormente menospreciada, la actriz dio el que quizá fuera el golpe de efecto más improbable de su carrera: su papel protagonista en 'The last showgirl', por el que fue aclamada en todo el mundo y nominada a numerosos galardones, entre ellos el Globo de Oro.

"Es lo más especial que me ha pasado en toda mi vida", asegura Anderson acerca del tercer largometraje dirigido por Gia Coppola -nieta de Francis Ford-, que ahora llega a España. "Siempre he sabido que era capaz de hacer mucho más frente a la cámara que lo que se me daba la oportunidad de demostrar, y sentí que tal vez esta sería mi única posibilidad de hacerlo".

Falta de oportunidades

En la película, concretamente, la canadiense encarna a una veterana bailarina de cabaret de Las Vegas que asiste impotente a la cancelación definitiva del espectáculo en el que ha trabajado durante cuatro décadas y que, mientras afronta la la difícil supervivencia en una industria que desprecia a las mujeres maduras, se ve obligada a cuestionarse las decisiones que tomó en el pasado en pos de su carrera, como el distanciamiento de su única hija. "Me parece una historia increíblemente relevante, porque la sociedad continúa limitando las oportunidades de la población femenina a través de sus prejuicios, y marginándonos cuando nos convertimos en madres o envejecemos", opina la actriz. "En todo caso, me identifico con mi personaje porque ella se niega a ejercer de víctima. Sigue siendo una mujer optimista y esperanzada pese a que la vida la ha golpeado muchas veces".

Pamela Anderson a ‘The last showgirl’

Pamela Anderson, en una imagen de 'The last showgirl' / ACN

Resulta inevitable encontrar paralelismos entre la trayectoria del personaje, que afronta su obsolescencia en una profesión centrada en la explotación de sus atributos físicos, y la seguida por Anderson desde que corría frente a una cámara babeante sobre la arena de 'Los vigilantes de la playa' hasta su reconversión pública en una mujer madura que se niega a ser esclava de los fantasiosos estándares de belleza que en su día se resignó a promocionar. "Para protagonizar 'The last showgirl' me nutrí de mis experiencias personales: mis matrimonios, mi relación con mis hijos, mi condición de mujer objeto en mi vida profesional y mi incapacidad para comprender cómo aquello afectaba a mi familia", confiesa. "Y por eso siento que, a través de la película, puedo inspirar a otras mujeres a que recuperen el control de su propio relato a pesar de todos los obstáculos y desafíos que la vida les pondrá delante".

Décadas perdidas

¿Se arrepiente Anderson de alguna de las decisiones que tomó en su juventud, y que marcaron su trayectoria? ¿Se reprocha algo? "Lo cierto es que siento que me he perdido décadas enteras de mi propia vida, porque decidí conformarme con lo que se me ofrecía a pesar de que en mi interior había una voz que me decía: 'Puedes hacer mucho más, ser mucho más'. Ojalá hubiera peleado más por convencer a los demás de que yo no era la persona que se empeñaban en ver en mí, pero no sabía muy bien lo que hacía", reconoce la actriz. "Yo era una chica de pueblo y cuando llegué a Hollywood no tenía ningún plan, así que me limité a tratar de salir adelante. En todo caso, lo que más me duele no es el trato que recibí de la industria sino, como digo, las consecuencias que aquello tuvo en mis seres queridos. Pero no me arrepiento".

Después de todo, añade, si ahora disfruta de su mejor momento es gracias a lo que hizo y a lo que le sucedió décadas atrás. "Si no hubiera acumulado todas esas vivencias, no habría podido interpretar a mi personaje en 'The last showgirl' como lo hice. He aprendido mucho; ya no soy aquella muchacha ingenua, sino una mujer mucho más sabia y resistente. Y he comprendido que tirar la toalla no es una opción, porque nunca es demasiado tarde. Hace poco pensé que probablemente me encontraba al final de mi camino y ahora resulta que esto es solo el principio y que, a mi edad, estoy empezando mi carrera de nuevo. Y no me voy a detener, así que cuidado conmigo".

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