Una de esas delicias que nos regala de cuando en cuando el cine argentino y que certifica el buen estado de forma de sus mejores cineastas, especialmente de un Gaston Duprat, responsable también del guion, que incluye en su filmografía títulos de la entidad de 'Yo presidente', 'El artista', 'Voy a comprar cigarrillos y vuelvo' y 'El hombre de al lado'. Aunque las ocho películas en las que colaboró como codirector Mariano Cohn tienen virtudes que lo situaron en un lugar privilegiado del cine argentino, nada en absoluto tienen que envidiarle las que ha realizado en solitario. El acierto esencial de 'Mi obra maestra' es que nace de un guion inteligente, rebosa imaginación y destila una profunda mala uva por boca de unos personajes impagables.

Ácida y con dosis de humor negro, su segunda mitad no tiene desperdicio. Con el añadido de que cuenta con la participación, por tratarse de una coproducción entre el país sudamericano y el nuestro, del actor español Raúl Arévalo que, aunque su personaje está más idealizado y es muy esquemático, encaja de lleno en el conjunto de la película.

Podríamos estar también ante una cinta policíaca, a través de un fraude en el mundo de las galerías de pintores realizado con ejemplar astucia y habilidad. Y es que la actitud de Arturo, un galerista que se ha hecho de oro manipulando el sector y efectuando negocios más que lucrativos, revela que, tras su fachada de hombre rico, intachable y con exquisitos modales, hay un delincuente de manos blancas que no ofende pero que puede arruinar o hacer millonario al artista más experimentado. Aquí cuenta con el beneplácito de Renzo, un pintor en baja que está al borde de la ruina y con tendencia al suicidio, a pesar de que sus cuadros se cotizan muy bien en el mercado. En las antípodas de estos tipos se encuentra Alex, un español que se mueve en otros ambientes, en concreto los de las ONG, que va a descubrir casi por casualidad el gran fraude que Arturo ha puesto en marcha para dar un golpe de mucha envergadura. Y como sabe hacer muy bien las cosas, se verá sin quererlo en una posición de privilegio. Lo que suscita entonces la película es una duda sobre el comportamiento del ser humano.