Calificación: **½ | Dirección: Dani de la Orden. | Guion: Olatz Arroyo, María Sánchez y Eric Navarro, basada en la película de 2017 Jour J, de Reem Kherici. | Fotografía: Chechu Graf. | Música: Zacarías M. de la Riva. | Intérpretes: Belén Cuesta, Alex García, Silvia Alonso, Mariam Hernández, Gracia Olayo, Adrián Lastra, Antonio Dechent, Salva Reina, Leo Harlem, Antonio Resines, Malena Alterio. | Duración: 100 minutos. | Nacionalidad: Española.

Parece designado a ocupar, desde la óptica de la dirección, el trono de rey de la comedia y buena prueba de ello es que no solo toda su obra gira alrededor de este género, sino que buena parte de los títulos más rentables del cine español de los últimos años llevan su rúbrica. El catalán Dani de la Orden se ha abierto un camino que puede consolidarse a corto plazo y que ha recogido la semilla, entre otros, de Barcelona. Noche de invierno, El pregón, El mejor verano de mi vida y Litus, que sin ser nada extraordinarios, sí han suscitado la sonrisa de un amplio sector de público. Es verdad que esta cinta no es lo mejor que ha hecho, pero está por encima del nivel habitual del producto made in Spain.

Lo más rentable de Hasta que la boda nos separe es el reparto, que demuestra conocer a fondo las claves de un relato desigual y un tanto forzado pero que provoca a veces la sonrisa. De la Orden se ha basado en una película francesa de 2017, Jour J, no estrenada en España, que dirigió Reem Kherici y que interpretó esta última con Nicolas Duvuchelle y Sylvie Testud, que ha sido objeto de una innegable transformación por parte de sus tres guionistas.

Aquí el escenario no es otro que la habitual empresa de planificación de matrimonios, con lógica inspiración en el cine de Hollywood. En una de ellas prestan sus servicios dos amigas, Marina e Irene, que no están atravesando sus mejores momentos. Pero el encuentro de la primera con Carlos en un enlace realmente disparatado y con cadáver incluido va a trastocar por completo su futuro.

En una labor encomiable, Belén Cuesta sabe adornar como se merece a una Marina que, paradójicamente, es una soltera irreductible que solo contempla el sexo como ocasión fugaz y sin compromiso. Carlos (Álex García) es de otra pasta y se enamora de ella la noche de autos, pese a estar prometido con una Alexia que le quiere locamente y cuyo padre es un constructor con un enorme capital.