La gran interpretación de Cate Blanchett en 'Mrs. America' ha hecho de Phyllis Schlafly uno de los personajes televisivos del año. Huele a Emmy. Pero no ha sido la única aparición en las series de televisión de esta temporada de la activista antifeminista y ultraconservadora. En un argumento que tenía lugar pocos años antes del inicio de 'Mrs. América', Schlafly tuvo otra opositora: 'La Maravillosa Mrs. Maisel'. Fue en el último tramo de la tercera temporada de la serie creada para Amazon Prime por Amy Sherman Palladino.

Eran aquellos episodios en los que la humorista interpretada por Rachel Brosnahan estaba de descanso en la exitosa gira que durante esta temporada había tenido como telonera de Shy Baldwin. Su agente Susie Mayerson (Alex Borstein) le ha conseguido unos cuantos trabajos haciendo cuñas de publicidad para la radio. Ahora una marca de jabones, luego un perfume, un refresco... Hasta que le plantean una cuña en directo por la radio de un texto poniendo en valor el ideario de Schlafly, anticomunista a ultranza y antisemita. Lo del antifeminismo vendría más tarde. El caso es que a Midge Maisel no le dan el texto que tiene que leer hasta pocos minutos antes del programa. En el aire y en riguroso directo, la humorista se niega a prestar su voz para semejante texto. "Esta mujer es un monstruo", dice para justificar su postura. Todo aquel que va a sustituirla en plena emisión para leer el texto se muestra también horrorizado con el mensaje.

En el mismo episodio, vemos la rebelión de otra de las artistas representadas por Susie, Sophie Lennon (Jane Lynch) y que es la némesis de la protagonista. Después de haber peleado por conseguir un papel dramático que la convierta en una actriz de prestigio, en media función Sophie cambia totalmente la obra para hacer exactamente el mismo papel cómico que la elevó a la fama. Se niega a salir de su zona de confort y elige lo que ya conoce.

El capítulo en cuestión sirve para poner en contraste las carreras de las dos artistas. El valor en alza y la estrella que ha empezado su declive. La rebelión de Midge es un acto de principios y compromiso de no manchar su imagen asociándola con determinadas ideologías. Lo de Sophie no deja de ser una rabieta casi infantil de alguien a quien se le ha permitido hacer lo que le daba la gana. Las causas que uno elige determinan su calidad humana, así como también sus enemigos.

Y es que la doble aparición esta temporada de la figura de Phyllis Schlafly la ha convertido en una de las villanas del año. Ella también eligió su propia causa. Así como en los años 50 y 60 su causa estaba con la persecución del comunismo, en los 70 convirtió en su meta el tratar de impedir que saliera adelante la Enmienda de Igualdad de Derechos (ERA), básicamente una reforma constitucional que pretendía implantar la igualdad entre hombres y mujeres. La revolución feminista a la que asistimos durante los últimos años ha conllevado un boom de heroínas en el campo de la ficción, pero también una revisión de la historia reciente. Porque Schlafly, que falleció en el año 2016, ha sido hasta hace poco una intelectual de referencia para parte de la derecha norteamericana. Llegó a hacer campaña por Donald Trump en las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos y él se refirió a ella como una 'heroína' el día que asistió a su funeral. Entre el argumentario de esta activista ultraconservadora estaba que con la enmienda a las mujeres se les obligaría a hacer el servicio militar y a combatir en la guerra del Vietnam, o que los baños iban a ser mixtos, entre otras lindezas.

La serie 'Mrs. América', que en España puede verse íntegra en HBO, se convierte no sólo en el relato de unos años clave en la lucha por los derechos de las mujeres, sino también en un recordatorio de dónde proceden las ideas de cada uno en el momento actual. Cate Blanchett evita interpretar a su personaje como alguien malvado y borda su trabajo. En ningún momento su personaje pierde la compostura y siempre aparece con una sonrisa en los labios, pero es una persona taimada, calculadora y cruel. Capaz de inventarse con total impunidad datos en mitad de un debate. Aunque con sus propias contradicciones, también es opositora de los derechos de los homosexuales, pese a que su hijo es gay. La lucha interna consiste en mimetizar el amor que siente por su hijo con sus creencias.

Los ocho episodios hacen un recorrido por una década de tramitación de la ERA y en los que conocemos a otras feministas de la época. Rose Byrne interpreta a la némesis de Schlafly, Gloria Steinem. Aunque la serie nos deja con las ganas de ver un duelo interpretativo entre Blanchet y Byrne en algún debate. No llegan a enfrentarse cara a cara en ningún momento, aunque tampoco se nota porque cuenta con un reparto de lujo que acercan al espectador a otras figuras cruciales de la época en el movimiento feminista. Cometen el error de subestimar a su oponente. La ERA nunca llegó a ver la luz y murió con la llegada de Ronald Reagan a la presidencia, una administración en la que la propia Schlafly aspiraba a algún alto cargo que cimentara su carrera. Pero al final fue víctima de la política que ella misma alentó.