La primera temporada de 30 monedas, la endemoniada serie de Álex de la Iglesia, ya ha arrancado en HBO. Restan siete de sus ocho capítulos cargados de misterio, acción, conspiraciones y presencias sobrenaturales que se adentran en una siniestra conspiración global para reunir las 30 monedas de plata por las que Judas vendió a Jesucristo. Una reliquia milenaria capaz de convertirse en una peligrosa fuente de poder que, en malévolas manos, podría suponer el triunfo del mal sobre las fuerzas del bien.

Precisamente sobre el bien y el mal, sobre Dios y el Diablo, reflexiona el cineasta bilbaíno en una entrevista concedida a CulturaOcio.com en la que invita al espectador a acercarse a su nueva creación huyendo de visiones maniqueas y entendiendo que luz y oscuridad son, precisamente, las dos caras de una misma moneda.

"Existe el bien y el mal, pero el cura (el personaje interpretado por Eduard Fernández) lucha contra esa visión maniquea y descubre que en el mal hay elementos de bien y que en el bien hay elementos malvados y que no existen el uno sin el otro", explica De la Iglesia que encuentra "apasionante" indagar en estas "fisuras dentro de la misma estructura lógica del cristianismo" y todo lo que deriva de ellas en la ficción.

La 'otra religión'

"De pronto descubre que los Evangelios son libros de magia, y que hay textos que le han prohibido por que contienen una información que no conviene ser trasmitida. Hay mucho del Caballo de Troya, del Doctor Jiménez del Oso, de ese pretérito misterioso", insiste. Y es que, entre creer en esos elementos con los que juega en la serie -exorcismos, reliquias de poder, monstruos, el mismísimo diablo...- y no creer, prefiere dejarse llevar por lo fantástico que es, realmente, su otra gran religión.

"Hay una frase en la serie que dice que creer es querer creer. Y yo quiero creer, 'I want to belive'... pero no en OVNIs sino en este sentido. La religión católica además de que está presente en mi vida desde el minuto uno, lo está en nuestra historia, en nuestras tradiciones y en nuestra manera de ver el mundo, sea eso para bien o para mal", afirma De la Iglesia que se define como creyente y católico.

"Igual que creo en la ficción, en el género fantástico, como una religión de la que no puedo desprenderme. Creo en Sitges como en un lugar sagrado. A mí me influye más la visión del cine de Carpenter y de Larry Cohen que muchas personas que he conocido. El capitán Hadoock es más importante en mi vida que muchas personas. Hay elementos de la ficción que han entrado en mi cabeza y la han poseído, la han dominado y ahora no me puedo despender de ello", concluye.