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'Los Bridgerton': ¿aceptaría España un Cid negro o magrebí?

La exitosa serie de Netflix es el mayor exponente hoy en día de la tendencia a subvertir los códigos raciales en la pantalla

Golda Rosheuvel, como la reina Charlotte en ’Los Bridgerton’.

Hace un año y medio, Netflix se marcó un tanto con 'Los Bridgerton', la traslación a la pequeña pantalla de las románticas novelas de época de Julia Quinn. La serie producida por la factoría de Shonda Rhimes no solo rompió audímetros, sino también esquemas al atreverse a introducir personajes negros entre la nobleza de la corte de la reina Charlotte e incluso darle estética afro a la monarca, a la que interpreta Golda Rosheuvel.

En esta segunda temporada irrumpen dos hermanas de origen indio en la sofisticada sociedad de la Regencia británica sin que nadie pestañee, porque su procedencia es irrelevante. Se trata solo de un intento más de Rhimes por normalizar algo que ya debería ser normal.

No es el primer título que ha subvertido el código racial establecido, pero sí el mayor exponente de hoy en día. Antes ya lo hicieron la Mary Jane de 'Spiderman' interpretada por Zendaya; la Ana Bolena negra de la serie homónima de HBO Max; el Macbeth al que dio vida Denzel Washington, que también fue Don Pedro de Aragón en la versión de Kenneth Branagh de 'Mucho ruido y pocas nueces'; el Lupin de la serie de Netflix; el dios nórdico que interpretó Idris Elba en 'Thor', o la traslación teatral de 'Harry Potter', con una Hermione de piel oscura, por poner solo unos ejemplos.

La polémica, no obstante, ha sido mayúscula en proyectos como la 'Sirenita' negra, que encarnará Halle Bailey, y con el elfo y la reina de los enanos a los que darán vida un actor portorriqueño y una actriz negra en la serie de 'El señor de los anillos' que estrenará Amazon Prime en septiembre. Pero ¿estamos ante una tendencia efectiva a la hora de dar visibilidad a la diversidad racial en la pantalla, o es contraproducente? ¿Va ligada a un verdadero compromiso social o solo es un lavado de cara por parte de la industria audiovisual

Los riesgos

Porque, como apunta el actor Armando Buika (cofundador de The Black View, asociación que aboga por una visibilidad sin estereotipos en la industria audiovisual y cultural española), esa "discriminación positiva también tiene sus riesgos". "¿Por qué hay que cambiarle el color de la piel a esos personajes y no se pueden crear nuevos? En la historia hay personajes negros superpotentes, así que no hay necesidad de alterar la historia. Igual que nos parecía mal que el mundo haya blanqueado la historia con personajes como Cleopatra, que no era precisamente tan blanca como Elisabeth Taylor, tampoco me parece bien que se haga lo contrario", justifica.

Adjoa Andoh y Simone Ashley, como Lady Danbury y Kate Sharma en 'Los Bridgerton'. HBO Max

La clave, según él, es que dentro de la industria haya voces racializadas que puedan crear historias propias. "Nosotros lo estamos haciendo y solo hace falta que haya productoras a las que les interese", reivindica el actor, que considera incluso contraproducente esta tendencia a transformar personajes blancos en negros porque "la presión y la resistencia que ejerce sobre la población que no está de acuerdo es mayor". Y habla de una tendencia que, desde The Black View, están constatando desde hace tiempo: que las grandes plataformas han incorporado departamentos específicos de diversidad e inclusión. "Pero cada vez que nos hemos reunido con alguno de estos grupos nos hemos dado cuenta que las personas que los dirigen son blancas. Difícilmente puedes entender de qué va esto si perteneces al lado de los privilegiados", resalta.

Nia, protagonista en Netflix

De todas formas, recuerda que el camino que queda por recorrer en España en el tema de la inclusión de actores de otros colores en la pequeña y la gran pantalla es largo. "El mosaico de culturas que es nuestro país, a día de hoy no se muestra en la ficción. Y ese paso hay que darlo ya", recalca, a la vez que destaca que se trata de "tender puentes, y no de construir muros" entre todos.

La cantante Nia, a la que no le dieron el papel protagonista del musical de Netflix 'Érase una vez.. pero ya no' por el color de su piel, sino por su talento, considera que es un acierto que se haya contado con actores negros en 'Los Bridgerton': "Estoy a favor, pese a que posiblemente en esa época no había gente negra en la alta sociedad, porque no está basada en hechos reales ni es histórica, con lo cual es más inclusiva y hace que la gente negra se sienta identificada".

Jodie Turner-Smith, en la serie 'Ana Bolena'. HBO Max

Esa es precisamente la diferencia: si hay personajes reales o no. Porque el debate se acrecienta aún más cuando en medio de la controversia están hombres y mujeres que sí que existieron. "Es importante que se reivindique el espacio de los afrodescendientes, pero cuando se trata de series históricas, se debería hacer desde la historicidad", recalca Sergio Bravo, asesor histórico de la serie de Amazon Prime 'El Cid'. "Es verdad que en el mundo anglosajón, sobre todo en Inglaterra, este tema no está generando demasiados problemas, pero aquí me costaría más verlo. En España se haría muy raro ver a El Cid negro, creo que el público no lo entendería", afirma.

Una provocación

En el mismo sentido se pronuncia Jordi Frades, director de Diagonal TV y productor de series como 'Isabel'. "¿Una Isabel la Católica negra? Sería una provocación, porque todos sabemos que no lo era y porque estamos haciendo un producto que, aunque hace muchísimas licencias, es una serie histórica", sostiene. "Steven Spielberg buscó que Daniel Day-Lewis se pareciera a Lincoln siguiendo un planteamiento historicista", recuerda. Pero cuando se trata de una serie que no es histórica, sino que sucede en un periodo histórico, la cosa cambia. "'Gambito de dama' es una serie de época con licencias estéticas como 'Los Bridgerton', porque todo el mundo busca la novedad y un punto transgresor. Aunque si poner a un personaje negro lo es, me parece que tenemos un problema", afirma.

Del mismo modo, opina que no se deben escribir personajes para personas negras -a no ser que sea un drama personal o conflicto que sufre una minoría racial-, sino que a la hora de hacer un 'casting' se ponga a un actor negro o asiático. "Eso es de una naturalización absoluta", insiste. Tampoco cree en una discriminación positiva, aunque "igual al principio sirva para que la gente se conciencie", admite. Porque en las series francesas y británicas es más habitual, "ya que también lo es encontrarse gente de procedencias diferentes en los puestos de trabajo". Y aquí no tanto. "Pero no elegirás a un actor por su color, sino porque te gusta. No hay que separar a la gente, ya que todos somos personas", añade.

Martins Imhangbe, en 'Los Bridgerton'. Netflix

La guineana Ludi Adelino, fundadora de Wylsum, que trabaja como técnica en sensibilización en la oenegé AIDA y colabora en Ràdio Rambles con el programa 'Herència africana', considera, en cambio, que es algo positivo. "Es importante cambiar el concepto de que cuando sale una persona negra en la pantalla sea representando el drama. Son inmigrantes, pobres... Y si es una mujer, está enfadada. A la mujer negra siempre se la representa como enfadada y no sé el motivo", confiesa. También considera importante crear referentes entre la comunidad africana. "Empezamos a categorizarnos como menos desde niños", lamenta. Incluso, si hace falta, con una reina negra. "Eso puede despertar curiosidad y una sensibilización que tarde o temprano dará sus frutos. Porque estamos hablando de crecer, de abrir la mente, permitir que no haya diferencias. El trasfondo es de un peso brutal", insiste.

La comunidad india, en cambio, aún no tienen mucha presencia en la ficción española, aunque sí en la americana: "Antes eran solo taxistas con turbante, porque allí había muchos. Pero en 'Castle' hay un policía informático y en una serie del Canal Disney+, un niño adoptado. Y ambos son muy inteligentes. Su imagen quizá está cambiando", explica Marta Marzal, presidenta del Indian Cultural Centre de Barcelona. La aristócrata de 'Los Bridgerton', una temporada nacida para triunfar mundialmente, supone un gran paso más.

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