Estreno de serie
Los casos del Departamento Q llegan a Netflix en versión del creador de 'Gambito de dama'
Scott Frank es cocreador y director en una rica adaptación situada en Escocia y brillantemente protagonizada por Matthew Goode ('Downton Abbey')

Matthew Goode (Carl Morck) en una imagen de 'Dept. Q'. / Netflix
Juan Manuel Freire
Tras algunos libros sin apenas eco, el escritor danés Jussi Adler-Olsen encontró un filón con la novela negra sobre casos sin resolver: aquellos que se propone iluminar el antiguo inspector de homicidios Carl Mørck al frente del Departamento Q, un castigo administrativo convertido, al final, en una forma de redención y de resurrección. Esos más de 30 millones de libros vendidos certifican la popularidad de una saga inevitablemente adaptada a la pantalla, primero en forma de largometrajes daneses y ahora como la serie 'Dept. Q' (Netflix), de producción británica pero cocreada y dirigida por el estadounidense Scott Frank, prolífico guionista de Hollywood (a veces sin acreditar, como arreglador en la sombra) y creador de 'Gambito de dama'.
Traslado a Escocia
Frank se hizo con los derechos de la saga para la tele estadounidense en 2013, es decir, el mismo año en que se estrenó 'Misericordia', primera de una serie de adaptaciones locales para cine que no agradaron a Adler-Olsen, convencido de que una novela de 500 páginas no podía resumirse en dos horas (o menos: 96 concisos minutos duraba la primera película). Según explicó en una entrevista al experto en novela negra Barry Forshaw ese mismo año, le hacía más gracia la idea de una serie. 'Dept. Q' parece su sueño hecho (tardíamente) realidad: la fundacional 'La mujer que arañaba las paredes' (2007) convertida en nueve horas de drama criminal absorbente.
Pero a Adler-Olsen no le gustaron tampoco los cambios a personajes e historias en las primeras traslaciones al cine –celebró la remodelación del reparto a partir de la quinta, 'El efecto Marcus', con nuevo productor al frente–, y no sabemos qué pensará de una serie que traslada la acción a Edimburgo y se toma serias libertades a niveles tanto argumentales como estructurales. Matthew Goode está indiscutible como el comisario Carl Morck, tan eficiente en su trabajo como inútil en las relaciones sociales. Solo sabe ser amable con su antiguo compañero James Hardy (Jamie Sives), en parte por sentimiento de culpa: quedó paralítico después de que Morck se lo llevara a una escena del crimen donde no debían estar y se produjera un misterioso tiroteo donde otro agente perdió la vida.
Cuando vuelve de su baja, Morck es elegido por la comisaria jefe Moira Jacobson (Kate Dickie, una entre las muchas estrellas escocesas de la serie) para liderar el nuevo departamento de casos abiertos del título, básicamente un ardid publicitario para buscar titulares llamativos y desviar la atención de los fracasos de una fuerza policial sin recursos. Casi sin quererlo o creerlo, nuestro héroe empieza a sentirse intrigado por el caso de Merritt Lingard (Chloe Pirrie, vista en 'Gambito de dama' como madre biológica de Beth), una fiscal (no, como en el libro, joven promesa de la política) que desapareció durante un viaje en Ferry, según cierta teoría porque su hermano William (Tom Bulpett), una persona con discapacidad, la tiró por la borda. En busca de la verdad, acaba armando a su alrededor una brillante banda de inadaptados que incluye a su asistente Akram (Alexej Manvelov), un refugiado sirio de pasado opaco, y la perspicaz agente Rose Dickson (Leah Byrne), que había sido relegada a un trabajo de escritorio tras una crisis mental en su primer año de trabajo.
Cerca de 'Slow horses'
'Dept. Q' es una adaptación tan inteligente y rica como cabe esperar de Frank, creador televisivo conocido por situarnos en las historias sin prisa, sin apremio efectista, y que ya tiene experiencia trasladando imaginarios establecidos a nuevos paisajes: en la reciente 'Monsieur Spade', disponible en Filmin, se llevó al mítico detective Sam Spade de San Francisco al idílico pueblo francés de Bouzouls.
Su maestría a la hora de escribir diálogos ingeniosos hace que esta primera temporada recuerde menos a la solemne 'Misericordia' que a 'Slow horses', otra serie protagonizada por un brillante misántropo (el espía Jackson Lamb, encarnado por Gary Oldman) relegado a funciones por debajo de sus talentos. Goode comparte charlas de nivel, sobre todo, con su nueva terapeuta, la Dra. Rachel Irving, interpretada por una Kelly Macdonald con acento escocés menos exuberante que en 'Line of duty'. Los nostálgicos de 'Trainspotting' están de enhorabuena: también aparece Shirley Henderson como Claire Marsh, perspicaz cuidadora del hermano de Merritt.
Si esta temporada tiene el éxito merecido, Frank podría adaptar hasta otros diez libros, el último de ellos ('Las almas muertas no cantan') escrito por Adler-Olsen en colaboración con Line Holm y Stine Bolther, a quienes parece haber cedido las riendas de la saga después de ser diagnosticado con un cáncer terminal.
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