En España todos los 28 de abril se celebra el «Día internacional de la seguridad y salud en el trabajo», como consecuencia de una orden ministerial aprobada a propuesta de la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, en la que participamos la Administración General del Estado, las comunidades autónomas, los sindicatos y los empresarios.

Me parece muy acertada y positiva la elección de una fecha para concienciar sobre la existencia del grave problema de los accidentes laborales, pero creo que, en este sentido, 28 de abril deberían ser todos los días del año. Cada día empresas y trabajadores tendríamos que tener la suficiente mentalidad preventiva para realizar nuestro trabajo de forma segura, utilizando las medidas y útiles más adecuados, sin tener que recapacitar de manera específica sobre ello. Cada día nos debería conducir a empresarios y trabajadores a mejorar el conocimiento, las habilidades y las técnicas que permitan conseguir entornos de trabajo más seguros.

La sensibilidad hacia todos los aspectos relacionados con la seguridad y salud laboral y la preocupación por unas cifras de siniestralidad que no terminan de ser las que todos quisiéramos son cada vez mayores entre el colectivo empresarial y el resto de instituciones y organismos relacionados con la prevención de riesgos. Aunque siguen produciéndose accidentes, no es menos cierto que la tendencia observada en los últimos años en Asturias es de continuo descenso del índice de incidencia, parámetro que, de forma más objetiva que el número absoluto de siniestros, relaciona el número de accidentes con los trabajadores en activo. Así, por fin, en el año 2005 nuestra región consiguió converger con la media nacional, aunque lógicamente no debemos conformarnos con haber alcanzado al resto de comunidades autónomas, sino que ahora el esfuerzo debe ser, si cabe, mayor para seguir reduciendo la siniestralidad.

Prueba de este esfuerzo por parte de todos es el capítulo específico sobre salud laboral y prevención de riesgos, incluido dentro del Acuerdo para el Desarrollo Económico, la Competitividad y el Empleo 2004-2007 (ADECE), que supone un compromiso de lucha conjunta contra la siniestralidad laboral entre Administración, sindicatos y la propia Federación Asturiana de Empresarios.

El ADECE, en su parte dedicada a la prevención de riesgos, es un acuerdo pionero y sin precedentes en el resto del país. Su vigencia finaliza este año y, por tanto, será el momento de hacer balance y analizar si las medidas contempladas y puestas en marcha entre todos han contribuido al objetivo de mejorar nuestros índices de siniestralidad y conseguir una mejor situación a finales de 2007 que la que teníamos en 2004.

Mención especial dentro de dichas actuaciones merece el plan Renove, incluido en este capítulo sobre seguridad y salud a propuesta de FADE. Este plan de renovación de equipos y maquinaria, cuyo objetivo es el de conseguir que el equipamiento de nuestras empresas se encuentre conforme a la numerosa legislación existente y sea un equipamiento seguro para los trabajadores, ha sido utilizado de forma creciente por las empresas desde el año 2004, a pesar de las numerosas trabas y limitaciones -sobre todo de tipo burocrático y administrativo- con las que han contado las diferentes convocatorias publicadas.

Otra de las importantes medidas acordadas en el ADECE fue la creación de los delegados territoriales de prevención. Esta figura, en la que Asturias también fue pionera -con el precedente de los equipos de prevención-, tiene como objetivo asesorar e informar a las empresas en esta materia. La particularidad es que los delegados actúan en pareja, siendo un miembro representante de la patronal y otro de los sindicatos. Es importante señalar que su trabajo pretende ser de ayuda a la empresa, y en ningún caso tienen ni ánimo ni capacidad inspectora o sancionadora. Tras las visitas de los equipos a lo largo de ya casi ocho años, hemos podido constatar la evolución positiva de la situación preventiva de las empresas asturianas, principalmente pymes.

En el ámbito de los riesgos laborales, uno de los principales problemas es la escasa cultura preventiva existente en nuestro país. Para que esto deje de ser así, debemos empezar por inculcar a las próximas generaciones, desde edades muy tempranas, la importancia de la prevención, con especial atención a los jóvenes que se incorporarán al mercado laboral. Por ello, consideramos que es imprescindible fomentar la prevención cuanto antes, incluso desde la edad escolar.

En Asturias, además, contamos con un organismo autónomo como es el Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales, que debe velar por la ejecución de cuantas actuaciones se crean necesarias para favorecer el descenso de la siniestralidad laboral. En los órganos de gobierno del instituto participamos, a partes iguales, la Administración, los sindicatos y los empresarios, ya que su composición es tripartita y paritaria. Precisamente, esta composición confiere el mismo grado de responsabilidad y compromiso a todas las partes. De ahí el esfuerzo de FADE para que todas las políticas y actuaciones que se acuerden tengan la mejor de las repercusiones y favorezcan la adopción de medidas preventivas en nuestras empresas.

Por otro lado, desde el propio Gobierno central, se pretende poner en marcha una estrategia nacional sobre seguridad y salud para varios años, entre cuyas iniciativas se encuentran muchas de las actuaciones y acuerdos que ya tenemos en Asturias. Por citar algún ejemplo, tendríamos el caso del propio plan Renove, o el de la figura de nuestros delegados territoriales de prevención, que en el documento nacional reciben el nombre de delegados sectoriales. Además, incluye muchas medidas muy interesantes para las pymes de cara a simplificar y facilitar la integración de la prevención en este tipo de empresas.

Sin embargo, también recoge otras cuestiones que, lejos del ámbito de la prevención, parecen pretender un mayor intervencionismo en la empresa y en su organización por la parte sindical, con la que los empresarios en absoluto estamos de acuerdo, porque pensamos que su objetivo no es, sin duda, la prevención de riesgos y la reducción de las tasas de siniestralidad. Actualmente se está produciendo una fase de negociación entre empresarios y sindicatos de los aspectos más conflictivos. Esperemos que por el bien de todos impere finalmente la razón y se llegue a un acuerdo sobre unas medidas que realmente tengan que ver y afecten a la mejora de la seguridad en las empresas.

En nuestro propósito de liderar al empresariado asturiano en su buen hacer para conseguir reducir los accidentes laborales, la Federación Asturiana de Empresarios está poniendo todo su empeño desde hace varios años y, desde luego, lo vamos a seguir haciendo. No pretendemos que desaparezca el 28 de abril como día señalado para intensificar la actuación de difusión y divulgación de las buenas prácticas preventivas, pero sí nos gustaría contribuir a eliminar la fecha en que recordamos que en nuestra región y en nuestro país se produce un elevado número de accidentes laborales. Ello sería señal de que estamos en el camino de «un 28 de abril, 365 días al año».

Severino García Vigón es presidente de la Federación Asturiana de Empresarios.