Gracias a sus entusiastas organizadores, miembros del «Coro San Andrés» y del «Cuarteto Torner», así como al señor alcalde y a los concejales que con él integran la Corporación municipal de San Martín, por su expresión de afecto y reconocimiento para Melchor Fernández Díaz. De estos últimos, nos permitimos solicitar se le asigne, como señal de plena gratitud, una plaza o calle pública del concejo con su nombre. Ello, sin duda, será la expresión pública y plena del criterio valorativo de Melchor por quienes ostentan la legítima representación del vecindario. Así, nos expresamos en esa ocasión con toda sinceridad, de igual modo que en su momento nos opusimos tenaz y frontalmente a la idea de que alguien foráneo y de ocasional relieve político quedara con su nombre en el frontal del Instituto de Enseñanza Media de El Entrego. Creemos haber acertado con nuestro rechazo.

Por el contrario, Melchor, además de amigo y vecino, tiene méritos suficientes para ello. Siempre sus artículos periodísticos fueron expresivos de informaciones y opiniones de manifiesta calidad. Analizó, enjuició y defendió las actividades artísticas, culturales y deportivas asturianas y, de modo particular, las de las Cuencas. Su quehacer diario siempre estuvo presidido por su inmenso amor a estas tierras esquilmadas; jamás tedioso ni retórico, siempre se expresó de forma clara, sucinta, amena, sustanciosa y ponderada, sin empleo de expresiones ácidas, grandilocuentes, alejadas de toda ligereza y frivolidad.

Asumió Melchor, cuantas veces tuvo ocasión de hacerlo, la defensa de nuestras Cuencas y de sus gentes; sufriendo, sin duda, por el declive anunciado y próxima muerte de la minería del carbón. Y, lector amigo, no lo dudes: Melchor, inteligente y oportuno, a buen seguro que estuvo en la base de la decisión tomada por los rectores de LA NUEVA ESPAÑA de impulsar la edición del periódico de las Cuencas para convertirla en la voz de estos territorios mineros, conscientes de que ello habría de suponer para todos nosotros indudables beneficios. A la vez que contribuyó a consolidar el rango y prestigio del que disfruta LA NUEVA ESPAÑA, desde la que me permito felicitar a este singular periodista y a su familia por haber triunfado profesionalmente, agradeciendo a las asociaciones privadas citadas al comienzo y a nuestro Ayuntamiento por ofrecer el premio, merecido, a este excelente y famoso convecino.

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José Antonio Fernández-Carabín y González es abogado