Isabel la Católica, estando embarazada, dirigió sus ejércitos desde el mismo frente en la decisiva toma de Granada, así que ZP va dado si pretende impresionarnos con un curso de feminismo acelerado al poner a Karma Chacón, también en estado de buena esperanza, al frente de Defensa.

La reina, cinco siglos antes que la Ministra y no en un cómodo despacho, sino en un puesto de mando avanzado. Y ganando la batalla, porque, si se viese en algo así la eco-socio-pacifista catalana, seguro que dialogaba y dialogaba y dialogaba con Boabdil y a estas horas Andalucía oriental aún estaría a merced de los burkas, las mutilaciones sexuales y las lapidaciones de adúlteras. Ah, y en vez del cuadro «La rendición de Granada», de Francisco Pradilla, con el caudillo moro entregando las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos, expenderían un hiperboloide superheterodino -realizado mismamente por los «partners» del «cluster» de la Laboral- con la Ministra y un ayatolá jugando a la Alianza de Civilizaciones.

¿Y qué me dicen del nuevo departamento de Igualdad? Cuenta, dicen, la corta edad de la titular, así que acabarán nombrando a infantes de 0 a 3 años para el «Ministerio de Ternuras». La igualdad se conjuga con la libertad; si ZP y la joven ministra quieren más igualdad, temo que pretendan recortar la libertad.

En fin, lo del Ministerio de Innovación es desternillante y se veía venir, porque hace un par de semanas presentaron la Isla de la Innovación de Avilés -dentro del Oscar Mayer- y, en tal fantasioso montaje, destacaban los Cubos de la Innovación, tal como entendían los regímenes soviéticos la creatividad: metían a los artistas en unos cajones y, hala, como gallinas ponedoras a dar frutos y, si no, se cortaba la comida.

Mejor no seguir, seguro que está a punto de aparecer algún sesudo comentarista diciendo que, encima, hay que darles los dichosos cien días de cortesía.

(Para la terapia de esta semana se recomienda vivamente «Nones», de Berio).