El Gobierno central está manejando unas «directrices de ubicación geográfica de la generación eléctrica» que pone en jaque al Principado, y, en su costa, al «polo energético» en que se desea convertir el puerto de El Musel, regasificadora incluida.

Dicho brevemente, tales directrices exponen el criterio de que los centros de producción de electricidad se sitúen lo más cerca posible de los lugares de consumo, para evitar las pérdidas de energía en largas líneas de transporte.

En consecuencia, dice el Gobierno que hay que montar centrales al lado de núcleos deficitarios, y ellos están en Madrid, Andalucía, Comunidad Valenciana, Cataluña y Cantabria.

Dado que Asturias confía en la construcción de más de 20 parque eólicos y de unos 8 grupos de 400 megavatios mediante ciclos combinados (centrales de gas natural nutrido desde El Musel), puede deducirse fácilmente que las directrices no serán puñalada de pícaro.

Pero esto no es nuevo. Varios estudios de la Comisión Nacional de Energía vienen apuntando hacia lo mismo desde hace años, incluidas varias pegas a la regasificadora museliana. Dichas pegas no datan solamente de la época del ministro Rato, sino de hace dos o tres años. A ver si va a suceder que Rato no le doraba la píldora a Asturias por motivos serios.

Sin embargo, pese a esas advertencias de carácter técnico, ciertos pasos y propagandas políticas han seguido alimentando las expectativas de una Asturias rica y exportadora de producción energética.

Ahora, el toro habrá que lidiarlo con el nuevo ministro del ramo, Sebastián, de modo que permanecemos a la expectativa de la primera entrevista que mantenga con el presidente Álvarez Areces, a ver si se aclara esto de las directrices de ubicación geográfica y del polo energético gijonés.