-...Bueno, y hasta aquí esta somera disertación acerca de mi libro.

-¡Bravo, bravo!

-En fin... No sé si queréis comentar algo...

-¡Bravo, bravo!

-...Alguna duda, algún matiz...

-¡Acojonante! ¡Yes el mejor!

-Mamá, por favor...

-La oda a la tu prima ye lo máximo, José Luis.

-Mamá...

-¿Y el canto a la utopía? Eso ye pa echa-y de comer aparte.

-¿Alguna pregunta?

-Reflejes como nadie la realidad circundante: lo místico y lo onírico, el amor desgarrador por el voleivol...

-¡Mamá, por favor!

-Yes whitmaniano, quevedesco, manriqueño...

-¡¡¡Mamá!!!

-¡El putu amu! ¡Tiéneslo tó!

-¿Quieres dejar que hablen los demás?

-¿Pero quién, fíu? Si no vino ni Dios...

-Ése... ese señor...

-Déjalu, probe. Durmiose cuantayá.

-Ah.

-Empezó a apigazar con lo de las tardes errantes y digo: ésti no llega al final...

-Ah.

-No te vengas abajo, José Luis. ¡Tuviste espectacular!

-Vale ya, mamá.

-¿Quies que llame al bedel pa que venga a facer bultu?

-Mamá...

-Tú tas ahí por méritos propios, ¿oíste? No-y debes nada a nadie. Pero, claro, cómo no tienes padrín...

-No empieces ya.

-¡Manda-y los poemas a García Martín!

-Mamá...

-Tienes que movete, Josín. Habla con Paco García, que te haga un monográfico o algo...

-Anda, vamos pa casa.

-Tienes mucho talento, José Luis. Tenías que tar en la TPA.

-Por favor, mamá...

-¿Quies que hable yo con Ornia? Ahí tienen sensibilidad cultural.

-Vale ya.

-No te desanimes, ¿oíste? ¡Taba poco anunciao! Esto de los libros...

-Anda, vamos.

-Lo tuyo ye el verso libre, lléveslo dentro, mamástelo de pequeñu.

-Gracias por su asistencia.

-Tienes un orbe poéticu tan profundo, tan radical, que igual te llamen pa la Laboral...

-Despierta a ese señor, mamá.

-Meca, ye verdá. Y tú recoge el libru.

-Sí. Que tenemos que marchar...

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